Anticipándose al Bicentenario de Junín, el sitio web juninhistoria.com inicia un ciclo denominado «200 hechos en 200 años» donde se reconstruyen los principales doscientos hechos ocurridos en una línea del tiempo trazada por el periodista Roberto Carlos Torres, director del único sitio web dedicado exclusivamente a reconstruir la historia juninense y galardonado por el Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Provincia de Buenos Aires como mejor columnista histórico de la provincia- que nos lleva hasta nuestros días.
Dice el historiador Luis Sciutto Ferretto sobre la fundación de Junín: «Resulta obvio destacar que en la iniciación de los temas en el recuerdo, observe la falta de justificativo para el injusto retardo -durante tantos años- de la fijación de fecha para la celebración anual de la fundación del pueblo de Junín. Evidentemente, estábamos en deuda de gratitud con nuestro pasado histórico«, así lo refiere Sciutto Ferreto en su libro «Junín en la historia y hombres que lo impulsaron» (1967).
Y agrega: «Cabe consignar entonces la importancia que revela la promoción oficial de fecha, su festejo anual y su repercusión espiritual indiscutible. Fue ésta una inquietud en la que participé desde mucho tiempo atrás, puesta ya de manifiesto en diversas ocasiones»
Recién el 2 de setiembre de 1961, mediante ordenanza Municipal Nº 888, fue declarado oficialmente como fecha de fundación de Junín, el día 27 de diciembre de 1827. Dicha ordenanza fue ratificada por el Poder Ejecutivo de la Provincia de Buenos Aires el 4 de diciembre de 1961, mediante el decreto N° 12.841.
Sciutto Ferretto sigue narrando en su libro en el capítulo dedicado a la Fundación de Junín: «El pueblo nació del esfuerzo de avanzada en la conquista del desierto. Se erigió en custodia civilizadora, como resguardo y signo de progreso redentor en la extensa y rica provincia de Buenos Aires. La creación de éste y otros núcleos pampeanos respondió a la trascendente visión de los gobernantes españoles, estimulados a su vez por el vigoroso esfuerzo que ya por aquella época realizaban los criollos, entre quienes tanto se destacara don Manuel Belgrano. Existen al respecto en los archivos, documentos que revelan una clara relación de intentos y proyectos desechados sobre esta fundación, sustentados desde la época del Virreinato del Río de la Plata.
El proyecto que se aprobó en definitiva se basaba en un minucioso y favorable informe, que en 1796 había confeccionado el marino y naturalista don Félix de Azara.
Tales trabajos respondían a la exploración y estudio que se le encomendara de esta región desértica, hasta entonces desconocida, ya que se deseaba establecer un fuerte militar para que sirviera de base a una futura colonización. Este ambicioso proyecto no se concretó de inmediato, quizás porque en esos tiempos no urgía demasiado el avance sobre el desierto, a co ta de sacrificio de soldados, y por resultar muy oneroso para los exiguos erarios oficiales.
Después de declarada obtenida nuestra independencia, correspondió al presidente Rivadavia, en el año 1826, dar principio de ejecución a lo proyectado. Satisfaciendo un viejo anhelo nacional, expide aquel memorable decreto que ordenaba cumplir el establecimiento de la nueva línea de frontera -oportunamente pactada con los indios- que se extendía por zonas totalmente desiertas de la provincia de Buenos Aires.
Sin embargo, inconvenientes políticos de última hora dilataron tan importante como trascendente iniciativa, pero en el año 1827 el coronel Manuel Dorrego, a la sazón gobernador de Buenos Aires, logra salvar las dificultades y ordena al entonces comandante general de fronteras, don Juan Manuel de Rosas, la organización de los trabajos necesarios para tal fin. Para ello tuvo que practicarse el estudio del lugar definitivo, donde posteriormente se enclavaría el fuerte defensivo y propiciatorio de la futura población.
