Pasá la pelota, que llegó el rugby femenino a Los Miuras

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Qué le faltaba a Junín y al Club Los Miuras para tener rugby femenino. Simplemente la valiente que se animara a poner en marcha un proyecto que venía dando vueltas en la cabeza de sus directivos, pero que no encontraba a la persona indicada para materializarlo. Llegó desde Tucumán, previo paso por Rosario y Capital, y también guiada por una relación sentimental. Buscó, investigó, golpeó puertas, se reunió y finalmente presentó el proyecto que puso la maquinaria a funcionar.

Desde este sábado a las 15.00, Érika Slame, quien además de ser jugadora de rugby es árbitra de básquet, recibirá en las instalaciones del club a todas aquellas que, a partir de los 12 años, quieran probarse en una disciplina que si bien ha tenido un desarrollo sostenido en el país, es una autentica novedad para la ciudad. En la previa, dialogó con Junín24 sobre sus expectativas, pero también sobre el recorrido que la trajo hasta acá.

Foto: Paula Díaz – Prensa Club Los Miuras

-¿Con qué sensaciones se vive el día previo a que todo comience?

-Tengo euforia, tengo ansiedad y ese sentimiento que te provoca el querer saber si van a concurrir, si no van a concurrir; si les va a gustar, si no les va a gustar. Son un conjunto de muchas emociones. Yo llegué al club buscando un lugar para jugar, en el cual ya ser parte. Y me dijeron necesitamos que estés al frente para que esto sea posible. Fue sorpresivo y un sacudón, porque fue mucha información de golpe.

-¿Es un proyecto que propusiste o que te propusieron?

-Podría decirse que fue un cincuenta y cincuenta. Yo llegué a Junín el año pasado. Como ya sabía que me mudaba definitivamente tenía que buscar seguir con mi vida cotidiana. Cuando llegué al club pregunté si había rugby femenino y me dijeron la propuesta está pero no tenemos quién se haga cargo. ¿Querés ser parte? El desafío me gustó, porque tenía conmigo gente que tenía ganas de trabajar pero que no lo había puesto en marcha tal vez por sentir que tenían poca o nula experiencia. Me dijeron tenés el ok de todos, todo lo que necesites, dale para adelante. Fue satisfactorio saber que tengo ese respaldo.

-Pensando en jugadoras que podrían llegar desde otros deportes, por lo que ya tienen ese chip de la competencia, ¿con qué oferta competitiva se van a encontrar en el futuro?

-Al tener la sede de UROBA acá en Junín, la región ofrece todas las posibilidades de poder crecer a nivel competitivo. Lo que más nos haría falta es hacernos fuerte como grupo, como equipo y que todos empujemos para adelante. Por delante tendremos campeonato local, que vendría a ser el de la zona, campeonatos regionales, campeonatos a nivel selección de UROBA, tenés la posibilidad de que te fichen para un seleccionado nacional… Y así sucesivamente. Tenemos todo tipo de competencia al alcance. Pero lo primordial ahora es formarnos como equipo y poder dejar bien parado al club.

-¿Te ponés un plazo para esa consolidación?

-De momento queremos tomarlo con tranquilidad, porque es algo completamente nuevo. Es una disciplina que acá en Junín está arrancando prácticamente de cero. Lo más cercano que tuvieron al rugby femenino fue el Nacional de Clubes del año pasado, donde se mostró que no es un deporte violento, que no es un deporte al que le tenés que tener miedo sino que es como cualquier otro. Es cuestión de probar que te guste. Momentáneamente a lo que estamos apuntando es a formar un lindo grupo, a tener la mayor cantidad de chicas que sea posible y después de ahí empezar de a poquito, ver si se empiezan a dar algunos amistosos.

-Toca largarse en un momento atípico para el deporte, en el que hubo que aprender a convivir con protocolos sanitarios…

-Gracias a Dios los protocolos y todo lo que está pasando nos ayuda muchísimo a fomentar el tema de lo básico, de la base… De los pases, de cómo pararte dentro de una cancha, saber cuáles son los pilares a tener en cuenta. Es como en todos los deportes. A nosotros nos toca practicar un deporte que es al aire libre, en un club que es gigantesco o en el Parque que también lo es. En ese sentido vamos a tener la posibilidad de tener dos, tres metros de distancia entre jugadora y jugadora. Obviamente después están todos esos recaudos a tener en cuenta como el alcohol en gel, cada cual llevar su toalla, cada cual llevar su botellita de agua y no compartirla… Con el tema de los pases, porque usamos las mismas pelotas, son muy pocos los ejercicios que podemos hacer porque desde la UAR el lineamiento que mandaron es que momentáneamente no podemos hacer contacto.

Foto: Paula Díaz – Prensa Club Los Miuras

-Siempre dio la sensación de que el rugby, en cuanto a su alcance a nuevos jugadores y jugadoras, es un deporte de ciclos, en el que juega un papel muy importante el éxito deportivo que pueda tener un seleccionado u otro representativo a la hora de aumentar su difusión y tener mayor llegada. ¿En qué momento estamos hoy?

