¿Para qué sirve la filosofía? ¿Debería servir para algo?, por Isabel Marcos Muñoz
…” el discurso filosófico se ocupa de problemas para los que siempre necesitamos forjar nuevos conceptos.
No porque no tengan solución, sino porque cambian de situación existencial y de contexto histórico, social, cultural y político”_ Marina Garcés
La filosofía no entraría en las categorías de “útil o inútil”, tampoco debe ser un catálogo de pensamientos prestigiosos, germen de tertulias eruditas de antaño, o personajes griegos caminando en círculos reflexionando sobre la vida y esas cosas. Pero, igual se la ha criticado en los últimos años: “por no servir para nada” ser “una pérdida de tiempo”, pero…
¿Qué es el tiempo? ¿Y qué significa perderlo?
Y es así, sin darnos cuenta, como nos adentramos a la filosofía, comenzamos a bucear en las profundidades interrogativas como en la antigüedad, lo hicieron hombres con asombro y con extrañamiento hasta encontrarse con el conocimiento mismo.
La filosofía ha sido arrinconada en épocas donde la metáfora de la liquidez –propuesta por Bauman– crece frondosa en una era sin certezas. La gente, experimenta continuamente la sensación de que existen posibilidades de convertirse en desecho, tanto laboral, emocional como social, el mundo cambia, las cosas cambian rápidamente, todo drena, vencido por el tiempo que parece haber dilatado sus pasos… Otra vez el tiempo.
Otra vez la filosofía y la pregunta: ¿para qué sirve?
Si los filósofos se empeñan en hablar de lo que no saben: el propio Sócrates lo reconocía así, cuando dijo «sólo sé que no sé nada».
Si no sabe nada, ¿Qué nos puede decir? Máxime en tiempos donde todo parece estar develado, descubierto desde el reino informático de Internet donde el conocimiento es accesible a todo aquel que quiera “saber”, “nada” pareciera permanecer encubierto
Pero ¿Qué es todo? Y ¿Qué es nada? Y ¿Qué es el conocimiento?
¿Y para que querríamos saberlo en la cotidianeidad de la vida ordinaria? ¿De qué nos sirve reflexionar sobre el todo y la nada, y el tiempo…y el conocimiento? Si los animales, las plantas, el ama de casa, el médico, la maestra, el alumno, el cobarde , el valiente, la mucama, el que levanta la basura y el que la tira, el rico y el pobre…son finitos; toda la vida en su extensión tiene un principio y un fin… entonces …¿para qué preguntarse? Y si existiera la respuesta. ¿Para qué nos serviría? ¿Y si es irresoluble? El futuro es inquietante
La filosofía ES inquietud, es el potencial exterminador de la “normalización” cotidiana.
Vivir en piloto automático, por inercia vital… ¿Nos hace poseedores de vida?
La pregunta barre con las verdades absolutas, ayuda a emanciparnos de la construcción de sentidos que nos son dados, y, que aceptamos…sin cuestionar.
Preguntarse no nos da respuestas, pero nos hace libres
Por eso la filosofía permanece inacabada. Anónima en cada puente de palabras que se extiende hacia el Otro, pactando con la existencia, sobreviviendo a las épocas
Si al fin… ¿Por qué TODO tiene que servir para ALGO?
Muñoz Marcos Isabel –Prof. de Filosofía-Coach Ontológico.