Rosas, por su parte, nombró una comisión de militares integrada por los comandantes Juan Francisco Ullúa, Francisco Javier Acevedo y Mariano Acha, para que eligiesen la mejor ubicación donde erigir el fuerte, con la recomendación de que fuera en las inmediaciones de la laguna del Potroso, o bien del Cerrito Colorado.
Esa comisión desechó en principio por inconveniente el si- tio primeramente nombrado y decidió colocar el mojón indicador frente al Cerrito Colorado, sobre la margen izquierda del río Salado.
Al tratar de determinar con mayor precisión el lugar donde habría sido colocado dicho mojón, he llegado a la conclusión que el mismo debió haber estado enclavado en algún punto del terreno donde actualmente se levantan las instalaciones de la Sociedad Rural, o bien de la feria ganadera de la firma Regés Hnos., Crosetti & Cía. S.A.
Pero no obstante la situación fue discutida nuevamente, triunfando en última instancia lo propuesto por Acevedo y Ullúa, quienes sostenían como sitio de elección el que actual- mente ocupa la plaza 25 de Mayo.
A los pocos días de estos acontecimientos, el 27 de diciembre de 1827, el comandante don Bernardino Escribano pisó estas tierras de esperanza y fundó en ellas el Fuerte Federación, del que resultó posteriormente la actual ciudad de Junín.
Es muy razonable pensar y formarse opinión en su favor. sobre cuáles fueron los motivos principales que pudieron in- fluir decididamente en el traslado del mojón, desde su primitiva ubicación frente al Cerrito Colorado, hasta un punto situado unas 16 cuadras más al norte, como informara la referida comisión de militares.
EL CAÑADON QUE NACIA CERCA DEL ACTUAL CEMENTENRIO CENTRAL Y TERMINABA POR EL SALADO
Deseo aclarar previamente que si se observa con atención la actual cartografia de esa zona, se puede advertir entonces que el informe arriba citado contiene dos apreciaciones equivocadas. En primer lugar, la orientación indicada para al de emplazamiento del mojón a su sitio definitivo no es exactamente la dirección Norte, sino la Norte-Noreste. Tampoco la distancia sería de 16 cuadras como está apuntado, ya que desde el Cerrito Colorado hasta la plaza 25 de Mayo hay unos 2.500 metros medidos en línea recta, es decir, algo más de 21 cuadras, y desde el sitio donde se habría colocado el mojón originariamente, nunca menos de unos 2.500 metros, o sea 19 cuadras.
Muy próximo al sitio previamente elegido se encontraba un cañadón o curso de agua pantanoso -cuya existencia recuerdo se prolongó hasta el año 1922- que habría sido un obstáculo permanente para arribar al futuro fuerte, ya que por aquel entonces los abastecimientos debían llegar necesariamente desde los similares de Salto o de Rojas.
Al ser estos últimos los puntos de apoyo más cercanos, quienes se propusiesen arribar al Fuerte Federación, sólo podrían hacerlo después de vadear el accidente geográfico señalado. Dicho cañadón nacía en la laguna La Escondida -lugar actualmente urbanizado y próximo al cementerio Central- y después de describir un amplio semicirculo hacia el Sur, desembocaba mediante un delta sobre la margen izquierda del río Salado, a poca distancia aguas abajo del actual puente carretero que permite el paso de la ruta nacional No 7.
El referido curso de agua ya no existe, como tampoco el legendario Cerrito Colorado y la laguna del Potroso. La erosión del terreno, considerablemente favorecida por el intense cultivo de las tierras en esos parajes, a partir del año 1882 transfiguró notablemente la topografía señalada en las primitivas cartas.
A continuación reproduciré conceptos ya vertidos en otras ocasiones, deducidos tras empeñosos estudios y reflexiones para determinar la fecha exacta de la fundación de Junín.
En dichos trabajos expuse mi punto de vista particular, como aporte a la dilucidación de tan difícil problema, ya que falta la documentación incontrovertible donde poder hallar la histórica fecha tan empeñosamente buscada.
