El 11 de noviembre próximo se sentarán en el banquillo de los acusados, tres efectivos policiales acusados de haber sido autores de graves delitos.
Tiene fecha el debate oral que lleva como imputados a tres efectivos policiales
Horacio Butten, Mario Orsi y Lucas Adrover llegarán al debate imputados por “robo agravado por ser cometido en lugar poblado y en banda, falsificación de documento, falsificación o adulteración ideológica de documentos y amenazas coactivas en concurso real”. Si bien la causa se inició con posterioridad, los hechos tuvieron lugar en los primeros días del mes de enero.
Al frente del debate estará el Tribunal Oral Criminal 1 del Departamento Judicial Junín y los acusados cuentan con abogados particulares.
EL HECHO
Como fuera oportunamente informado, aquel 10 de enero, el chofer de un taxi, juninense, fue convocado para que se traslade a la vecina localidad de General Arenales, donde debían entregarle algún paquete que luego debía trasladar a Junín.
Lo que ignoraba en ese momento el taxista es que el paquete era producto de un ilícito cometido con la modalidad conocida como cuento del tío.
Mientras el conductor del coche de alquiler regresaba a Junín por la Ruta Pcial. 65, en Arenales ya se había dado un alerta al tomar conocimiento del ilícito.
Entre las primeras medidas adoptadas, se había implementado un operativo cerrojo. El taxista fue interceptado por personal policial que, con posterioridad se iba a descubrir, no formaban parte de los afectados a la búsqueda.
Fueron quienes lo retuvieron, se apoderaron de los bienes, lo amenazaron y obligaron a prestar declaración con argumentos “armados” por los funcionarios.
A medida que la causa iba avanzando e iban surgiendo distintos indicios y pruebas -que no coincidían con la primera declaración- bajo amenaza llegó a cambiarla en cuatro oportunidades.
La causa cada vez se enrarecía más hasta que finalmente, la fiscal, el ayudante de fiscalía y una secretaria se presentaron en la parada de taxis para la que trabaja el chofer, lo trasladaron a sede de fiscalía, sospechado de falso testimonio.
Esa audiencia se prolongó por cinco horas hasta que finalmente, la víctima de esta historia, se decidió a contar la verdad, previo pedir custodia. Iba a explicar lo que se sospechaba.
Durante meses fue amenazado para evitar que contara e identificara a los policías que se habían apoderado de los bienes que trasladaba en el taxi. Llegaban a pasar por la parada de taxis de manera intimidatoria. La misma fiscalía solicitó una pericia psicológica para con el conductor del coche de alquiler, que arrojó como resultado, entre otros detalles, que estaba atravesando un shock post traumático, que sus dichos eran veraces y vivía un verdadero “tormento”.