Cualquiera podía haber pensado que no era el día ideal para estrenar casaca. Que más allá de la localía en Ciudad Deportiva, Banfield significaba una parada demasiado pesada, que llegaba para colmo inmediatamente después de una derrota ante Argentino de Rosario. Pero al verde más fuerte que se hizo ver apenas Las Maestras saltaron a la cancha, más fuerte la esperanza de un equipo que siempre eligió creer.
Para recibir al equipo que venía con andar perfecto en la Fase de Ascenso, Agustín Lavagnino tomó el riesgo de reservar a Lucía Mansilla en el banco de suplentes, posiblemente buscando tener ese cambio revolucionario en el complemento que faltó en otros partidos. ¿Quién puede entrar de un momento a otro, en medio de un partido disputadísimo, friccionadísimo, y marcar diferencias? Solo una distinta. Pero reservemos para el final ese capítulo.
El DT volvió a confiar a Lolo Herrera la custodia del arco y repitió la defensa que jugó en Rosario, con Brunella Gutiérrez, Paola Zavala, Tete Varela y Agostina Zeller. Danna Acevedo volvió a decirse que no hay dolor para plantarse en mitad de cancha, con Milagros Moreno y Lourdes Palavecino para asistirla. Arriba, el tridente lo integraron Constnza Díaz, Morena Iraola y Sofía D’Ambrosio.
Pasados los primeros 4 minutos, Sarmiento dio el primer avisó. Danna Acevedo jugó el bochazo desde el fondo y Morena Iraola usó bien el cuerpo para desacomodar a su marcadora por banda izquierda, ya en campo rival. Levantó la cabeza y cambió en dirección de Palavecino, que saltó para asistir con un frentazo a Sofía D’Ambrosio. Recostada sobre la derecha del área, Popi hizo pasar de largo a la arquera y enfiló para el arco dejando atrás a otra marcadora, pero encontrándose en la definición con el bloqueo de Antonella Tassero. La pelota derivó en Palavecino primero y, tras su remate, en Constanza Díaz, que otra vez intentó empujar al fondo de la red, pero cómo Rocío Arrieta llegó a despejar sobre la línea. ¡Clarísima!
A los 11, tras un intento de salida fallido de Lourdes Palavecino, seguido de un intento de rechazo defectuoso de Tete Varela, Tamara Villamayor metió una gran asistencia para que Evelyn Estigarribia ingresara al área con serias intenciones de ponerse mano a mano con Lolo Herrera. Pero la punta del botín de Agostina Zeller, que tomó riesgo yendo al piso, llegó a desacomodarle justo la pelota. A los 22 lo volvió a tener la visita en pelota parada, la herramienta con la que más problemas le generó a las dirigidas por Agustín Lavagnino. Almirón jugó el córner desde la derecha y Valentina Bossio se elevó bien para meter el frentazo que encontró bien parada a Lolo, para tapar sin dar rebote.
El cero en el marcador pudo romperse con dos penales que se comió Estefanía Pinto en tres minutos, uno para cada lado. A los 28, después de un pelotazo larguísimo que jugó al área de Banfield Agostina Zeller y que llegó a cabecear Morena Iraola, Sofía D’Ambrosio llegó a anticipar a la arquera Aldana Avaca, que yendo a buscar la pelota se tiró encima de Popi, agregándole por si hiciera falta que impacto un manotazo justo sobre el rostro de la toldense. Tal vez consciente de su primer error, la jueza ignoró a los 31 que la pierna izquierda de Brunella Gutiérrez cortó la gambeta de Tamara Villamayor, la mejor jugadora del taladro en ataque, derribándola dentro del área. ¡Siga!
A los 36 y desde la gambeta de Lourdes Palavecino nació una nueva ocasión para que Las Maestras se pusieran en ventaja. La 10 se recostó sobre la derecha para encender su ya clásica corrida con la pelota pegadita al pie, para después de atraer a dos perseguidoras soltar un gran centro al área para el ingreso solitario de Constanza Díaz, que tuvo muy buenas intenciones buscando definir de primera, a contrapierna de la arquera, pero vio salir su remate afuera.
En el complemento, la que tuvo un corte salvador a los 10 minutos fue Brunella Gutiérrez, que fue al piso para ganarle el duelo de la tarde a Tamara Villamayor, después de una gran asistencia de Rocío Lozada que la ponía mano a mano con Herrera. Banfield volvió a estar muy cerca dos minutos más tarde, cuando un tiro libre que cruzó el área cayó a los pies de Natalia Rea, en una posición desde la que la 10 no suele fallar. Por fortuna para Las maestras, esta vez su remate a quemarropas se fue por arriba del travesaño. Inmediatamente después, Agustín Lavagnino decidió el cambio que iba a cambiar la historia. Con una molestia, Constanza Díaz dejó la cancha para dar ingreso a Lucía Mansilla. Y a volar, Negra. A volar.
A los 15, Sofía D’Ambrosio pensó antes que toda la defensa del Taladro para ir a buscar una pelota que parecía salir por línea de fondo. Controló y metió el centro que encontró sola a Morena Iraola dentro del área, pero la delantera no pudo conectar un remate que intentó de primera. Dos minutos más tarde, la propia Jarrita metió desde la izquierda un centro que ubicó a Mansilla, que controló y fue atorada por Arrieta justo cuando cruzaba el tiro al palo más lejano de la arquera, con mucho olor a gol. Pero a La Negra le toma nada más que unos minutos ganar experiencia. Entonces, a los 32 y tras asistencia de Sofía D’Ambrosio se ahorró ese control de la primera incursión al área y decidió esta vez definir de primera, con un sutil tique de derecha para poner la pelota por encima de la arquera y salir a gritar el gol llevándose el dedo a la cabeza, porque hay que estar un poco loca y a la vez muy consciente de lo que se está jugando para hacerlo como lo hace ella.
A los 40, Valentina Di Piero saltó a la cancha en reemplazo de Milagros Moreno y un minuto más tarde, antes que Banfield pudiera ensayar una jugada de riesgo real en su búsqueda de la igualdad, Morena Iraola corrió por la izquierda encontrando desarmada a la defensa, hizo bien la individual para llegar al fondo y meter un centro rasante, donde duele, que no llegó a conectar Sofía D’Ambrosio pero si a arrastrar la marca necesaria para que Mansilla recibiera sola y nada más tuviera que empujar para poner el 2-0.
Ya en tiempo cumplido, Delfina González reemplazó a Danna Acevedo, que otra vez puso por delante el corazón para aguantar hasta el final pese al dolor. Pareció que ya no quedaba tiempo para sufrir. Pareció. En el tercero de los cuatro minutos que había adicionado Pinto cayó un tiro libre al corazón del área que nadie pudo rechazar y le permitió a Centurión encontrar el pase al punto penal para Rea, que esta vez no falló y señaló el descuento. En ese minuto restante, Banfield se le fue encima a Sarmiento apenas sacó del medio. Incluso, la árbitra dejó correr un minuto de más por el tumulto que se había generado tras ese gol de la visita. Y fueron los 60 segundos más largos de nuestras vidas, que se consumieron cuando Tete Varela cuidó bien la pelota contra la banda izquierda, hasta que Villamayor la punteó afuera para que sonara el pitazo que decreto que sí. Que son Maestras en alimentar la esperanza.