Por: Olga Prieto
Hace un mes la/os argentinos hemos revivido temores y preocupaciones que creíamos superados, ante la desaparición de Santiago Maldonado el 1° de agosto a partir de un operativo de la Gendarmería en una comunidad mapuche en Chubut y, la negativa de parte del gobierno a reconocerlo.
Gran parte de los argentinos hemos seguido por la prensa las peripecias de la familia para que la desaparición del joven sea investigada, caratulada como desaparición forzada y mantenida en la agenda, ante los claros intentos de distorsionarla. La familia contó con el acompañamiento de organizaciones de derechos humanos nacionales e internacionales, sindicatos y crecientes sectores de la sociedad.
A un mes de la desaparición, Cetera difunde en las escuelas material informativo para que esta desaparición, sea abordada en el marco de la política curricular. Por lo que resulta extraña la campaña, incentivada por autoridades educativas, para atacar a los docentes que llevan este tema a las aulas. En ese marco, el Inspector Jefe Regional Fernando Balbi, ha manifestado que se permiten estas expresiones (refiriéndose al trabajo en las aulas) “en un espacio recortado, que no interfiera con el acto educativo” ampliando acerca de días perdidos de clase.
La prioridad electoral le hace perder de vista, al Jefe Regional (actual candidato de Cambiemos ), la Ley Nacional de Educación, la Ley Provincial de Educación y los Diseños Curriculares que orientan a los docentes a abordar en las aulas tragedias sociales como la desaparición forzada de personas, enmarcadas en el derecho a la vida. Hace 40 años que los argentinos sabemos que ese es nuestro reaseguro para que la tragedia del Terrorismo de Estado no se repita.
Olga Prieto
Concejal, Asistente Social Escolar, Directora, Inspectora de Enseñanza jubilada de la Provincia de Buenos Aires
