Años estuvo Darío Eletto tratando de convencerla para que se le volviera a animar al fútbol 11 y defendiera el arco de Rivadavia de Lincoln. Reconocedor del talento joven como ha sido siempre, la había visto por primera vez en unos Juegos Bonaerenses en los que le tocó enfrentarla y desde ahí se puso en la cabeza que tenía que ser Valquiria. En el último Nocturno, después de dos torneos en los que el club no presentó Primera División, entendimos por qué.
Melina Elisei fue uno de los puntos altos de Las Valquirias. Fue, en nuestra opinión, la mejor arquera de un torneo en el que terminaron subcampeonas, tras caer en una parejísima final 2-1 ante Rivadavia de Junín. Las ganas de revancha inmediata se convirtieron en una espera eterna a causa de la cuarentena a la que obligó la propagación de la pandemia de coronavirus en Argentina. Pero ahora que la Liga Deportiva del Oeste levantó el pulgar, el objetivo es el mismo que en aquel entonces: volver a jugar una final. Y esta vez ganarla.
-No la tuvieron fácil con la cuarentena. Volvieron antes que todos los equipos, pero tuvieron que parar un par de veces con los cambios de fase… ¿Cómo están ahora?
-La verdad que en este último tiempo decidimos seguir entrenando más allá de la Fase 3 que había en Lincoln, con aval del club. Ya estamos haciendo un poquito de fútbol 11. Ahora ya pasamos a Fase 4. Estamos metiendo prácticas de dos horas y media, tres horas. Tres veces por semana. Hemos hecho fútbol con varones de distintas divisiones. La idea es poder agarrar ese ritmo y esa intensidad. Estamos con el cuchillo entre los dientes.
-De pensar en tener revancha al otro día, a pasar un año completo sin competencia. ¿Cómo lo manejaron?
-No podíamos creer que no había torneos, que la pandemia seguía y esto no pasaba. Hace dos semanas, cuando se había suspendido y volvió a estar la posibilidad de que no se hiciera el Nocturno, nos decíamos qué hacemos ahora. Veníamos esforzándonos, entrenando y volvían a decirnos que no íbamos a jugar. Una desilusión bárbara. Pero ya sabíamos que si no había torneo teníamos una invitación para ir a jugar un campeonato a Mar del Plata, donde está Aldosivi, que se dice que es otro nivel. Así que algo íbamos a hacer seguro.
-Son un equipo que siempre mantiene base. En relación al pasado torneo se fueron Cintia Rinque y Valentina Bortel… ¿Hubo más bajas? ¿Y refuerzos?
-Seguimos las mismas y hemos traído algunas jugadoras más, así que estamos haciendo las prácticas con entre 22 y 25 chicas. La idea también es seguir formando. Han venido muchas jugadoras desde los pueblos, son nuevas. Lo que pasa es que todavía son chicas, por eso la idea es volver a armar Sub-15 y Sub-17 para lo que viene. Darío (Eletto) tiene ese hambre de gloria para seguir creciendo. Siempre dice que el día que no lo sienta se retira.
-¿Y en el arco?
-Están Martina Herrera, que este año dijo que va a ser arquera y con la que estamos a full entrenando. También Flor Sánchez que recién tiene 15. Y después viene una chiquita de 12 años que la va a romper. Estamos trabajando con un profe específico para las arqueras, que se sumó este año.
-Por el formato del torneo, está ese riesgo de que sean dos partidos y a casa. ¿Cómo lo encaran?
-Sigo mucho cómo se vienen entrenando los equipos de Junín, que no han parado desde que retomaron los entrenamientos. Creo que uno de los equipos más sólidos es UNNOBA, que está en nuestro grupo. Ahora también vi que se sumó Sarmiento, así que veremos en la cancha qué pudo hacer cada uno durante esta pandemia.
-¿Les hubiera gustado un torneo más largo después de tanta espera?
-No. Es lo que hay. Gracias a Dios hay algo y si se tiene que terminar en dos partidos para nosotras tendremos que buscar otra variante para seguir compitiendo. La idea, de todos modos, es poder llegar a otra final. Y esta vez ganarla.
-Hay cuatro o cinco equipos que están para campeón…
-Los partidos hay que jugarlos y no se merecen, sino que hay que ganarlos. Con esa idea estamos, de salir a ganar todo. Con BAP el pasado Nocturno creíamos que venía un equipo de básquet y nos demostraron en la cancha que están para pelear cualquier torneo, que le pueden jugar de igual a igual a cualquier equipo.
-¿Estuvo bravo ese partido en Lincoln?
