La capacidad autocrítica es, en y por sí misma, un instrumento indispensable para la superación personal, sin embargo independiente de la acción resulta de poco beneficio, si nos juega en contra o sienta sus bases sobre exigencias absurdas.
La reflexión sobre la zona de mejora debe sobrevenir desde estrategias de modificación y soporte de las mismas, teniendo en cuenta los márgenes de mejora y también limitaciones externas e internas
La autocrítica, si se transforma en un hábito destructivo puede ser un peso emocional que nos inmovilice y nos deje desamparados frente a nuestros miedos, insaciables cazadores de nuestra vulnerabilidad
La RAE define la palabra autocrítica como el «juicio crítico que se realiza sobre obras o comportamientos propios». Y en ella hay que fijarse en que no hay ningún matiz negativo, tampoco positivo. Es una definición completamente neutra.
Debemos ser cuidadosos a la hora de remarcar nuestros errores, si bien es un signo de madurez y de inteligencia emocional, corremos el riesgo de caer en territorio patológico si la frecuencia se acorta y a cada paso criticamos nuestros actos, nuestro comportamiento, notando únicamente las fallas, debilidades y en general todos los aspectos negativos de nuestra persona, de ese modo solo logramos acentuar lo nocivo como hechos casi axiomáticos sin lograr visualizar como oportunidades de crecimiento y mejora permitiendo que en consecuencia, sobrevenga : el estancamiento personal y/o profesional
Debemos reconocer que cada vez que se comete un error involuntario, no es necesaria la autoflagelación emocional, castigándonos por lo torpe, o estúpidos que fuimos, o lamentar lo acertado que pudimos haber sido, en la severidad de la autocrítica reside el resultado que puede causar dolor e inseguridad
¿Qué ocurre si vamos por la vida en un continuo modo de crítica hostil hacia nosotros mismos?
Aparece, indefectiblemente, el repudio hacia lo que hacemos o somos, finalizando en un sentimiento de desamor propio, y, creyendo que merecemos menos de lo que tenemos cayendo en medio de una zona de autocompasión, corriendo el riesgo de encontrar comodidad mórbida.
En resumen, es necesario reconocer apropiadamente nuestros errores y considéralos como parte de la vida misma , o como aprendizaje para corregir o atenuar nuestras debilidades , de esa forma , reutilizamos el error de forma positiva, ya que de detenerse nuestra capacidad de autocrítica se detendría el crecimiento personal y bajarían nuestro niveles de autoestima .
A veces buscamos en la mente las respuestas que solo se hallan en el corazón, por eso mismo lo más aconsejable, tal vez no sea buscar razones para quererse más o quererse menos, sino abrazar una actitud positiva y menos acusadora.
Tampoco se trata de acallar la voz crítica, sino más bien de reeducarla.
La clave se halla en que deberíamos a escucharnos un poco más a nosotros mismos y atender nuestro idioma interno. Seguramente, nos daríamos cuenta muchas veces del maltrato innecesario y terrible que nos hacemos a nosotros mismos y la poca paciencia que nos tenemos.
Y quizás, en lugar de azotarnos con permanentes autocríticas negativas que nos inmoviliza con sentimientos como la culpa y la vergüenza, comenzaríamos a crear puentes hacia la superación y adquisición de experiencia. Porque cuando nos criticamos de modo insano podemos desmoronarnos y no poner esfuerzo para luchar y salir a la superficie.
Debemos tener en cuenta que no son nuestros errores los que nos definen, sino la actitud que se toma frente a ellos.
Por lo mismo, compréndete, perdónate, aprende de cada error mirando y continuando, sin prisa y sin pausa, hacia adelante.
5 afirmaciones que deben repetirse internamente y que ayudarán a perdonarse
- Me libero de la pesada carga de la duda, la vergüenza y la culpa
- Dejo ir el pasado para vivir el futuro plenamente
- Soy capaz de avanzar a pesar de mis errores
- Agradezco las cosas buenas que la vida me trae
- Acepto que hice lo que era posible con lo que tenía disponible
-El verdadero perdón llega cuando se puede decir: “gracias por la experiencia».
Oprah Winfrey.
Muñoz Marcos Isabel