Días después de la eliminación ante Banfield en los cuartos de final de los playoffs por el ascenso a Primera División, sin que hubiera ningún comunicado oficial publicado por el club, Sergio Barbagelata y su cuerpo técnico fueron separados del cargo al frente del primer equipo de fútbol femenino de Sarmiento que desde 2019 milita en la Primera B de AFA.
Como DT de Las Maestras desde su debut histórico en la categoría fueron 37 los partidos oficiales que disputó, con una efectividad del 69,3 por ciento de los puntos obtenidos. Para tomar mayor dimensión de esos números basta con compararlos con los de los dos entrenadores más exitosos del fútbol argentino en los últimos 25 años. Pensando en torneos locales oficiales de Primera División, Carlos Bianchi tuvo en Boca una efectividad del 62 por ciento y Marcelo Gallardo lleva un registro del 61 por ciento.
Habiendo clasificado a Sarmiento a instancias decisivas en los dos torneos que disputó en AFA, llegando a jugar incluso una final por el ascenso a Primera División, Sergio Barbagelata estuvo también al frente del equipo que conquistó el título en el Nocturno 2021 de Primera División de Liga Deportiva del Oeste. Fue el encargado, además, de recorrer todo el Noroeste de la Provincia de Buenos Aires para reclutar jugadoras, algunas de las cuales pertenecen actualmente al plantel y otras que han quedado recomendadas y podrían llegar en el futuro cercano.
-¿Pudiste hablar con gente del fútbol después de tu salida de Sarmiento?
-Sí, mucha gente me llamó para preguntarme qué había pasado. Sorprendidos porque habían visto que los resultados venían siendo muy positivos. Se solidarizaron conmigo porque nunca se hubieran imaginado una salida así. Yo tampoco. Hablé con gente con la que tengo una gran amistad.
-Que la primera reacción sea de sorpresa es algo que habla por sí solo…
-Es algo que está muy reciente, muy fresco. Le gente que lo va viendo en las redes sociales me pregunta qué pasó y estoy explicándole a todos los motivos. Gracias a Dios me sentí apoyado. Entiendo que cuando se cierra una puerta se abre otra, que no hay mal que por bien no venga.
-Hablás de explicarle a todos los motivos. ¿Vos ya le encontraste una explicación?
-Qué se yo. Uno se imagina, por la misma charla que tuve con los dirigentes. Me hablaron de una desconformidad de gran parte de las jugadoras del plantel. Yo no creo que sea así, porque tengo muy buena relación con muchas de ellas. Me queda ese sabor amargo de no haber podido ascender en dos años en los que estuvimos muy cerca, el dolor de la traición porque lo siento así, y la bronca por el modo en que se me comunicó la salida, sin convocarme a una reunión como lo hicieron en el momento que me vinieron a buscar. Creo que no fue la forma. Por lo que me dijo Fernando (Chiófalo) no fue por una disconformidad con el esquema o planteo táctico, aunque sí me planteó que no estuvo de acuerdo en cómo salimos a jugar el último partido. Yo de todos modos tengo el respaldo de muchos años jugando así, con un gran porcentaje de partidos ganados. Creo que hubo un grupo de jugadoras que no tuvieron la oportunidad de jugar todo lo que pretendían, si bien le di posibilidades a todas y eso me da tranquilidad. Hay que entender que a un partido entran 11, 7 van al banco y a las demás les va a tocar esperar.
-¿Crees que faltó terminar de entender esa realidad de la alta competencia?
-Creo que a las mujeres, a las que hasta ahora les había tocado empezar a jugar de mucho más grandes que a los hombres, les cuesta un poco más entender eso. Por ahí un nene que empezó jugando desde muy chico lo vivió muchas veces antes de ser profesional.
¿Te tocó a vos comunicarlo al resto de tu cuerpo técnico?
-No. Juan Carlos Pires me llama a mí y me lo comunica. En ese momento corta conmigo y lo llama también a Fede (Coronel). Yo también apenas corté con él lo primero que hice fue llamar a Fede. Y ahí después fui comunicándole a todos. A Marisa (Martínez), a Santi (Barbagelata), que ya estábamos desvinculados del club.
-¿Qué balance hacés del último torneo?