-Sí, fue terrible. Encima una jugadora se terminó yendo expulsada porque me pegó una patada yendo al piso.
-Pero mirá que al día de hoy jura que no te tocó…
-Me dejó un hematoma en el brazo que lo tuve que disimular adelante del patrón, que me dejaba jugar con la condición de que no me lesionara. Yo pensaba cómo me voy a lesionar si soy arquera.
-¿Cómo es esa historia?
-Yo trabajo en un negocio de máquinas agrícolas. Entonces me dejan jugar con la condición que no me lesione. Estaba en el piso con la pelota y no sé de dónde salió la jugadora, que me dio una patada en el brazo. Tuve que caretearla en el laburo y tenía un hematoma en el codo que no lo podía doblar. Ella me pidió disculpas de todas las maneras posibles y juraba que no me tocó.
-¿Crees que fuiste la mejor arquera del Nocturno?
-No se si fui la mejor. Creo que si hubiese sido la mejor hubiésemos salido campeonas. Viéndolo después de un tiempo, si no hubiese salido a achicar en el mano a mano contra Sole (Cuadro) la hubiese atajado. Sí considero que hubiese merecido un reconocimiento por haber vuelto después de tanto tiempo sin atajar en cancha de once. Pero me sentí orgullosa de haber hecho las cosas bien, de que mi equipo estaba contento con mi rendimiento y de que me había sacado una mochila importante, porque sin nada de práctica me había tocado ser la titular. Hoy sí puedo competir para ver quién está mejor.
-¿Cómo se dio tu llegada a Rivadavia en la previa a ese Nocturno?
-Yo había dejado el fútbol de 11 y había arrancado desde hacía un año en reducido. Muchas de las chicas del Rivadavia me decían ¿che, no te gustaría atajar en el Nocturno que se viene? Y yo les decía, ¿vos decías que estoy para atajar en once? Mirá lo que atajás acá, cómo no vas a atajar en once. Vamos a hablar con Darío, me decían. Mari (Costa) hacía funcional en Glow, que es el salón que tenemos, y me dice vení para acá. Darío les dijo yo hace años que la estoy tratando de convencer para que venga a atajar para Primera. Ahora convénzanla ustedes. Les dije que sí, que iba a probar. Y me terminé quedando. 13 años hacía que no venía atajando en un arco de once. Tenía miedo al radio, porque son muchas cosas las que hay que manejar. A mí me gusta mucho ver cómo atajan los arqueros. Miro mucho fútbol. En mi casa existe el fútbol y nada más. Durante la pandemia miraba constantemente videos de entrenamientos… Más allá de todo eso, siempre intento mantener un perfil bajo.
-¿Dónde te había visto atajar Darío?
-El me tenía vista de unos Torneos Bonaerenses en los que le ganamos a un equipo que el tenía con Flor Gamarra y esas chicas cuando teníamos entre 13 y 14 años. Yo estaba con Mari Costa, Fiama Darrieu, Chicho Susi… Ahí a Darío le quedó en la cabeza que yo tenía que atajar en Rivadavia. Le dije mucho que no, que ya no jugaba más. Yo estaba en Glow, que es uno de los mejores salones de Lincoln en el que metíamos casi 60 fiestas al mes. A mí se me complicaba hacerme tiempo para ir a entrenar. Hasta que la vida me llevó de vuelta.
-Sarmiento suele estar a la búsqueda de arqueras y me llamaría mucho la atención que nunca haya sonado ese teléfono…
-Oficialmente nunca. Pero sí me han mandado a preguntar. Me dijeron que tenía que seguir entrenando, porque sí estaba en la mira. Que siguiera esforzándome y buscando mejorar. Yo sigo tanto a Vanina Correa que pienso si ella llegó, a su edad, por qué no. De todos modos, si alguna vez me vinieran a buscar siempre pediría que hablen antes con Darío.
-Es que no sobran arqueras por elección como vos
-Es que a mí me tocó ir al arco desde muy chiquita. Me acuerdo que teníamos un equipo en el que éramos tres enganches, yo soy zurda. Y se lesionó la arquera. Me dijeron ¿te animás al arco? Y dije que sí, porque yo con mi hermano jugaba al uno contra uno. ¿Quién no jugó? Ahí era primero patear y después atajar. Te matabas en cada pelota. Yo sigo con el perfil bajo, no miro más lejos que Rivadavia porque fue el que me abrió las puertas y estoy eternamente agradecida al club y más que nada a mis compañeras que me incentivaron a volver a sentir esa adrenalina que se siente siendo arquera.
Por Juani Portiglia