Lo dijo el intendente Pablo Petrecca durante la celebración del Día del Inmigrante en el salón de la Sociedad Italiana de Junín. El jefe comunal destacó el recuerdo a través de la sonrisa y ponderó los valores del trabajo, el esfuerzo, el estudio y la dedicación.
El sencillo acto, organizado por la Asociación de Colectividades de Junín, comenzó con un minuto de silencio donde se honró la memoria, coraje y pasión de los inmigrantes con los acordes de fondo de la banda militar Curupaytí.
En sus palabras, el intendente Pablo Petrecca destacó que “hoy es un día mucho más especial que el Día del Inmigrante, hoy es el día de las sonrisas. ¿Quién de nosotros no recuerda con una sonrisa momentos compartidos con nuestros abuelos, tíos o parientes inmigrantes?” y recordó que “nuestra carta magna en 1853, en su preámbulo nos habla de un país abierto para todos los hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino. Alberdi en 1850 concebía a la inmigración como un proceso de desarrollo y crecimiento para un país”.
Posteriormente se explayó acentuando el análisis conceptual y práctico de este Día del Inmigrante. “Nuestro país es riquísimo en la extensión de sus tierras, clima y tantas cosas positivas. Pero hay algo que lo ha forjado y desarrollado, que han sido nuestros queridos inmigrantes, esos hombres y mujeres que con dolor y sufrimiento han tenido que salir de sus países dejando a sus familias”, describió y contó su experiencia personal. “Mis dos abuelos, uno italiano y otro español, uno se alejó de la primera Guerra Mundial y el otro de la Guerra Civil. Llegaron con dolor, pero con sueños y esperanzas de construir un nuevo futuro, una nueva realidad”.
Para concluir, Petrecca invitó a que “todos recordemos o imaginemos aquellos domingos tan lindos en familia. Yo recuerdo a mi tía Negra, una tana tremenda que hacía unas pastas riquísimas con tuco fuerte” y complementó rememorando que “algunos comíamos pastas, otros boulage, otros bagna cauda, otros paella, etc. Pero si hay algo que podemos recordar de aquel olor rico a comida de aquellas casas grandes, es algo que se podía sentir y oler: el laburo. Y eso es lo que nuestros padres y abuelos nos dejaron como herencia. En mi caso, con trabajo, esfuerzo, valores queda demostrado que uno puede lograr lo que uno se propone. Por eso, la mejor forma de honrar a nuestros inmigrantes es aprender sus enseñanzas: el trabajo, el esfuerzo, el estudio y la dedicación”.
En tanto, el flamante presidente de la Asociación de Colectividades, Abel José, manifestó que “honramos a aquellos que dejaron países sumidos en guerras y miserias. Hombres y mujeres que sumaron sus esperanzas a las de los argentinos y regaron la tierra con su sudor honrado y ennoblecieron las artes, decoraron la industria y el comercio, se agruparon en comunidades y lograron una vida en paz en este bendito país que los recibió con los brazos fraternales”.
Luego José agregó que “los inmigrantes se encuentran en nuestro sentimiento más profundo y hoy son nuestra guía”, dijo y explicó que “como Asociación tratamos de mantener vivas nuestras raíces, tradiciones, sabores y culturas. Pero más allá de la característica de cada nacionalidad, festejamos nuestra integración y demostramos que a pesar de nuestras diferencias podemos trabajar por el bien común. Ese es nuestro camino y debemos continuarlo”.
Estuvieron presentes concejales, autoridades militares, eclasiásticas, policiales, miembros del ejecutivo municipal y veteranos de guerra de Malvinas.
La ceremonia central se iba a realizar en la Plaza del Inmigrante, situada en la avenida San Martín y Primera Junta, pero cambió de lugar por las condiciones climáticas.