Esta semana, los formadores de opinión decidieron que en Argentina se terminó la grieta. Que somos, finalmente, un país de grandes consensos y políticas de Estado. Las declaraciones de gobernadores, luego de firmar el pacto fiscal, se condicen con su fotogénica sonrisa. Para coronar, la Bolsa festejó esta patriada de cordura y todos contentos.
La Provincia de Buenos Aires (pero mucho más en la persona de su Gobernadora) resultó claramente beneficiada; mientras que las demás provincias, según declaran, no se sintieron perdedoras. ¿Es la magia de los acuerdos la que hace brotar plata? ¿Se acabaron los juegos de suma cero gracias a la racionalidad de este neo federalismo? La respuesta es ¡Sí!, si solo atendemos al encuadre de los medios. ¡No!, si abrimos el plano y nos encontramos con los Jubilados y Pensionados, desahuciados ante una nueva estafa.
La reparación que beneficiará a Buenos Aires y no perjudicará a las provincias está instrumentada sobre una reforma tributaria que modifica el cobro de algunos impuestos y, sobre todo, modifica el destino de su aplicación presupuestaria. Es una ingeniería compleja, pero el resumen es que las provincias coparticiparán fondos que dejarán de entrar al ANSES. «¡Con la plata de los Jubilados!» ha dejado de ser una queja en los tiempos que corren.
A lo anterior hay que agregar que que la desfinanciación de ANSES será aún más grave por la rebaja en las contribuciones patronales, un guiño del gobierno que esperaban las grandes empresas (que no en vano festejaban en la Bolsa). Y aún cuando no traigamos todavía aquí conspiranoicas versiones sobre enajenación del FGS, ni de eliminación del sistema solidario, ni de retorno de las AFJP… todo hace prever que el sistema jubilatorio entrará en una fase cada mes más complicada para afrontar sus obligaciones.
Es por esto que Macri se propone modificar la forma en que desde el tiempo del kirchnerismo se calcula el reajuste de los beneficios jubilatorios dos veces por año. Con esa fórmula, la jubilación siempre le ganó a la inflación. Con esa fórmula, la jubilación inició un camino de recuperación respecto a los salarios de los trabajadores, rompiendo una dinámica de décadas de despojo que ahora retorna.
Con la reforma que proponen Macri y milita Vidal y todo Cambiemos, los jubilados apenas seguirán el ritmo de la inflación. Un congelamiento virtual que, si no reaccionamos ahora, los convierte en la variable más fácil para cada futuro ajuste «necesario».
En los ochentas, los radicales de Alfonsín lamentaban que la nuestra es una «democracia corporativa». Es decir, que los ciudadanos valen infinitamente menos que las corporaciones. Cualquiera que tenga poder de presión está en condiciones de dar satisfacción a sus demandas. Es por esto que hoy se atreven a robarle a los jubilados, porque los consideran sin ningún poder de presión. ¡Saqueables!
Pero ¿Están tan solos nuestros viejos? ¿No nos indigna lo suficiente la estafa electoral de Cambiemos para que el Pueblo salga a defenderlos? Pues entonces, tengo otros argumentos.
En una ciudad como Junín (casi cien mil habitantes) tenemos unos veinte mil jubilados. Diecisiete mil están en PAMI; casi doce mil cobran «la mínima». Según diversos analistas, con el nuevo cálculo cada jubilado dejará de percibir alrededor de mil pesos por mes que le corresponden con la fórmula actual. Trece mil pesos por año multiplicado por la cantidad de jubilados nos da unos doscientos veinte millones de pesos que dejarán de entrar a la economía de la ciudad, profundizando aún más la recesión que hoy nos aqueja. Y este latigazo es para todos: seas viejo o no, tengas o no tengas jubilados a cargo, incluso si te sentís el único artífice de tu propia suerte.
Hasta en los códigos tumberos, robarle a un jubilado es despreciable. Solo por eso, deberíamos cerrar filas contra esta reforma. Y si con eso no alcanza, cerrar filas en defensa propia, por una economía ya flaca, que perderá doscientos veinte millones por jubilaciones, y otros ciento cincuenta por los tarifazos en gas y electricidad que ya se están imprimiendo. Como se ve, lo que se llevan supera hartamente los setenta y siete millones que presupuestan poner en obra pública en 2018.
El manotazo que se propone Macri y Vidal es de más un millón de pesos por día para una ciudad como Junín. Una muerte segura para muchas pymes y comercios. Un desaliento cierto para quien quiera invertir productivamente pensando en un mercado que se achica.
En 2001, discutían algo parecido en un estudio de televisión cuando Néstor Kirchner le espetó a Patricia Bullrich «Ustedes se hacen los fuertes con los débiles y débiles con los fuertes». Esa vez, no les fue gratis. Hagamos que esta vez tampoco. No es de buenas personas robarle a los jubilados.