No debe haber sensación más gratificante para un grupo de futbolistas que la posibilidad de convertir los murmullos en una ovación cerrada, solo con el fruto de su esfuerzo. La experimentó esta noche Sarmiento, en el estadio Eva Perón, a medida que iba construyendo la goleada 4-1 sobre Gimnasia de Mendoza que lo dejó como único puntero de la Zona B de la Primera Nacional.
Es que el clima estuvo enrarecido en el inicio. Con hinchada dividida y un ingreso desprolijo al estadio en el que hubo muy poca voluntad de parte del operativo policial. Para colmo, El Verde arrancó el partido desordenado, sin poder cortar el juego de la visita en mitad de campo y con muchas desatenciones defensivas.
Pese al mal funcionamiento del equipo de Delfino en esa primera mitad, las ocasiones de gol estuvieron repartidas. Una media vuelta de Morales en el área encontró bien parado a Vicentini. Y al minuto contestó Vismara con un buen remate desde la medialuna que sacó Marchiori al córner. También Magnin lo tuvo de cabeza, asistido por Fornari, pero su remate de pique al suelo volvió a encontrarse con el uno, que empezaba a ser figura.
Ya había murmullos cuando a los 35 minutos Gimnasia de Mendoza lograría ponerse en ventaja. Otra vez se miraron todos en defensa, se quedaron pidiendo offside mientras Morales empujaba el centro de Bertrame, con Vicentini ya vencido.
Si habrán sido tensos los últimos diez de esa primera mitad que el preparador físico se fue el vestuario intercambiando algunos gestos con los hinchas que lo insultaban desde la tribuna. Eso sí, un minuto antes pudo haber llegado el empate, cuando Aguirre pifió en el rechazo y la pelota estuvo a punto de meterse por encima de Marchiori, que retrocedió un par de pasos y despejó con una atajada sensacional.
Vamos a la parte más linda de la película. Para iniciar el complemento, Delfino lo sacó a Castelli, que ni cerca estuvo de justificar su titularidad, y lo mandó a la cancha a Colzera. A los 3 minutos y a los 6, Magnin ya había estado cerca en dos oportunidades de empatar, pero al siete bravo le falló la definición.
El primer desahogo llegó a los 12. Castet, el de los huevos de oro, desbordó por la izquierda y metió el centro. Un rechace corto dejó la pelota en la medialuna, servida para Quiróga que le pegó de primera, con borde interno, y la puso bien pegadita al palo de un Marchiori que hasta ese entonces parecía imbatible.
Tras el desahogo, la primera explosión total. Colzera acomodó la pelota en un tiro libre, apenas dos minutos más tarde, y su remate dejó inmóvil al arquero, viendo como la pelota inflaba la red.
El clima ya era otro. La hora de los aplausos. Antonini lo perdió de cabeza abajo del arco y Fornari reventó el travesaño con un remate lejano. Magnin celebraría su quinto gol en el campeonato y el 3-1 de Sarmiento. De cabeza, mandó a guardar un centro precisó de Quiróga, a quien le dio todo el mérito en el festejo.
Hubo tiempo, también, para que Maxi Fornari se sacara la mufa de cara a los hinchas, con el gol que sentenció el partido. 4-1. Goleada como las que hacía mucho no se disfrutaban en el Eva Perón.
No debe haber sensación más gratificante para un grupo de futbolistas que la posibilidad de convertir los murmullos en una ovación cerrada, solo con el fruto de su esfuerzo. ¡Que lo disfrutes, Sarmiento!
Por Juani Portiglia – @JIPortiglia