Marianela Costa abre la puerta y está rodeada de canchas de fútbol. Ya no es en Lincoln, ni en Junín, sino en una enorme casona ubicada en Pontevedra que comparte con otras jugadoras que llegaron desde distintos puntos del país. Su partida fue, tal vez, la más inesperada en Sarmiento. Porque había retomado los entrenamientos de cara a una nueva temporada de Primera B y porque incluso jugó dos partidos en el último Nocturno, aunque ya convencida de que necesitaba el cambio de aire. Inesperada también porque el destino fue Ferro, un equipo que ya la tenía en carpeta desde hace tiempo y que será rival directo de Las Maestras en la búsqueda del ascenso a Primera División.
-¿Con qué te encontraste en tus primeros días entrenando en Ferro?
-Es un equipo que se está armando para ascender. Obviamente cada técnico trabaja diferente y acá estoy aprendiendo otras cosas, porque cada equipo juega distinto. Desde ese lado estoy aprendiendo un montón de cosas. Lo bueno es que mantuvo una base con la que venía jugando, porque la mayoría de las jugadoras a las que nos había tocado enfrentar con Sarmiento están. La 10 (Ivana Echeverría) juega muy bien y también hay jugadoras atrás muy buenas, con las que me sentí muy cómoda. La idea es que yo juegue de doble cinco.
-Para los que lo vemos desde afuera, de todas las salidas que hubo en Sarmiento la tuya fue la más inesperada. ¿Qué te llevó a tomar la decisión de cambiar de aire?
-Quería un cambio en mi vida, una experiencia que nunca antes había tenido. Porque si bien estuve viviendo en Junín, es ahí nomás de mi casa. Ahora sé que me vine para acá y sé que voy a estar un tiempo sin ver a la gente de Lincoln. Vivir esa experiencia, como jugadora, como profe y como persona para mí es importante. Creo que el tema de la distancia te hace crecer. Lo pensé mucho por ese lado de poder vivir una experiencia nueva también con el fútbol y eso me llevó a tomar la decisión.
-Me hablas de ser profe, ¿entonces también vas a trabajar en el club?
-Lo bueno que tiene el club es que por ejemplo se hizo una jornada de fútbol y en vez de traer árbitros nos ofrecen a nosotras dirigir para que nos hagamos un ingreso extra. Está bueno que te tengan en cuenta para todo eso. Además voy a estar como profe en Caballito, con un proyecto que todavía es recreativo de fútbol femenino a partir de los 16 años, categoría libre. Vamos a trabajar con esas chicas, en fútbol 11.
-A mediados de la temporada anterior supe que el DT ya había preguntado por vos. ¿Cómo se hizo el contacto ahora?
-Nosotros jugamos con Ferro apenas arrancamos en la B y ahí ya el técnico Demian (Alaníz) ya le había hablado a Sergio (Barbagelata) de mí y me había venido a saludar. Después, como yo quería un cambio, Marcelo que es un hombre que me ayuda con todos estos temas, habló con él sobre la posibilidad mía de llegar a Ferro. A él le interesó y nos pusimos en contacto para venir.
-En ese cambio de aire que buscabas, ¿influyó el hecho de que jugar en Buenos Aires represente estar cerca de muchos más ojos que te ven pensando en la continuidad de tu carrera?
-Sí, por ahí lo vi como una vidriera distinta. Y desde lo profesional a mí me gusta mucho tener fútbol, aprender de fútbol y creo que acá puedo tener mentores que saben mucho y de los que yo puedo aprovechar para aprender de todo lo que saben. Desde ese lado lo vi como una gran oportunidad.
-¿Cómo fue la despedida en Sarmiento?
-En realidad no las pude ver a todas para despedirme. Sí a mis más amigas como Cami (Torres), Lourdes (Castro) y La Negra (Mansilla), que fueron las primeras en enterarse, antes de que lo comunicara al grupo. Estuve con ellas en el partido contra Independiente, que a Lourdes le dije vamos a meterle que seguramente es el último juntas. Después, cuando ya estuvo todo encaminado le avisé a Sergio, al club y a las demás chicas. Pero no las vi en persona. Todavía no las volví a ver.
-¿Te fuiste con la tranquilidad de que te entendieron? Porque no debe ser fácil pensarte en un equipo que va a competir de manera directa contra ellas.
-Sí, pero noté que las chicas se lo tomaron re bien. Incluso las que pensé que no se lo podían llegar a tomar tan bien. Lo entendieron como que es un crecimiento mío personal y la verdad lo tomaron excelente. Siempre tengo mensajes de ellas, de algunas mamás, preguntándome cómo me está yendo acá. Lo que pasa es que yo estoy en Sarmiento desde antes de la Primera B y muchas saben el esfuerzo que hice, las cosas que dejé y lo que le di al club. Siento que me re apoyaron. Incluso Sergio también, porque me dijo que le diera para adelante porque era para el crecimiento mío.
