‘La Pepa’ vivía en la periferia de la ciudad de Córdoba, en el barrio Parque Liceo, junto con su novia Dayana Sánchez. Tenía 27 años y una familia que nunca la dejó de lado. El 7 de marzo de 2010, Daniel Torres, padrastro de Dayana disparó su escopeta cargada de intolerancia y balas. ‘La Pepa’ murió.
Torres fue condenado a 14 años de prisión y los fundamentos de la sentencia hacen referencia a la discriminación por orientación sexual. La defensa de Torres, como detalló Notas, intentó encasillar a Gaitán como agresiva y perversa. La prensa tardó en comunicarlo como un crimen de odio, tratándolo como un homicidio más, argumentando una supuesta pelea que nunca existió.
El caso de ‘Pepa’ convirtió al 7 de de marzo en el Día de la Visibilidad Lésbica, por iniciativa de María Rachid y las agrupaciones La Fulana, Asociación de Travestis, Transexuales y Transgéneros de Argentina (ATTTA) y la Federación Argentina LGBT.
Años después, la situación de Higui, a quien procesaron por homicidio por defenderse de un ataque de odio, volvió a abrir el debate sobre la violencia hacia las lesbianas. En esta oportunidad, a la violencia física se sumó la del Poder Judicial que no quería concederle la legítima defensa. La lucha del movimiento LGBTI logró darle visibilidad al caso y que pudiera esperar su juicio en libertad.
En Junín, Juli Miranda, integrante de un movimiento lésbico que «en la Argentina avanzamos con lay de identidad de género, el matrimonio igualitario y la Educación Sexual Integral (ESI)» pero advirtió que «hace falta que el Estado ponga las herramientas para que esas leyes se lleven a cabo. La ESI se lleva a cabo siempre y cuando los docentes lo trabajen y lo incorporen por lo que demanda una tarea de educar a esos docentes, lo mismo que a quienes trabajan en salud. Poco a poco se avanza. Como dice Susy Shok no queremos ser más esta humanidad, no queremos que nos maten más ni por mujeres, ni por lesbianas, ni por travestis, ni por gays, eso como máximo y desde ahí vamos bajando a no quiero que me echen de mi casa, a que me pongan cara rara cuando digo que soy lesbiana».
«Empezar a cambiar muy lentamente esas cuestiones es un trabajo de todos los días, desde el Estado, en parte, pero la otra parte es nuestra como sociedad y como personas y empezar a romper los mandatos internos para después poder salir al trabajo, a la calle, más empoderadas», dijo a Junin24 Juli Miranda destacando que «el empoderamiento se logra en forma colectiva. Solas no se puede».
Juli también sostuvo que «deseamos que la gente se acerque y milite estas cuestiones. Si seguimos poniéndole el cuerpo al 7 de marzo, y con estas actividades, creo que de a poco este mundo va a ser mejor».
Vía facebook se puede tomar contacto a través de las páginas Las Violetas y Manada Feminista.