No es que llovió. Fue la madre de todos los diluvios. Y si es lindo cantar bajo la lluvia, imaginate gritar dale campeón pasada por agua. La llegada de un título que se les negaba desde 2018 fue con desenlace épico para UNNOBA, con empate agónico cuando parecía que la Copa de Oro quedaba en manos de Rivadavia y con victoria en los penales.
Toca retroceder el cronómetro, porque todas las grandes gestas tienen un inicio y un final. El de la cardiaca definición del Nocturno de Primera División en cancha de Moreno fue con dientes apretados. Entre dos de los equipos más tradicionales y más ganadores del fútbol juninense, ceder la iniciativa era demasiado lujo y demasiado riesgo. Los primeros diez minutos de Finalísima, entonces, tuvieron más fricción que llegadas de peligro.
En ese plan, Rivadavia empezó mejor yendo a presionar alto para no dejar pensar a Jalo Fredez y a Fiama Darrieu a la hora de gestionar el juego. Camila De Las Vecillas estuvo bien ubicada para capturar cualquier rechazo defensivo con que Las Guerreras intentaran liberarse del asedio y Lourdes Castro aportó la cuota de desequilibrio necesaria para poner en alerta a Rafaela Carbone. La 10 de Las Celestinas se gestionó solita la primera ocasión de gol del partido, recibiendo de espaldas en tres cuartos de cancha para liberarse con un giro de sus dos marcadoras y quedar de frente al arco para ensayar un remate de media distancia que salió por arriba del travesaño.
Pasado el round de estudio, como se acostumbra decir en el boxeo, UNNOBA empezó a encontrar espacios para poner a correr a Sofía Borsalino por derecha. Felicitas Gil retrocedió algunos metros para tomar contacto con la pelota, detectando que Juana Garayalde era custodiada con el celo que merece cualquiera capaz de meter 12 goles en cuatro partidos. Cuando las dirigidas por Diego Carpinella habían logrado emparejar el trámite, Lourdes Castro fue derribada dentro del área y se hizo cargo ella misma de cambiar por gol el tiro desde el punto penal, para poner a ganar a Las Celestinas.
En el complemento Las Guerreras siguieron teniendo en Felicitas Gil a su jugadora más desequilibrante y en Sofía Borsalino a la protagonista de la primera jugada de peligro real para el arco de Rivadavia, pero la 9 fue atorada en el mano a mano por la arquera Daniela Romero, que sacó al córner. Después cayó una gota. Y UNNOBA lo buscaba desde el córner. Después fue otra y otra más. Renata Carbone ya había ingresado a la cancha para disputar sus últimos minutos como Guerrera. Pero no solo para la estadística, porque cuando la gota se hizo diluvio y al partido nada más que quedaban tres por jugarse ella encontró con un taco la posición de Juana Garayalde en uno de los únicos pasajes del partido en que la habían liberado de una marca asfixiante. Y la capitana, ahora también goleadora intratable, lo aprovechó para sacar un remate que le infló la red a la arquera Celestina, para desatar un enloquecido festejo del empate.
La Finalísima del Nocturno de Primera División tuvo que definirse en los penales y allí UNNOBA fue pura efectividad. Metieron Renata Carbone, Juana Garayalde, Mery Guzmán y Micaela Navone. En Rivadavia fallaron Sole Cuadro y Rocío Araya, este último penal dando lugar al final de la tanda y al festejo de las universitarias. ¡Felicidades, campeonas!
