cambio climaticoDestacadatormenta feroz
CLIMA FEROZ

La incidencia del cambio climático en la violenta tormenta del domingo a la madrugada

Los especialistas de Meteorología definieron al fenómeno como ‘bow echo’ o ‘derecho’, una forma de «tormenta en arco». En la región se sintió con mucha fuerza en siete distritos. La influencia del fenómeno del «Niño». El cambio climático tiende a aumentar la frecuencia e intensidad de estos fenómenos. las emisiones de gases de efecto invernadero también pueden incidir en esta dinámica

Locales

La madrugada del domingo se vio marcada por una intensa tormenta que azotó con mayor fuerza el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), tras haber causado estragos y víctimas fatales en Bahía Blanca. Los efectos del temporal también fueron palpables en toda la región.

Esta fuerte tormenta denominada “con forma de arco”, fenómeno acompañado por ráfagas de viento de más de 100 kilómetros por hora, provocó voladuras de techos, caída de árboles y postes de luz, inundaciones y destrucción de vehículos y viviendas en los distritos de la Cuarta Sección: Alberti, Junín , Pehuajó, Trenque Lauquen, Chacabuco, Chivilcoy y Bragado. En Junín y la región las ráfagas del viento llegaron a alcanzar aproximadamente los 106 kilómetros por horas en la fase más violenta del temporal.

También hubo graves daños en Escobar, General Rodríguez, Hurlingham, Ituzaingó, Lujan, Malvinas Argentinas, Marcos Paz, Mercedes, Merlo, Moreno, Morón, Navarro, Pilar, San Fernando, Tigre, General Paz, Exaltación de la Cruz, Ramallo, Bahía Blanca, Coronel Dorrego, Carmen de Patagones, Tres Arroyos, General Rosales, Almirante Brown, Berisso, Brandsen, Florencio Varela, Lanús, Lomas de Zamora, Quilmes, San Vicente, Esteban Echeverria, General San Martín, Veinticinco de Mayo, Magdalena, Chivilcoy, San Pedro, La Matanza y La Plata.

Además dejó sus efectos en Capital Federal y el Conurbano, pues la fuerza del viento derribó árboles, inundó calles y arrancó techos.

El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) actuó con antelación, emitiendo una alerta por tormentas severas. Esta alerta incluía la posibilidad de lluvias intensas, ráfagas fuertes y caída ocasional de granizo. Con el avance de las horas, el temporal se intensificó, y hacia las 4 de la mañana, se reportaron ráfagas de viento de hasta 140 kilómetros por hora.

El meteorólogo y licenciado en Ciencias de la Atmósfera en la Universidad de Buenos Aires, Christian Garavaglia, le dijo a Infobae: “Lo que experimentamos fue un fenómeno conocido técnicamente como un ‘bow echo’ o ‘derecho’ (este último es una escala más grande), una forma de organización de sistemas de tormenta en arco, con ciclos de vida más largos y riesgo principal en la intensidad del viento. No es un tornado, aunque puede incluir tornados localizados. Ayer, un sistema así avanzó ordenadamente desde el sur al norte de Buenos Aires, afectando primero Bahía Blanca y luego Buenos Aires. Estas tormentas se regeneran y avanzan en arco”.

“En cuanto a los huracanes, no tienen relación con lo sucedido. Los huracanes, fenómenos de latitudes tropicales, son ciclones de mayor envergadura, como los que impactan la costa este de Estados Unidos. Aquí tratamos con tormentas específicas”, sumó Garavaglia.

Al tiempo que destacó: “El precedente más cercano fue en 2012, con un sistema de tormentas similar, donde se confirmaron varios tornados en el Conurbano. Sin embargo, los tornados afectan áreas limitadas a unas pocas cuadras, mientras que estos sistemas de tormentas tienen un alcance de varios kilómetros”.

A la hora de analizar estos sucesos desde lo técnico, hay temáticas que son recurrentes y que, sin duda, tienen incidencia directa. “El cambio climático tiende a aumentar la frecuencia e intensidad de estos fenómenos. Por otro lado, el fenómeno de El Niño (NdeR: fenómeno natural caracterizado por la fluctuación de las temperaturas del océano en la parte central y oriental del Pacífico ecuatorial, asociada a cambios en la atmósfera, según el SMN), más natural, ha estado presente en los últimos meses, influyendo en un aumento de precipitaciones en el centro y norte de Argentina desde la primavera hasta ahora. Tras una sequía histórica de más de tres años, el ciclo cambió bajo la influencia de El Niño, lo que se refleja en una mayor ocurrencia de tormentas, muchas de ellas severas como la de anoche”, dijo Garavaglia.

La Floralis Genérica de Buenos Aires y los efectos del temporal (Vaca Leo)

La tormenta causó destrozos en Bahía Blanca, en primer lugar (Télam)

 

Para Saldívar, en tanto, “la ciencia es clara en esto: en un contexto de cambio climático, los eventos extremos aumentan en frecuencia, intensidad, extensión territorial y duración. Debemos estar preparados para ello, con más y mejores alertas tempranas multirriesgo, mayor preparación de los municipios y de la población, y crear conciencia de autoprotección”.

A su vez, las emisiones de gases de efecto invernadero también pueden incidir en esta dinámica. Así lo había precisado en diálogo con Infobae el biólogo ambiental Raúl Montenegro: “Sin efecto invernadero, la vida tal cual la conocemos hubiera sido imposible. Los principales gases que han contribuido a calentar la superficie del planeta son el vapor de agua, el metano, el óxido nitroso y el ozono. Gracias a ellos la temperatura media de la superficie de la Tierra fue de unos 15 grados centígrados. Sin esos gases sería de 18 grados centígrados bajo cero. Todos ellos ya estaban en la naturaleza, pero nosotros -particularmente en el caso del dióxido de carbono, metano, óxido nitroso y ozono- contribuimos a aumentar dramáticamente su presencia en la atmósfera”.

Así, según el especialista, el efecto invernadero se agrava, algo que también ocurre “por sustancias que nosotros hemos generado desde procesos industriales, y que pese a ser descargadas en menores cantidades, son poderosos agentes de calentamiento. Me refiero a los hidrofluorocarbonos, los perfluorocarbonos, el hexafluoruro de azufre y el trifluoruro de nitrógeno”.

“El excesivo calentamiento de la atmósfera, de las aguas y de los ecosistemas -porque todo se calienta- distorsiona fenómenos naturales adaptados a temperaturas que vienen siendo, en promedio, más bajas. Se alteran los comportamientos climáticos, se agravan sequías y excesos de lluvia, se derriten rápidamente hielos expuestos sin que sean repuestos con nevadas, aumenta el nivel de los mares, y se altera también la biodiversidad natural”, señaló Montenegro.

Y profundizó: “Lo llamamos efecto invernadero porque todos estos gases, incluido el vapor de agua, actúan como el vidrio de los invernaderos. Dejan pasar la radiación infrarroja de onda corta procedente del Sol. Esa radiación es absorbida por la superficie (rocas, agua, seres vivos, edificios, rutas, objetos), que se calientan. Ese ‘vidrio’ de gases retarda e impide luego que la radiación infrarroja de onda larga (el calor) pueda salir. Entonces queda atrapado, como ocurre con un auto con los vidrios levantados cuando lo estacionamos bajo el sol”.

Seguir Leyendo:
Locales
LO MÁS DESTACADO
keyboard_arrow_up