POR OSVALDO PRINCIPI
Cuando el chubutense Lucas Matthysse escuchaba, consciente y desconcertado sobre el tapiz, la lapidaria cuenta de los diez segundos que sentenciaba su derrota por KO ante el robotizado ucraniano Viktor Postol, el 13 de octubre de 2015, su carrera parecía tocar fondo y no tener retorno. Era algo semejante al punto final, insípido y pobre, de un boxeador que siempre desafió a la adversidad y al sufrimiento, en modo épico; llegando a combatir con el pómulo derecho fracturado y casi sin visión cuando resignó su corona interina welter jr del CMB ante el norteamericano Danny García, en 2013. Exhibió, más tarde, un corazón de león cuando doblegó al ruso Ruslan Provodnikov, en 2015. Sin embargo, todo su admirable pasado quedó sepultado -por mucho tiempo- en sólo una maniobra y una pelea desastrosa.
Mañana volverá a boxear por el título mundial. Ahora, con 3 kilos de más (66.678 kg) y cuando nadie lo pensaba. Favorecido por una seria lesión del estadounidense Keith Thurman, supercampeón welter AMB, el púgil argentino fue considerado para cubrir el título «regular» vacante frente al primer retador, el tailandés Tewa Kiram, un peleador de 25 años y 38 victorias consecutivas, todas en su país. Ganó 28 por KO y sólo un adversario de jerarquía, Kaizer Mabuza, a quien batió por puntos, compone su record. La pelea se llevará a cabo en el añejo Forum de Inglewood, en Los Angeles y será televisada por Space, a partir de la medianoche.
¿Cómo está Matthysse tras aquel célebre derrumbe? Se convirtió en un veterano de 35 años, que modificó la soledad que caracterizaba su vida en Junín, en donde había pocos afectos. Volvió su Trelew natal junto a su familia paterna, recobró calidez espiritual y 19 meses después del match con Postol reapareció en modo espectacular, noqueando brillantemente en Las Vegas a Emmanuel Taylor. Entonces, su promotor Oscar de la Hoya volvió tras él, reclamándole una concentración exigente en California, junto al técnico norteamericano Joel Díaz.
Matthysse fue un pilar clave del gran momento que vivió el pugilismo nacional entre 2012 y 2015. Creció deportivamente a la par del santafesino Marcos Maidana. Sin embargo, este progresó y Lucas se estancó.
Matthysse tiene un record de 38 victorias (35 KO), 4 derrotas y un match sin decisión. Es uno de los noqueadores más sólidos que arrojó esta disciplina en el siglo XXI pero -después del traspié con Postol- su capacidad anímica y sus resoluciones sobre la marcha limitan cualquier análisis técnico. Esos fantasmas condicionan su clara postura de favorito ante el tailandés.
Sin experiencia internacional, Kiram se aferrará a la tradición azarosa y fructífera que el boxeo de su tierra cosechó en la ciudad de Los Angeles, con tres hazañas que forman parte de la historia del boxeo: La consagración definitiva de Pone Kingpech al doblegar, en la revancha, al mendocino Pascual Pérez en 1960; la sangrienta victoria de Saman Sorjaturong en 1995, que retiró al campeón mundial mexicano Humberto » Chiquita» Gonzalez; y el surgimiento de Sor Rungvisai, noqueando a Román «Chocolatito» González en Carson, en el condado angelino, el año pasado.
Entre fantasmas y visiones del pasado, Matthysse subirá mañana al ring del Forum. Con su mente clara y un buen soplido, podrá ahuyentarlos y poner las cosas en su lugar. Tiene los elementos para lograrlo.
(Diario La Nación)