Acciones y actitudes como las que tuvo un perro este miércoles por la mañana dejan al borde del ridículo a las teorías que insisten en afirmar que los animales no tienen sentimientos: «Pucho» acompaño a su dueño Antonio – un abuelo de 74 años- y se subió a la ambulancia mientras el doctor Jorge Lerda y el Paramédico Marcos Petta lo preparaban para trasladarlo.
El comienzo de esta emotiva historia no fue el mejor, ya que el abuelo – que reside en barrio Municipal – se cayó temprano por la mañana mientras barría el patio de su casa y tuvo un fuerte traumatismo en la cadera. Como todos los días bien temprano mientras barre estaba acompañado de sus dos perros, quienes al verlo caer al piso y golpearse corrieron rápidamente a avisarle a la vecina que vive en la parte delantera de la casa: ladridos, ladridos y mas ladridos en forma insistente la despertaron y llevaron a la señora a la conclusión que algo no estaba bien. Así fue que cuando salió al patio lo vio a Antonio tirado en el piso. Llamó a PAMI que dio aviso a la ambulancia de Intermed y cuando Jorge y Marcos llegaron a auxiliarlo y se acercaron, «Pucho» y la otra perra no los recibieron muy bien ya que no sabían con que intenciones se acercaban a su dueño. Pasado ese momento y mientras subieron al paciente a la ambulancia por la puerta trasera, se encontraron con «Pucho» sentado al lado de la camilla que ni lerdo ni perezoso se había «colado» por la puerta lateral. No hubo forma por parte del personal de Intermed de hacerlo bajar: no pudieron convencerlo ofreciéndole comida, ni aún bajándolo a upa. Fue la vecina, que es casi parte de la familia de Antonio y sus perros, quien lo convenció (a medias y casi contra su canina voluntad) de que se bajara y dejará que lo trasladaran a Clínica Centro. Y así fue que una vez que Pucho bajó, los trabajadores de Intermed pudieron hacer el traslado a Clínica Centro para que el paciente reciba la atención adecuada.