-Hablando exclusivamente del rugby femenino, Junín está un poquito quedado. A nivel país estamos muy avanzados, a tal punto que tenemos un seleccionado nacional que hace pie con potencias, como es Brasil en el femenino, que está inserto en el circuito. No pasa en el masculino, que por ahí se hace mucho más hincapié en el fútbol. La Unión Argentina de Rugby tiene convenio con la Universidad Siglo XXI, porque tiene la metodología digital y online hace muchísimo tiempo, es muy adaptable y da la posibilidad a todo tipo de jugador de tener esas facilidades que alguien que entrena, concentra, viaja a jugar no podría tener. Además de ofrecer becas que permiten hacer las dos cosas. Es algo en lo que el rugby hace mucho hincapié. Club al que vayas te van a decir que si tenés malas notas no podés entrenar o jugar. Se fomenta eso.

-¿Cuánto afectó el cachetazo mediático que, en función de actos particulares, generó esa sensación de manchar al deporte en su conjunto?

-Fue una mala pasada, que mediáticamente se tergiversó demasiado. Se habló de un grupo de 11 rugbiers, pero eran dos los que jugaban y de diferentes clubes que además no tenían inculcados esos valores que el rugby busca transmitir. Se lastimó muchísimo a un deporte que se vio afectado en todo tipo de ámbito, porque si vos vas a una cancha de rugby o frecuentás a alguien que lo juega te das cuenta que no es nada que ver.

Foto: Paula Díaz – Prensa Club Los Miuras

-¿Qué te pasa cuando se dice que el rugby es un deporte cheto? ¿Se fomentó de adentro hacia afuera o de afuera hacia adentro?

-Es un prejuicio que no es mundial sino que se da más acá en Argentina. Si vos te ponés a ver en todo el mundo, es como el fútbol. Arman una canchita, un in-goal y juegan. Tenés las tribus maoríes, las tribus del centro de Asia o de Oceanía que lo practican y son jugadores de escasos recursos en muchos casos, que juegan descalzos. En el mismo Brasil, las jugadoras encuentran una salida jugando rugby. O a nivel nacional tenés dos proyectos que llevan el rugby a las cárceles, para poder reinsertar a los presos en la sociedad jugando. Leí la historia de un muchacho que desde jovencito estuvo inserto en muchos malos tratos, en un ambiente muy violento que lo formó así también a él. Y jugando rugby logró reinsertarse en la sociedad. Muchas empresas que están con estos proyectos los reciben. Él mismo dijo que no sabía canalizar todo lo que tenía adentro, todos sus problemas, hasta que empezó a jugar rugby. Hay una unión, un conjunto de valores como en todo deporte que se hace sentir. Hay sentido de pertenencia, deseo de ganar, pero en el tercer tiempo somos todos amigos.

-¿Cómo empieza tu historia con el rugby?

-Fue por mi hermana Antonela, que juega desde que tiene 9 años. Empezó sentada en un in-goal completando el equipo en que jugaba mi hermanito, que tiene un año menos que ella. Era fascinante, hasta el día de hoy es fascinante verla jugar. Cuando yo quise empezar lamentablemente no tenía esa posibilidad, porque justo me tocó en el momento en que estaba en su transición y eran muy poquitas las chicas que jugaban. No en todos los clubes te abrían las puertas. Cuando empecé a estudiar educación física, viene un profe que era de rugby y me dice te veo condiciones, por qué no probás porque capaz que te gusta. Yo le dije sí, me encanta, pero no hay clubes de rugby femenino. Cómo que no, me dice él. Andá, probá y después charlamos. Fui, probé, me enamoré y dije estuve toda mi vida errada, en un deporte que nada que ver, porque antes yo jugaba al básquet. Gracias a eso pude conseguir una beca. Ahí fue que me enamoré y me convencí que no lo cambio por nada del mundo. Es más, estoy haciendo que mi novio vaya al club y de a poco se está sumando al equipo. Él era fútbol y básquet, pero rugby nunca. Incluso conoció el club por mí, cuando llegamos, porque le dije que necesitaba ir. Nos perdimos por ahí en ese primer viaje…

-¿Y qué fue lo que te trajo a Junín?

-Por cuestiones personales decido irme de Tucumán. Con el tema del arbitraje iba a conseguir un muy buen trabajo y mi destino era Rosario. Tenía que venir por Capital porque se me había dado la posibilidad de hacer una pasantía y ahí conozco a mi novio… A mi marido, porque ya vive junto conmigo. Después yo me voy a Rosario, justo me tocó una gran inestabilidad desde septiembre, octubre del año pasado, cuando el dólar se disparó de un saque. No te querían alquilar en ningún lado, porque pretendían alquilarte a precio dólar. Yo estaba por volver a Tucumán, porque se me estaban agotando los recursos. Ahí él me dice que se quedaba en Capital, que podía hablar con el jefe para que me quedara, que hiciera unos pesos, un poco de carrera y tuviera otro roce… Y a la vez que probáramos entre nosotros dos, que no hacía tanto tiempo que nos conocíamos. Empezamos, pasó octubre, noviembre y llegaron las fiestas. El momento de la decisión de decir qué hago, porque el se volvía de Capital a Junín. Gracias a Dios funcionamos muy bien, su familia me abrió totalmente los brazos y terminamos acá.

