La población carcelaria de la provincia de Buenos Aires creció en la última década casi un 60 por ciento, mientras que desde que asumió María Eugenia Vidal en el Gobierno, la suba fue de alrededor de un 15 por ciento.
De acuerdo a datos oficiales, el número de presos en cárceles de la provincia aumentó entre 2006 y 2017 un 57,5 por ciento, ya que se pasó de 23.878 detenidos a 37.610 en la actualidad. A esta cifra además hay que sumar 626 que están detenidos en alcaidías. En tanto, si se toman las cifras de la administración Vidal, esto es entre diciembre de 2015 y la actualidad, el incremento fue de unos 15 puntos, al pasar de 33.122 internos a 38.236, algo más de 5.100.
Pese al crecimiento del 41 por ciento a nivel país de la población penitenciaria en la última década, Argentina tiene una de las tasas de detenciones más bajas de la región: hay 175 presos cada 100.000 habitantes. Así surge del último informe del Sistema Nacional de Estadísticas sobre Ejecución de la Pena publicado por el Ministerio de Justicia de la Nación.
Si se toman los números de la provincia de Buenos Aires, existen alrededor de 230 presos cada 100.000 habitantes. Es una cifra relativamente baja en relación a la de otros países como Estados Unidos que tiene 666 cada 100.000 habitantes, Cuba 510, Brasil 319 o Uruguay 319. En tanto, los números son similares a Chile 235 detenidos cada 100.000 habitantes y por encima de Paraguay 180, Venezuela 173, Reino Unido 146, España 130 o Italia 94.
Con más de 38.000 presos distribuidos en las 54 cárceles que tienen 25.000 plazas, la superpoblación en los penales bonaerenses alcanzó niveles críticos. A pesar de este panorama, el incremento de plazas recién llegará en el segundo trimestre del año que viene. Para esa fecha está prevista la inauguración de una cárcel y una alcaidía en Campana, además de otra en Lomas de Zamora.
Serán en total algo más de 1500 plazas, muy lejos de las 13.000 que se necesitarían. Sin embargo, ayudará a descomprimir la situación en los calabozos de las comisarías que dependen del Ministerio de Seguridad y donde hay unos 3.000 detenidos.
En tanto, otro de los problemas es que el 40% de los que están presos en la provincia, son reincidentes. Es decir, ya estuvieron antes y es muy probable que caigan de nuevo. Una iniciativa para bajar el índice de reincidencia es mejorar el trabajo en las cárceles, la formación a través de cursos y los estudios.