Más de quince personas con discapacidad visual se reunieron para charlar y compartir experiencias de la vida cotidiana. El proyecto es desarrollado por la dirección para Personas con Discapacidad del Gobierno de Junín y busca integrar a las personas ciegas.
Unas quince personas ciegas y con discapacidad visual se reunieron este jueves en Vicenta para intercambiar experiencias y compartir consejos relacionados a actividades de la vida cotidiana.
La actividad forma parte del programa «Zona conectada» que busca integrar a vecinos de Junín y la Región que padecen esta discapacidad.
«La idea de hoy fue charlar y pasar un momento de esparcimiento. Si bien desde la dirección para Personas con Discapacidad del Gobierno trabajamos permanentemente por la inclusión, también creemos que son importantes los grupos de pertenencia, en los que uno puede compartir distintas experiencias que tienen que ver, en este caso, con la discapacidad visual, con cómo resolver distintas cuestiones de la vida cotidiana, como por ejemplo el punto de la comida o cómo hacer ciertas cosas en la casa o en la calle», afirmó Karina Sánchez, titular de la dirección para Personas con Discapacidad.
«Hace un ratito se hablaba de la persona que nació ciega y del que quedó ciego, a quien a veces le cuesta adaptarse a lo cotidiano. Si bien al que nació ciego también le resulta difícil, porque ya sabemos de los problemas de accesibilidad, está más adaptado a buscar alternativas. En cambio, la persona que recientemente ha quedado ciega, a veces tiene ciertas angustias, tienen que pasar por ciertos procesos y compartir con otros que ya lo han pasado ayuda y acelera estos procesos», agregó.
Por su parte, Iván Guajardo, responsable de la biblioteca Braille que funciona dentro de la biblioteca municipal «Bernardino Rivadavia», expresó: «Zona conectada nació cuando empezamos a notar necesidades iguales en distintas personas de la zona, por eso invitamos a gente de El Dorado (Alem), O’Higgins, Arribeños, Ascención y de Junín. La idea es nutrir de experiencias a cada uno para poder crecer como grupo y, en este proceso de superación, poder ayudarnos unos con otros».
«Los que tenemos más experiencia en ser ciegos y en ir encontrando accesibilidad y herramientas, vamos compartiendo y acercando nuestro apoyo para poder fortalecernos entre todos», agregó.
Alicia, una de las mujeres que participa del programa, expresó: «Yo soy de O’Higgins, que es una comunidad muy pequeña y soy la única persona con discapacidad visual y los busqué a los chicos. Soy muy entusiasta, no nací ciega, por lo tanto costó mucho esta adaptación y acá encontré pares con los que puedo dar un montón y nutrirme de todas sus experiencias. Acá disfrutamos, nos reímos y desdramatizamos las situaciones».
«Además, estando juntos, luchamos por nuestros derechos. Busco descubrir la ciudad, que yo la vi y que ahora tengo que redescubrir», agregó.
En tanto, Verónica, de Arribeños, manifestó: «Es una experiencia muy linda para personas que no ven. Yo veía y dejé de ver, pero se puede salir adelante. El grupo te ayuda y te enseña muchas cosas lindas, sobre todo aprendemos cosas sobre este mundo nuevo. Para mi es muy difícil, pero no imposible».