En los últimos días hemos sido testigos de declaraciones por parte del presidente que en principio entristecen y preocupan.
El sábado por la noche, en una puesta en escena hollywoodense, la familia presidencial se prestó a que la Sra. Mirtha Legrand le realizara una entrevista en la misma residencia de Olivos, haciendo uso y abuso de las instalaciones y los buenos modales.
En medio de un torbellino de realidad que le ajustaba la conductora, el presidente se desnudó ante la audiencia, manifestando que la jubilación mínima es de 9 mil y pico. No conforme con esta respuesta, la Sra. Legrand le repregunta a los asesores y productores de tras de cámara quienes a coro pronuncian el verdadero monto que es de algo más de 6 mil pesos, pero el primer mandatario porfiado en su ignorancia ante el salvataje y desaprovechando la corrección de sus asesores, insiste con el monto oficial es de 9 mil y pico, como aportando un dato menor para tener en cuenta.
No es posible que el gobierno tenga conciencia del contexto de crisis económica y social, si al menos, el responsable máximo del estado, no tiene claro cual es el ingreso de miles de abuelos argentinos, que están lejísimo de superar la línea de la pobreza.
Hace unos meses nos alertábamos ante la decisión de modificar la Ley de Movilidad Jubilatoria a través de un decreto presidencial para disminuirle el aumento a los jubilados, que luego se reparó. Hoy esa marcha y contramarcha toma otra trascendencia.
Unos días después en conferencia de prensa presentando los resultados del programa Aprender, nuevamente el presidente realiza una desafortunada declaración, manifestando que «existe una terrible inequidad entre los que pueden ir a la escuela privada, y aquellos que tienen que caer en la escuela pública», revelando su más profundo pensamiento sobre lo que significa ir a la escuela con guardapolvo blanco, casi como último recurso.
En un país divido por una grieta organizada por años de necesidad y autoritarismo, el máximo desafío de nuestro actual presidente y equipo de gobierno, es construir igualdad y equidad en un territorio donde abundan las diferencias y las desigualdades.
Como argentino le exijo al presidente que trabaje, tome su rol con responsabilidad, y evite los errores no forzados. Sé de antemano que vamos a disentir en conceptos y métodos, pero quiero creer, que sin importar de donde venimos, compartimos el objetivo de vivir en un país mejor.
No es honorable hacer leña del árbol caído, pero este árbol es muy grande, nos ha engañado, y el riesgo es que caiga sobre todos nosotros.
