Él no lo dice ni pide nada, pero todos los que lo conocen saben que hoy Fabián necesita una garrafa porque la única que tenía, se la robaron ayer miércoles.
Como todos los días –bien lo saben quienes transitan por Avda. San Martín y General Paz-, desde muy temprano y tan riguroso como si fuera un trabajo con exigencia horaria, haga frío o calor, sin importar si llueve o el sol pega fuerte elevando la temperatura, Fabián intenta con algunos malabares, llamar la atención de los transeúntes que, no siempre le dejan una moneda.
Respetuoso, en silencio, se fue ganando su lugar, venciendo seguramente una timidez que parece acompañarlo junto a su figura delgada y no más de ,150. Es más, pueden cada tanto aparecer malabaristas que eligen esa esquina también, pero él de allí no se mueve y si no se lo ve alguna mañana, ya hay quienes empiezan a preguntarse si le pudo haber pasado algo.
A veces, cuando se cansa, se sienta en un banquito precario y si tiene, se fuma un cigarrillo.
Así pasan sus días hasta que regresa a su casa, en Emilio Muñiz 923.
Aunque ayer, la rutina cambió cuando supo que le habían entrado a robar. Se llevaron una garrafa de 10 kilos y el dinero de su pensión, aprovechando que no había nadie. Siempre hay alguien dispuesto a dar una mano. Esta es una nueva oportunidad para hacerlo.
