2019 fue un año de pleno crecimiento para Valentina Bortel. Con 15 recién cumplidos, recibió el llamado de Sergio Barbagelata para integrar la Seleccion de Junín que disputó el último Torneo Provincial; a la vez que comenzó a viajar a Buenos Aires para entrenar con River. Los fines de semana se los reservó para seguir jugando Liga con Ambos Mundos y arrancó 2020 jugando el Nocturno con Rivadavia de Lincoln, un equipazo con mucha juventud al que dio forma Darío Eletto y que terminó como subcampeón.
Después vino la pandemia, cuando todavía estaban fresquitas las imágenes de esa final que se escapó por nada, y el fútbol quedó allá lejos en la lista de espera. Sin competencia y sin entrenamientos, no quedó otra que parar la pelota. Pero los objetivos de la defensora no cambiaron, porque sabe que después de un año de transición muchas aventuras nuevas la van a estar esperando.
«Obviamente que cuando pase todo esto tengo que volver a entrenar con River. De todas maneras, nos están pasando rutinas con las que tenemos que cumplir todos los días. El entrenamiento es constante, aunque no sea lo mismo porque no es la misma exigencia. Pero lo bueno es que todo sigue en pie», le dijo Valentina a Junín24 Fútbol Femenino.
Como complemento, hace algunas semanas comenzó también a realizar un entrenamiento cognitivo con Silvina Espila, que tuvo la aprobación de River: «Me pareció una muy buena idea, porque soy defensora y es importante trabajar el campo de visión y demás detalles», explicó.
Durante los entrenamientos con El Millonario, ya detectó dos talentos que cree darán que hablar en los próximos años: «Sofía Sarubba, que es de Capitán Sarmiento y juega de enganche; y Victoria Arce, que es mediocampista… Creo que la van a romper. Tienen 17 años y están con la Reserva», dijo. Y enseguida dejó claro que es ahí donde ella también quiere estar: «En 2021 me veo en River, jugando un torneo. Ojalá sea el de Reserva».
Pero también existe la posibilidad, como ya sucedió el año pasado, de que le permitan jugar algún campeonato más de Liga Deportiva del Oeste mientras continúa viajando para entrenarse. Entonces, surge un nuevo dilema para la defensora: ¿Rivadavia o Ambos Mundos?
«Todavía no se si voy a poder jugar acá también. Ojalá me dejen, pero no tengo idea. Me habían pedido el pase de vuelta para Rivadavia, pero no se en qué quedó eso. La verdad que durante el Nocturno la pasé genial. El compañerismo que hay en ese equipo es tremendo. Es un gran equipo desde lo futbolístico, pero también por las personas que lo forman. Como entrenador, Darío (Eletto) es un genio. Detecta todos los errores y te los marca. Sabe muchísimo y enseña un montón«, destacó sobre su paso por Las Valquirias.
Pero también dejó claro que es imposible no mirar hacia los colores del corazón si solo quedara un torneo más para ella en Junín: «Se que en Rivadavia está siempre la posibilidad de pelear el torneo y que en Ambos Mundos todo se está rearmando. Pero si fuera el último torneo de Liga que juego, me gustaría pasarlo con mis compañeras y en el lugar de donde soy, en mi club. De todas formas, ganas de ganar tenemos todas», aseguró.
Si de aventuras se trata, a Valentina Bortel también le gustaría tener una segunda oportunidad con la Selección de Junín y, aunque sabe que muchas de las jugadoras que la dejaron chiquitita el año pasado ya no van a estar, cree que hay calidad suficiente para volver a armar un gran equipo. «Si bien en 2018 había participado con una selección sub-15, en 2019 fue mi primera experiencia con la mayor. Me sentí muy cómoda. Como las chicas eran más grandes, con más experiencia, me aportaron toda esa confianza, te aconsejan y hacen crecer muchísimo. Si no se iban las jugadoras que hoy están en Sarmiento estábamos para campeonas, por lejos», dijo.
Y agregó: «Si tengo que elegir mis favoritas de ese equipo me quedo con Melina Garialdi, Sofía D’Ambrosio y la Rubia (Nadia Ramírez) de UNNOBA que es lejos de las mejores centrales que hay acá, le pone todo». Además, se animó a jugar a la DT y elegir la defensa que le gustaría conformar en un próximo torneo de selecciones: «Me la imagino con Jennifer Trillo (Rivadavia de Lincoln), La Rubia (UNNOBA), yo y Milagros Falasconi (Ambos Mundos)».
A la hora de definirse como defensora, dijo que trabaja mucho el cabezazo porque siente que todavía es un aspecto a mejorar en su juego y destacó que se siento muy cómoda con su velocidad, a la que le saca provecho en la zaga. «Hoy ves a las nenas en escuelita trabajar el cabezazo. Eso es muy bueno. Y ya hay algunas que tienen diez años y cabecean mejor que yo. La mayoría de las que arrancaron a jugar por diversión, en el barrio, por su papá, por su hermano, no tuvieron la posibilidad de entrenar esas cosas hasta grande», reflexionó.
PARA EL FINAL, EL INICIO
De tanto acompañar a papá a la cancha de Ambos Mundos, de meterse en algún picadito con los pibes, Valentina empezó a sentir que no le alcanzaba con la danza. También quería ponerse la camiseta del Trico, defenderla, raspar y rasparse. «Cuando iba a la cantina veía jugar a las chicas de Sarmiento y siempre quería. Mi mamá por ahí era la más dura de convencer, porque yo bailaba árabe y era como un cambio muy guau… Pero le empecé a romper mucho a mi papá para que arme femenino en Ambos Mundos, hasta que lo armó y ahí empecé», recordó la defensora. Y a esta historia le quedan todavía muchos capítulos para escribir.
Por Juani Portiglia
