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La crónica bizarra de la presentación del Frente NOS en Junín

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¿Disculpame, fuiste citado? La pregunta me tomó por sorpresa. Una reunión empresarial tenía lugar en el mismo Hotel Avenida al que no, no había sido formalmente citado, pero llegué entre caminata y trote creyendo que se me hacía tarde para cubrir el lanzamiento de la lista del Frente NOS en Junín.

Lo que me interesaba estaba bajando la escalera, en el subsuelo. Lo noté apenas empecé a ver los pines celestes. Escalón. Hola, qué tal. Escalón. De Junín 24. Escalón. Buenas. Escalón. ¿Ya arrancan? Escalón. Una mesa abundante en facturas y pastafrola. Por lo menos acá nos van a dar de comer, pensé recordando el acto multitudinario de Petrecca y Vidal en el club Sarmiento.

Aclaración: como lo único que mastiqué durante todo el acto de lanzamiento fue un chicle gusto a menta y cigarrillo, la crónica no le debe nada a nadie.

Decía, facturas y pastafrola. Punto para el DJ que pasó de la sinfónica y los violines a Nicky Jam con Enrique Iglesias. El único en el sótano que aceptaba la diversidad. Tres de nosotros eramos periodistas de Junín 24. Después, algún que otro fotógrafo. Los demás medios, seguro, prefirieron esperar la gacetilla. Casualidad. Lo juro. No nos tiraron ni un peso por estar. Lo hacemos siempre gratis, por pura vocación.

Un televisor mostraba a Cynthia Hotton, la precandidata del Frente a la vicepresidencia, hablar con vehemencia, pero sin volumen. No sé si habrá sido el aire que se respiraba, pero por primera vez en la jornada le agradecí a Dios. Banderas de la patria celestes y blancas. Mires a donde mires. Rescatemos a la Argentina, nos pedía el lema. ¿De qué? ¿De quiénes? Del aborto, me dijeron con la mirada.

Se presentaron Gustavo Bruno y Mariana Dormal, precandidatos a primer y segundo concejal. Era el turno de Yésica Insaurralde, la precandidata a intendenta. Que tiene un taller metalúrgico, que trabajó con niños en modo iglesia, que pertenece a Valores de mi País. «Queremos gestiones buenas para poder trabajarlas». Eso fue todo. No le pidan más.

Tomaron la palabra las dos figuras del evento: Karina Etchepare, precandidata a diputada provincial, y Gustavo Álvarez, precandidato a gobernador. A esas alturas, mi cabeza ya había empezado a tirar respuestas automáticas ante cada estímulo.

«Un político debe trabajar para el pueblo. No tenemos precio». Menos mal, porque no pensaba pagar un peso.

«Soy un chico criado en la calle. Nunca tomé, nunca fumé, nunca me drogué. He tenido cien trabajos. Cuando uno dice la verdad, el sistema te quiere demonizar». Si la cosa va de honesto, empezá por restarle aunque sea ochenta laburos.

«El peronista de ley es cristiano -prefiero a Messi- y profundamente humanista. Por eso somos provida. Se han dicho peronistas Kirchner, Menem…». Desde la primera fila no me animé si quiere a pensar en rozarme el huevo izquierdo.

«Yo quiero ir al cuartel a vivir con Vidal». No tengo dudas. «He sido parte del Kirchnerismo a nivel militante». ¿Y quién no?

«Ahora nos quieren vender que si un varón se pinta los labios y se viste de mujer y yo le digo que es un varón vestido de mujer es un delito imprescriptible. ¿Estamos todos borrachos? Toda la droga que yo no tomé nunca la tendría que tomar para entender esto». Cómo no se me ocurrió venirme borracho y drogado para soportar esto.

Por Juani Portiglia

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