Foto: Paula Díaz – Prensa Club Los Miuras

-¿Y cómo diste con Los Miuras?

-Como nos instalábamos acá definitivamente dije voy a retomar mis actividades, mi vida, mis cosas. Empecé a buscar. Yo ya sabía del club porque el año pasado mis compañeras de Alberdi Rugby vinieron con las nenas, con juveniles, al Nacional de Selecciones. Pensé capaz que tienen femenino. Había fotos, pero del Nacional y de hockey. Qué raro, pensé. Porque por lo general no le dan la sede a un club que no tenga femenino para fomentarlo. Era rarísimo. Entonces mando un mensaje al equipo de prensa y me dicen el proyecto está pero no hay quien lo desarrolle. Me comunico con La Chancha (Jorge Giménez, Coaching UROBA). Me dice venite y yo me estaba yendo de vacaciones. Le dije que cuando volvía podía juntarme con él para que conversáramos. Nos encontramos en UROBA. Hablé con Zinani, el presidente, y con La Chancha. Me dicen ya que estás en Junín, que tenés experiencia y que tenés ganas… Queremos que arranques con el rugby femenino, que te hagas cargo del rugby femenino en Los Miuras. Me dan el número de Memo Vambrie y del presidente (Carlos Tayaldi). Y me dijeron que le diera para adelante con el proyecto. Yo quedé medio aturdida, porque era mucho y de golpe. Empecé de a poquito, te hablo de febrero de este año. Al principio me costó un poco porque tuve un mal episodio con un mal comentario que hubo por parte de una mente cerrada. Pero desde el club me apoyaron, me pidieron que no dejara de ir, que querían la categoría, que querían sumar gente y que querían que todo el mundo se sintiera a gusto. Me remarcaron que no dejara de ir por una o dos personas que no saben adaptarse a la realidad de hoy, que no distingue entre deportes masculinos y femeninos.

Foto: Paula Díaz – Prensa Club Los Miuras

-Y de repente cayó la pandemia…

-Sí. Y quedó todo en la nebulosa. Seguí con mi vida, pensando que si tenía que volver a jugar ya se iba a dar, que tendría que ir a probar en otra ciudad. Sin saberlo empezaba a extrañar el club y justo me llama uno de los chicos que entrenaba conmigo en la primera y me dice que este año había elecciones y que el presidente quería que el rugby femenino fuese una división firme para 2021. Me preguntó qué posibilidades había de que volviera a presentar la carpeta del proyecto. Al principio estuve dubitativa, lo charle con mi marido. Me dijo si te hace feliz dale para adelante, porque plata no va a faltar, ganas no te faltan y si necesitas alguien que te lleve hasta allá y te vaya a buscar yo no tengo ningún problema. También su familia me dijo que le diera para adelante, porque de última lo continuará otra persona pero vos ya pusiste el primer ladrillo. Ahí empezamos, hará dos semanas atrás. Presenté la carpeta, lo aprobaron en el momento y nos largamos. Vamos a ver qué nos depara el destino.

-El sábado hay presentación formal ¿y cómo siguen los entrenamientos?

-Los miércoles de 19.00 a 20.00 vamos a entrenar en el Parque. Y todos los sábados en el club, en este mismo horario de las 15.00 que va a ser la presentación. Si hay lluvia no se suspende, porque más que un entrenamiento queremos hacer esa presentación formal. El presidente va a recibir a las jugadoras en el club, les va a dar la bienvenida y va a explicarles todo lo que tenemos planificado. A la vez queremos que sepan que desde ese momento ya van a ser parte de la familia de Los Miuras y no una división ajena a la que le ceden las instalaciones.

-Supongamos que vas a dar una charla a un colegio, a la universidad, y tenés que invitar a aquellas que quieran probar con el rugby. ¿Qué les decís?

-Que el rugby les va a dar el mejor grupo de amigas que puedan encontrar en todo el mundo. Que es un lugar donde se van a sentir cómodas y en el que siempre se va a buscar hacer foco en la meta que ellas quieren. Que se tienen que sacar de la cabeza que el rugby es un deporte de violentos, un deporte de btrutos. Que está mal dicho que el rugby es un deporte para hombres. Que es un deporte que te va a ayudar en tu estado físico, en tu estado mental y que te va a enseñar muchas cosas de la vida. Yo aprendí a compartir, a ayudar desde adentro y afuera de la cancha. Que podés aprender de tus compañeros pero también de tus rivales.

Foto: Paula Díaz – Prensa Club Los Miuras

Por Juani Portiglia

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