LA SALIDA DE SALTO AL LUGAR DE FUNDACION
Lo único que se ha podido encontrar hasta el presente es un índice, donde se hace referencia a un detallado informe elevado al Gobierno por el entonces comandante de fronteras, don Juan Manuel de Rosas, el día 21 de enero del año 1828, y donde se da cuenta de las circunstancias verificadas para elegir el lugar definitivo del fuerte y otras relaciones de trabajos cumplidos en el mismo.
Por lo tanto es razonable tener en cuenta la documentación que constituyen los planos del fuerte, realizados en los comienzos del año 1828 por el ingeniero Teodoro Schuster, quien viajó desde Salto con la tropa expedicionaria del comandante Escribano.
La salida de Escribano desde Salto, con destino a Fuerte Federación, está documentada como concretada en horas del día 25 de diciembre.
Si se tiene presente la carta que envió Rosas a Balcarce el día 27 de diciembre, donde le informa que el ingeniero Schuster ya se encontraba en contacto con el comandante Escribano, se puede conjeturar sin mayor esfuerzo que hayan salido juntos el día 25, al frente del Regimiento 5 de Caballería, o bien en expedición ligera a caballo y con la escolta de práctica. Por tal razón, bien puede considerarse que el día 27 se hayan apeado en Fuerte Federación, distante unas 18 a 20 leguas y que ese mismo día, en cumplimiento de las disposiciones oficiales, hayan firmado los documentos hallados posteriormente,
Un informe del comandante Escribano fechado el 25 de diciembre de 1827, expresa que, no obstante carecer de algunos elementos necesarios para cumplir la misión encomendada. ordenó la partida con todo el material que tuvo a su alcance, respondiendo de esta manera a la voluntad puesta de manifiesto por Rosas.
Puede aquí deducirse que la tropa de carretas que partiera de Salto, haya salido en días anteriores, o a más tardar, en las primeras horas del día 25, fecha esta en que el comandante Escribano comunica al Gobierno el cumplimiento de la orden de partida.
Quienes conocemos el posible rendimiento de marcha de una tropa de carretas con su carga completa, arrastradas por dos o tres yuntas de lentos bueyes y transitando que sólo eran una tenue rastrillada, a menudo obstruida por por caminos enmarañados pajonales y sorpresivas vizcacheras, sabemos muy bien que en cada jornada de doce a quince horas, dividida en dos o tres etapas como era la costumbre, sólo podría adelantarse unas cinco o seis leguas por día.
También es de tener muy en cuenta la temperatura reinante, ya que por tratarse de fines de diciembre, es de pensar que el excesivo calor pudo haber producido una pronta extenuación de los bueyes que tiraban de las carretas. De haberse presentado una situación similar, ello no habría impedido a Escribano que con su escolta o con su Regimiento de Caballería -incluido el ingeniero Schuster- comenzara el día 27 los trabajos preliminares de armar tiendas y practicar las prime- tras mediciones.
Resulta lógico creerlo así, ya sea en el caso de que se hayan estado esperando las carretas o bien sí estas ya hubiesen llegado con los elementos necesario para emprender la obra. De cualquier manera, la tropa de carretas no podía encontrarse en esos momentos muy lejos de Fuerte Federación.
Otra información la constituye el recibo firmado por Escribano el día 27 de diciembre en Fuerte Federación, donde Se comprueba que el abastecedor de carne, don Angel Blanco, ya se encontraba allí con una tropa de 102 novillos. Un recibo similar lo firmó en Salto el día 25, por otro ganado y a favor de don Venancio Muñoz, con miras a abastecer la tropa durante el inminente viaje.
Si bien de esta forma se prueba que Escribano se encontraba en Salto el día 25 de diciembre, se desconoce en cambio -y esto tiene importancia para el cálculo del tiempo empleado en recorrer la distancia ya referida- a qué hora dio la señal de partida.
(FUENTE: «JUNIN EN LA HISTORIA Y HOMBRE QUE LO IMPULSARON», Luis Sciutto Ferreto, 1967).
(Ciclo de Junínhistoria.com, recopilación del periodista Roberto C. Torres)