Opinión: Lo que la pandemia nos dejó

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“¡Como si… hubiesen aprendido entonces aprueban…!”

En estos días complejos finalizando un nuevo ciclo lectivo después de casi 18 meses sin presencialidad en las escuelas, sigo pensando que tipo de escuela surge después de esta crisis. Y digo crisis también como oportunidad de repensar nuestra educación y sistema educativo. 

El sistema educativo quedó destrozado. Se olvidaron de los niños y adolescentes quienes soportaron estoicamente cada anuncio de encierro, se quedaron sin jugar, sin aprender, sin estar con sus amigos, sin escuela y sin lazos sociales. Ellos fueron los grandes olvidados. 

Primó el criterio gremial y no el derecho a la Educación, a enseñar y aprender, impidiendo el retorno cuando algunas condiciones se fueron instalando. Por marzo de este año muchos docentes ya estaban vacunados y, sin embargo, la presencialidad se instaló luego de septiembre.

Me pregunto a nadie (Gobernador, Directora Gral. de Cultura y Educación, directores de Niveles, autoridades provinciales) ¿pensaron en los chicos más vulnerables, los que sus familias no pudieron acompañar sus procesos de aprendizajes? ¿los que no contaron con dispositivos tecnológicos? ¿los que salieron a trabajar por qué las carencias de las familias eran más fuertes e importantes? 


¿No pensaron? ¿O no confían en la educación como esa poderosa arma que cambia el destino de la gente?

Cuando allá por el 2016/17 decíamos “Cada Día Cuenta“  frente a las huelgas reiteradas de los gremios docentes que no aceptaban la cláusula gatillo, léase actualización salarial de acuerdo al índice de inflación, hoy derogada por este gobierno y sin recomposición salarial durante meses, pensábamos seriamente que cada día que un niño o un adolescente no iba a la escuela, sus posibilidades se veían disminuidas con menos aprendizajes, menos días de clases y menos oportunidades.
Hoy podríamos decir 18 meses sin clases, con escasos aprendizajes logrados, a pesar del esfuerzo titánico realizado por muchos docentes. Algunas investigaciones realizadas por FLACSO arrojan datos significativos: los estudiantes lograron tan solo un 27 % de aprendizaje de los que cualquier niño/a alcanza en la presencialidad. 

La realidad es que no hay respuestas desde la política educativa. O la respuesta es justamente la imposibilidad, y la flexibilización que lleva a un como si hubiesen aprendido entonces aprueban. O clases a contra turno, los sábados, con docentes jubilados, en condiciones de pauperización del salario docente, priorizando contenidos mínimos. 

Un sistema educativo que no se ha servido de la crisis pandémica para generar propuestas innovadoras y que no rescata lo valioso de las propuestas de otro momento. De nuevo la educación queda fuera de la discusión cuando debería estar en el centro de la escena.

Discutamos estrategias para remediar el impacto educativo que la Pandemia provocó en toda una generación que hoy tiene riesgo de títulos vacíos, sin contenidos, sin aprendizajes. Una estafa más para los chicos. 

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