Este sábado por la mañana se llevó a cabo la charla Mujer, actividad física y deporte, organizada por UNNOBA, que contó con la presencia de Silvia Nigro y Sandra Ibarra, entrenadoras de básquet; Daniel Pueyo, ex-sub secretario de Deportes y entrenador del vóley femenino de Sarmiento; y Diego Carpinella, entrenador de Las Guerreras de la universidad.
Daniel Pueyo fue el encargado de abrir el debate con una problemática comunicacional que todavía afecta al deporte practicado por mujeres: «Hay que plantearse por qué cuando hablamos, cuando los medios hablan de deportes femeninos hay que hacer esa aclaración. Por qué si se menciona solo al deporte se relaciona directamente a su rama masculina».
Por otro lado, destacó la importancia de comenzar a incorporar al deporte a las más chicas, para que hagan todo el recorrido formativo que a futuro será vital para el crecimiento de cada disciplina.
Quien coincidió y profundizó sobre la necesidad de apostar fuerte al deporte formativo desde muy temprana edad fue Silvia Nigro, exjugadora de básquet y entrenadora en Argentino de Junín: «Hoy en Junín solo hay dos equipos, siempre hablo de básquet femenino, que trabajan con categorías formativas. Y es primordial. Es la base de la pirámide, porque después se va acotando la cantidad de chicas que se vinculan con el deporte«, señaló.
Y agregó: «Nosotros sabemos que si tenemos muchas chicas abajo, vamos a tener mayores. No pensamos en resultados, sino en jugadoras. De todos modos, yo entro al club argentino de la mano de un hombre: mi papá. Fue la primera profesora de básquet femenino, siempre fue y sigue siendo algo hecho por hombres«.
Uno de los deportes que mayor explosión tuvo en los últimos años en Junín en cuanto a la convocatoria de jugadoras ha sido el fútbol, al punto de atraer también a deportistas que venían desarrollándose en otras disciplinas. Diego Carpinella, entrenador de Las Guerreras de la UNNOBA, recordó los inicios y profundizó sobre el camino recorrido.
«Cuando se empezaron a formar un par de clubes, dependía de estos la organización de partidos amistosos, hasta que entró la Liga que lo hizo todo más fácil, porque si no dependía de las relaciones que existieran entre cada equipo. El primer año se jugó reducido y al segundo año ya se propuso el fútbol once. En aquella reunión no sabíamos si íbamos a llegar a formar los planteles«, señaló.
«Hoy hay varios equipos y ya estamos jugando 40 minutos por tiempo. Pronto quizás llegamos a los 45. Son un montón de chicas las que están participando. Este sostenimiento depende de que el recorrido sea prolijo, de que se ayude a que no se caiga. Si se hacen las cosas mal es muy fácil que se derrumbe todo. Es importante el compromiso de cada club. Desde el contexto de la universidad es una propuesta diferente, pero no deja de ser tan importante como las demás. Hay chicas que estudian, trabajan, son madres y además juegan al fútbol en una liga«, resaltó sobre la actualidad del fútbol femenino y de su equipo.
El cierre de la charla quedó a cargo de Sandra Ibarra, jugadora de básquet de largo recorrido, integrando por años la Selección Argentina, y actual entrenadora de Ciclista Juninense, que abordó la temática de las mamás deportistas.
«En mi época, cuando quedo embarazada, no era común. Yo estaba con la Selección, con mi club… Ahí tuve que parar esos nueve meses. A los dos meses después de tener a mi hijo ya estaba en una cancha de básquet. Me vuelven a llamar a la Selección y era la única mamá, lo que implicaba todo un desafío y mucho sacrificio«, recordó.
Y agregó: «Fue una movilización familiar, sin ese apoyo sería imposible. El entrenar en doble turno implicó destetar a Maxi. Hubo un Sudamericano a los seis meses y dije no. Al año llegó el Sudamericano y yo me moría de ganas de jugar, pero no lo quería decir por esos mandatos que nos ponemos las mujeres. ¿Quién decidía? Decidió mi marido: me dijo andate, porque no quiero que te quedes acá lamentádolo. Nos vamos a arreglar. Por eso amo este momento que estamos viviendo, en que la mujer deja atrás esos mandatos y decide jugar a lo que le gusta«.
Por Juani Portiglia
