La mayoría de las condiciones degenerativas de la Columna Vertebral, que se relacionan
con el paso del tiempo, cuando dan síntomas, suelen manifestarse en forma de dolor. Las
hernias de disco o los canales estrechos (acumulaciones de picos de loro), comprimen
estructuras nerviosas y generan la molestia. Otras veces, el síntoma es por fatiga muscular
o por inestabilidad, es decir, la incapacidad para mantener la alineación entre las
vértebras ante cargas fisiológicas de trabajo, por sólo nombrar algunos ejemplo.
Todo en el universo busca el equilibrio. En el ser humano, esto implica encontrar un
estado de menor consumo energético, protegiendo al mismo tiempo las estructuras
vitales. La columna vertebral debe evitar el daño de la medula espinal y los nervios, con el
menor gasto de energía posible. Esta tarea para nada sencilla, la desarrolla enfrentando la
demanda mecánica que implica estar parados, ante la acción permanente de la gravedad.
Además, tienen influencia negativa, los hábitos de vida no saludables de las sociedades
modernas que promueven el sobrepeso, pérdida de tejido muscular (sarcopenia) y la
mayor expectativa de vida de la población. Todo se transforma en un combo perfecto que
conspira contra el tan necesario equilibrio.
El musculo es la herramienta más valiosa que tiene nuestro cuerpo para cuidar al disco
intervertebral y el hueso, durante el proceso de transmisión de cargas. Algunas posturas
incorrectas, predisposición genética y ante todo, la sarcopenia, condicionan un aumento
en la carga para las vértebras y los discos, promoviendo su consecuente desgaste. Esto
estimula la formación de osteofitos (picos de loro) que intentan encontrar el estado de
equilibrio, al limitar el movimiento de los segmentos vertebrales, protegiendo así a las
estructuras nerviosas.
En la inmensa mayoría de los casos, este proceso fisiológico, transcurre sin que el paciente
perciba síntomas significativos. Pasada cierta edad, si hacemos un estudio de imágenes,
observaríamos algún tipo de desgaste en las estructuras espinales, aquellos necesarios
para el funcionamiento armónico en búsqueda de la estabilidad.
Cuando ese estado de equilibrio no se puede alcanzar, nuestro organismo nos informa de
ello a través de dolor o déficit neurológico. A veces, los osteofitos necesarios para limitar
el movimiento, terminan comprimiendo los nervios o la médula. En otros casos, el
movimiento excesivo de las vértebras cuando no puede ser estabilizado por nuestra
columna (como en casos de sobrepeso y falta de músculo), comprime estructuras que producen dolor. El organismo se encarga día tras día de hacer los ajustes necesarios para
encontrar el tan valioso equilibrio.
Como cirujanos de columna, sólo podemos asistir o colaborar, limando los picos de loro en
conflicto con o sin el aporte de estabilidad. De ser posible, sin ir en desmedro del principal
ayudante con el que nuestro cuerpo cuenta: el aparato muscular. Es decir, es posible
colaborar, pero sabiendo que muchas veces la mejoría puede ser solo temporal.
Este tipo de enfoque requiere un análisis minucioso de los estudios preoperatorios, para
pesquisar exactamente el conflicto existente, su correlación con los aspectos clínicos, y la
factibilidad de realizar algún gesto quirúrgico. Si logramos ser exitosos en el tratamiento
planificado, el paciente que requiera intervención quirúrgica, puede seguir durante el
proceso de envejecimiento con las máximas chances de encontrar el equilibrio, sin
asistencia de otra cirugía espinal. En este punto, es necesario refrendar la importancia de
modificar las condiciones y hábitos de vida que impliquen sobrepeso y pérdida de
musculo, entre otros factores negativos.
La Cirugía de Columna para enfermedades degenerativas no cura a los pacientes, sólo los
ayuda tratando de encontrar el equilibrio mecánico con la consecuente mejoría del dolor
o el déficit neurológico. A pesar que hemos avanzado mucho tecnológicamente, la
armonía del envejecimiento natural asistido con hábitos saludables de vida y
entrenamiento muscular, son la mejor opción para cualquier paciente.
Dr. Carlos Zanardi
Médico Neurocirujano & Cirujano de Columna
MN 116564/MP 63905
Director del Centro Médico Pellegrini