El 69 por ciento de los adolescentes reconoce que comenzó a tomar alcohol entre los 12 y 14 años, mientras que cuatro de cada diez “mezcla” bebidas durante los fines de semana.
De un estudio de la Defensoría del Pueblo bonaerense para conocer las denominadas “previas” de los jóvenes en la ciudad de La Plata, se desprende que la edad de inicio de consumo de alcohol entre los 12 y 14 años, según lo respondieron un 69 por ciento de los encuestados.
El estudio realizado en base a una muestra de 500 casos para conocer la metodología de “la previa” que hacen los adolescentes antes de ir a los boliches, reveló que el 40 por ciento consume alcohol los fines de semana, y que cuando lo hace “mezcla” diferentes bebidas.
«Tenemos una situación preocupante que es el hecho de que la ingesta previa a las salidas nocturnas se realizaba en los propios hogares o en hogares de amigos, y esto debe de maximizar nuestro rol de padres e involucrarnos», expresó Walter Martello Defensor del Pueblo adjunto a cargo del área.
Un 37 por ciento de ellos expresó que al menos una vez al mes consume 5 o más bebidas alcohólicas en un solo día, mientras un 13 por ciento confirmó hacerlo todos los fines de semana. Lo que indica que no miden la ingesta y la mezcla de bebidas, ya que el 22 por ciento manifiesta no haber podido parar de beber, y mismo porcentaje manifiesta no recordar la noche anterior.
Siempre según el informe, siete de cada diez jóvenes manifestaron beber alcohol lo relaciona con celebraciones y festejos, porque es divertido tres de cada diez y por la sensación que genera un 25 por ciento. «La asociación entre alcohol y diversión es una propuesta a desmitificar que vamos a trabajar en talleres en escuelas y organizaciones con un abordaje diferente desde el área de niñez y juventud», manifestó Martello
Cuando se consultó sobre las bebidas que prefieren ubicaron en primer lugar el fernet y el campari, luego la cerveza, y en tercer lugar vodka, ron y tequila, es decir responde en gran medida a los estereotipos de las publicidades de bebidas alcohólicas.
Un dato llamativo es que cuando se consultó si alguna otra persona había resultado herida porque el entrevistado había bebido, casi el 9 por ciento respondió que “sí” al menos una vez en el último año. Esto denota que no sólo se produce un deterioro a nivel cognitivo y físico producto del consumo sostenido, sino también un daño en los vínculos y relaciones sociales.