-Tenés para extrañar por partida doble, porque además de Sarmiento queda lejos Rivadavia de Lincoln…
-Claro, sí. Extraño mucho a mis compañeras de Sarmiento, sobre todo a Lourdes, Cami y La Negra que eran mis apoyos. Y extraño mucho el grupo, los entrenamientos porque lo pasábamos muy bien. Y obviamente que Lincoln siempre lo extraño. Mi familia, mi gente. Pero lo voy manejando porque me vine con el objetivo de crecer y es lo que tengo que hacer.
-Me dijiste que pudiste hablar con Sergio y que te alentó. ¿Con Darío Eletto lo hablaste también?
-Sí, se lo comenté. También a las chicas de Rivadavia y todos re contentos. Nos hicimos un muy lindo grupo. La verdad que cuando yo me volví para Lincoln hicimos ese lazo mucho más grande. Darío estaba muy contento. Me dijo que le meta para adelante. Yo la verdad extraño mucho esas tardes en que me iba para el club y estaba con las chicas, con la escuelita que se había armado muy linda. Todo Rivadavia en sí me deseo mucha suerte y recibí mucho apoyo del club, así que me vine muy tranquila con eso.
-Encuentro muchas similitudes entre Ferro y Sarmiento. Por el sentido de pertenencia, por el ambiente familiar, por ser clubes con muchas disciplinas deportivas y porque en el fútbol femenino, en Primera B, tienen objetivos parecidos. ¿Qué similitudes encontrás vos y en qué cosas ya notaste diferencias?
-En cuento a las similitudes yo con el grupo y la relación con el cuerpo técnico sentí un ambiente muy parecido al de Sarmiento. Más allá de ser de una ciudad tan grande, está ese sentido de pertenencia que te hace sentir como si estuvieras en familia. Eso ayuda mucho a la adaptación. También se trabaja bastante parecido. No veo algo que sea demasiado distinto. A mí me integraron súper bien, incluso cuando nos habíamos enfrentado dos veces y se había generado una especie de rivalidad. También vi que hay muchas personas pendientes de nosotras, ayudándonos. Por ahí una diferencia es que acá podés hacer amistosos en cualquier momento, porque son muchos los equipos que están cerca.
-Tuviste tu primer amistoso contra Claypole. ¿Cómo te sentiste?
-Me sentí cómoda en el primer tiempo. Después me perdí un poco porque todavía tengo que conocer a las chicas y porque el técnico me pide algo distinto a lo que hacía en Sarmiento. Porque al doble cinco le pide mucho compromiso en la marca. Quiere la presión todo el tiempo y yo tanto no sentía la marca. Todos los entrenamientos estoy tratando de cumplir con eso. En el segundo tiempo creo que todas bajamos el nivel, pero a la vez creo que a medida que nos vayamos conociendo hay equipo para pelear.
-¿Con la pelota parada hay mucha competencia?
-Y… Están las que patean siempre. Pero trato de ir haciéndome un lugarcito, jaja.
-Es una de las primeras cosas que se me vino a la cabeza que perdía Sarmiento con tu salida, porque era muy tuya y muy generadora de peligro…
-Sí, pero tienen a Lourdes (Castro) que le pega muy bien. No me olvido cuando ella estaba en Rivadavia de Junín y nos metió el gol en la final de tiro libre. Patea muy bien.
-¿Sentís que muchos equipos de la Primera B se debilitaron y que Ferro se fortaleció?
-Sí, algo de eso vi. En Ferro ya tenían buenas jugadoras y buscaron fortalecerse en puntos débiles que tenían, lo que creo que va a llevar a que se forme un gran equipo. Pero sí vi que muchos clubes se debilitaron.
-¿Qué sentís que te va a pasar cuando tengas que jugar contra Sarmiento?
-Creo que no quiero que llegue ese partido, porque la verdad que las chicas van a hacer su juego, yo el mío, pero no quiero enfrentarme con ellas. Por otro lado, cuando antes pase mejor porque nadie le arruinaría ningún objetivo a la otra. Y después que cada equipo siga su rumbo.
¿Ya se habla del partido contra Vélez?
-Sí, se habla. Me dijeron que era el clásico y yo la verdad no lo sabía. Fue una de las primeras cosas que me dijeron cuando llegué, jaja. Que era el clásico y que ese partido hay que ganarlo sí o sí. Es un buen equipo Vélez también, así que va a ser un partido duro.
-¿Cuánto sanó y cuánto duele todavía la final por el ascenso contra Comunicaciones?
-Yo me encuentro con gente, incluso acá, y todos me preguntan qué nos pasó ese día. Una por ahí se pone a pensar y se va dando cuenta en lo que fallamos. Pero creo que va a ser algo que todas las jugadoras de ese equipo nos vamos a acordar siempre. Porque habíamos peleado mucho por esa final y fue un golpe muy duro para todas. Eso también me hizo pensar después que se había cumplido un ciclo con Sarmiento y me llevó a tomar la decisión de empezar algo nuevo. Pero fue muy duro perder esa final. Por la expectativa que tenían todos. El club, los dirigentes, los técnicos, nosotras, nuestras familias. Era mucha la expectativa y de la forma en que perdimos fue un golpe muy duro.
Por Juani Portiglia