Sarmiento tuvo una gran oportunidad de darle al Racing de Fernando Gago un golpazo en su propia casa, pero el rol protagónico lo paralizó en el segundo tiempo y lo terminó pagando demasiado caro.
Logró ponerse en ventaja a los 31 minutos del primer tiempo, con una buena definición cruzada de Julián Brea para sentenciar el 1-0. Con esa diferencia se fue al complemento, pero salió a jugar la segunda mitad con la única intención de aguantarla. Y lejos se quedó de hacerlo.
Es que desde los primeros minutos de ese segundo tiempo el equipo de Israel Damonte se mostró excesivamente replegado, máxime tras la expulsión de Mainero. Duró, de todos modos, 25 minutos que parecieron una vida. Hasta que Copetti decretó el empate de cabeza.
No cambió la postura de Sarmiento, que ahora cuidaba el punto como un tesoro que tenía que llevarse a Junín. Aguantó 12 minutos más, que parecieron dos vidas. Hasta que llegó el penal que Chancalay cambió por gol para darlo vuelta y poner el 2-1.
¿Quiso entonces que la derrota no fuera mayor? No se entiende. Pero el equipo siguió sin modificar su actitud. Entonces cayeron los goles de Copetti a los 48 y Correa un minuto después, para sentenciar el 4-1 definitivo.
