Desde este 28 de julio, quedará inaugurada la exposición «Me arruinaste el dibujo», creada por los artistas Luis Felipe Noé y Eduardo Stupía.
Noé, nacido en el año 1933, es el artista vivo más importante de la Argentina y Stupía, quien nació en el año 1951, es el mayor referente del dibujo contemporáneo argentino. Me arruinaste el dibujo constituye un poético diálogo visual de dos grandes maestros del arte argentino, donde demuestran que dos hacen tres y más; al romper el individualismo gráfico y dar lugar a una nueva instancia de dibujo “a cuatro manos”.
Los juninenses podrán disfrutar de esta muestra, que se inaugurará el próximo 28 de julio en el Museo de Arte Contemporáneo Argentino (MACA), ubicado en Jorge Newbery 357 y cuya curadora es Cecilia Ivanchevich.
Según palabras de Eduardo Stupía, «desde hace años, décadas, venimos dialogando acerca del dibujo. Ese diálogo, naturalmente, ha tenido coincidencias y, sin modestia, hallazgos, pero también desacuerdos, contrapuntos, contradicciones. Es que el dibujo es tan palpable y material como maleable y esquivo; siempre seduce, captura e invariablemente escapa. Ahora hemos querido seguir conversando, y divergiendo, sobre el dibujo, pero volcados a la pura acción de dibujar, ensayando un experimento inédito para los dos: una extensa serie de dibujos realizados a cuatro manos. Yuyo Noé me ha propuesto el desafío, integrando, sin saberlo, la instancia más trascendente de mi vida artística».
«Como en una suerte de partido de ping-pong, cada uno lanza ideas gráficas en la cancha del otro y espera la devolución para volver a responder con el tino más inesperado, y así sucesivamente. Y, si bien no se trata de hacerle perder pie al “contrincante”, tampoco es cuestión de hacérselo fácil. De allí la ironía de un título que lejos de ser una broma, es fiel a la tensa dinámica de una batalla gráfica donde cada uno debe saber cuando retirarse para que el otro se haga presente», agregó el artista.
Por último, Stupía, señaló: «Lo que ahora puede verse es, más que cualquier eficacia en lo formal, la experiencia y el registro de un conflicto amable, pero no por eso menos agudo: la colisión de dos maneras, dos temperamentos, dos estilos, que, al margen de enormes afinidades y similitudes, se “arruinan” mutuamente para que el encuentro se produzca allí donde nadie ni nosotros mismos, lo espera».