-El balance es positivo, porque otra vez llegamos a jugar instancias finales. También pienso que por cómo se dio todo nunca dejamos de ser un equipo en formación. Si bien yo sabía qué jugadoras tenía, todo el tiempo estuve buscando una ubicación en la cancha y cambiando para encontrar el equipo. A mediados del torneo medio que pareció que lo encontramos, pero después tuvimos que seguir haciendo cambios. Entonces nos encontramos con un final de torneo en que seguíamos en formación, porque muchas jugadoras no llegaron en su debido momento, porque hubo jugadoras que llegaron muy sobre la fecha. Así y todo se llegó otra vez a una instancia decisiva. Lamentablemente nos quedamos otra vez sin lograr el ascenso. Pienso que en algún momento, venga quien venga, Sarmiento se merece estar en la Primera A porque tiene la infraestructura para hacerlo. Ojalá se de la próxima.
-Ahora que ya no tenés la presión de decirlo desde adentro, ¿el objetivo inmediato tiene que seguir siendo el ascenso? ¿O conviene cuidar la plaza, esperar la llegada progresiva de refuerzos y la promoción de jugadoras juveniles sin esa urgencia inmediata?
-Pienso que si se trabaja bien con la dirigencia y se apuesta a este proyecto, se hace una inversión, se puede armar un equipo incluso mucho mejor que el que teníamos. Todavía quedaron en la zona muy buenas jugadoras que vimos y que por problemas de trabajo o problemas económicos no pudieron venir. Quedaron jugadoras de Pergamino, de Arroyo Seco, de Villa Constitución, de Olavarría. Hay. Y si se sigue recorriendo la zona hay todavía más. Pero está siempre ese problema económico de que la jugadora no puede dejar un trabajo en su ciudad para venirse a entrenar todos los días acá. Si me preguntás a mí, con unos poquitos refuerzos más se puede lograr el ascenso. Hay un buen proyecto, hay buenas jugadoras y se pueden incorporar más. Venga quien venga el club merece estar en Primera A. Ahí los beneficios van a ser otros y las cosas tal vez se faciliten un poco más.
-Todas esas visorias, esas jugadoras que quedaron recomendadas en la zona, es algo que tarde o temprano se va a poner también en la balanza para hacer una valoración completa de tu trabajo como entrenador de Sarmiento…
-Está bien. Pero me hubiese gustado que se valorara en su debido momento. Se hizo un trabajo bárbaro. Mucho sacrificio, mucho gasto económico. Pero ya está. El trabajo se hizo, no me arrepiento y ojalá que puedan llegar esas jugadoras. Incluso si me tienen que consultar por algo voy a estar para lo que sea. En ese sentido no voy a guardar ningún tipo de rencor.
-Me va dando la sensación de que, incluso con Sarmiento ya instalado como protagonista de la categoría, lejos de ponerse más sencilla la Primera B se pone cada vez más difícil. Porque ahora ascendió Belgrano, que tiene un margen enorme para seguir creciendo. Y está Vélez. Y para la otra temporada muy probablemente llegue Newell’s…
-Totalmente. Año tras año se está haciendo mucho más competitivo porque los clubes quieren estar en Primera A por los beneficios que eso implica, por los contratos que bajan desde AFA, por los sponsors, por la televisación. En la C justo se enfrentaron en semifinales Belgrano y Newell’s que eran los dos grandes candidatos a ascender. Newell’s tuvo la mala suerte que le tocó en ese partido. Belgrano es un equipo que conozco. Está muy bien armado, muy bien trabajado y tiene un potencial enorme de seguir encontrando jugadoras en una provincia como Córdoba que tiene muchas y muy buenas. Pero Junín a través de Sarmiento también lo tiene, en todo el Noroeste Bonaerense. Hay que recorrer pero lo tenemos al alcance de la mano. Sería feo no seguir apostando por este proyecto, porque en algún momento se le va a dar. Sarmiento se lo merece como institución.
-¿De qué tenés ganas como técnico? ¿O es algo que ni querés pensar por ahora?
-Todavía estoy viviendo el duelo. Pero son muchos años en las canchas. Uno siempre tuvo ganas de estar. Es momento de reflexionar. Después Dios sabrá. Las puertas no se las cierro a nadie. También pueden ser varones, pero yo estoy muy encuadrado con el femenino. Ya hace más de 10 años que estoy trabajando.
Por Juani Portiglia