La influencia de los juegos de casino en la cultura popular

La inspiración es volátil y siempre puede aparecer en los lugares más inesperados. Hoy, queremos ejemplificarlo con un concepto concreto: el de los juegos de casino. Estos pasatiempos atemporales, y todos los clichés asociados a su práctica, han servido de base argumental para una gran cantidad de productos culturales.

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En este artículo, vamos a repasar cómo los juegos de azar han inspirado videojuegos, películas, obras literarias y canciones; creaciones que implementan este tipo de juegos de manera anecdótica o que bien los utilizan como base argumental de su narrativa.

Viva Las Vegas, con Elvis Presley

Elvis Presley se convirtió por méritos propios en uno de los iconos más destacados de la mitad del siglo XX. Su presencia carismática, su calidad vocal y su estética desenfadada conquistaron a millones de personas, convirtiéndolo en un mito incomparable. Hoy en día, siguen existiendo imitadores que intentan replicar su estilo, tanto estético como musical, con una mitomanía que nos deja titulares que parecen imposibles.

Elvis no destacó únicamente por su calidad musical, supo dejar huella en otras disciplinas artísticas. En 1964, se estrenó la película Viva Las Vegas, y en el film se gestó una simbiosis indisociable: la del cantante con la ciudad. El intérprete de Tupelo siempre ha sido una figura muy vinculada con la urbe, y en la película se pone de manifiesto el porqué.

El argumento del film pivota sobre la figura de Lucky Jackson, un piloto que busca la gloria en la ciudad de Nevada. En el metraje, se refuerza la idea de las Vegas como la capital mundial de los casinos con neones, música y frenetismo. Hoy en día, la capital es también famosa por su excelente circuito de Fórmula 1, pero este referente es mucho más moderno.

Elvis interpreta en la película una de las canciones más famosas de su repertorio: “Viva Las Vegas”, en la que hace referencia a todos estos arquetipos que hemos ido repasando. Sigue sonando en muchos lugares de Estados Unidos, siendo un hit muy característico de la década de los 60. Evidentemente, ayudó a potenciar la figura de Elvis como icono de la ciudad y el duopolio película-canción ayudó mucho a aumentar su fama en el mundo.

El jugador, de Fiódor Dostoyevski

Hemos repasado el campo de la música y del séptimo arte, ahora ahondaremos en la literatura. En 1866, Fiódor Dostoyevski publicó El jugador, en el que detalla su relación con el juego. La ruleta juega un papel fundamental, y es a través de este pasatiempo donde se vehicula la trama. Este pasatiempo es uno de los juegos más famosos del casino online en Argentina, ya que su estética y su práctica se mantiene prácticamente inalterada, con adaptaciones virtuales que mantienen intactas sus características. También lo era en el siglo XIX, y de ahí su importancia capital.

El libro sigue contando con plena vigencia, ya que se exploran temas universales como la conducta humana, el amor o las relaciones sociales. Es un clásico presente en muchas librerías, y cuenta con algunas adaptaciones más o menos fieles. La más famosa data del año 1949, cuando Gregory Peck y Ava Gardner toman los roles protagonistas de la obra, que en su versión cinematográfica se tituló El gran pecador. Fue rodada por el director Robert Siodmak, y sigue siendo muy recomendable.

 

Red Dead Redemption 2

En 2018, Rockstar Games nos presentó una verdadera obra maestra dentro del género de videojuegos ‘sandbox’: Red Dead Redemption 2. Este tipo de títulos presentan mundos abiertos extremadamente detallados, en los que se ofrece una libertad total al usuario. En la saga Red Dead Redemption, la acción se ambienta en el Lejano Oeste, una temática que ha servido como telón de fondo de muchísimas películas. El videojuego bebe directamente de esta esencia cinematográfica para aportar espectacularidad a la propuesta, replicando todos los ingredientes que han hecho del western una apuesta ganadora.

Para afrontar el título, podemos optar por dos vías completamente diferentes: seguir la historia principal, en la que debemos superar una serie de desafíos que hacen evolucionar al protagonista y a su grupo; o bien, optar por completar todas las misiones secundarias que están incluidas también en la narrativa. Son muchísimas y van desde encargos concretos hasta minijuegos. En este punto concreto, es donde entran en contacto los juegos de casino con la obra de Rockstar.

 

 

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Si visitamos los diferentes bares, tabernas y salas de juego que presenta el título, aparecerán misiones secundarias relacionadas con el póker o el blackjack. La cultura del Lejano Oeste está muy vinculada con los juegos de naipes, así que estos no podían faltar a la cita. En el modo multijugador, es posible acceder a estos desafíos para competir con otros jugadores. La estética y las reglas son las habituales, y su inserción está plenamente justificada, siendo acorde con el periodo histórico que se quiere representar.

Red Dead Redemption 2 es una obra culmen de la historia de los videojuegos; la secuela de Red Dead Redemption es un título que nadie debería perderse y que sigue contando con plena vigencia, tanto gráfica como jugable.

The Gambler, de Kenny Rogers

Ponemos punto final con unas notas musicales para repasar la canción The Gambler, del cantante Kenny Rogers. Este intérprete es una de las figuras más reconocidas de la música country y, en 1978, nos regaló esta magnífica obra. En la letra se detallan las acciones que toma un jugador cuando forma parte de una partida. En ella se invita a que las acciones no sean impulsivas y a actuar acorde a la situación real del juego.

Es como un diálogo entre una persona experimentada en este campo y una persona novel, con una serie de consejos y de interpretaciones. La obra se convirtió en un éxito instantáneo, y consolidó al cantante como uno de los referentes del género.

Antes hemos mencionado que el western está muy influenciado por la iconografía de los juegos de mesa, y el country no lo es menos. Al final, son dos realidades muy conectadas y vinculadas en las que se repiten patrones e iconografía. En 2006, la canción fue remasterizada para obtener la mayor calidad posible y sigue sonando en muchas emisoras de radio, tanto nacionales como internacionales. Su estribillo, particularmente pegadizo, es su seña de identidad. Además, es una canción recomendable para las personas que estén aprendiendo a tocar la guitarra, ya que los acordes son fáciles. Así que no se hable más: ¡música, maestro!

 

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