¿Quién le va a explicar a Sonia Bellome de qué se trata ser futbolista? No debe haber cancha, potrero, campito en Junín y la región que no guarde un pedacito de su leyenda. Quiso su rodilla, sin embargo, que un día tuviera que parar, con lo difícil que fue y que sigue siendo parar a La Turca. No se pudo alejar del todo y se resignó a ser entrenadora. Se resignó, porque nunca va a dejar de vivir y sentir como jugadora.
Ya nos había dado aviso, hará un mes atrás. «Vuelvo para el Nocturno», dijo al pasar, como queriendo evitar que se generara demasiado expectativa. Tenía que prepararse, volver a probar esa rodilla caprichosa. Subir a la bici, primer. Salir a trotar, después. Hasta que por fin se sintió segura de meter ese pique cortito y diabólico que la caracteriza.
Hace menos de una semana atrás, quiso la lluvia que el regreso de quien para muchos es la mejor futbolista que pisó suelo juninense se postergara un poco más. Pero este jueves, por fin volvió La Turca. Firmó la planilla como entrenadora y también como jugadora suplente. Se puso última de todas, con el número 18, otra vez sin querer armar mucho revuelo.
«La Turca es más jugadora que entrenadora», dijo Jake Silva una vez finalizado el encuentro que, con gol suyo, finalizó empatado 1-1 entre Defensa y Newbery. No le faltórazón, porque mientras llevó puestos los pantalones largos Sonia Bellome no se podía contener. Sabía que iba a llegar su momento, pero tampoco se quería adelantar.
Después que cayera el empate de Las aviadoras, con un golazo de Daiana García, ya no aguantó más. Creeme que volaron a la mierda los pantalones largos, la remera que la identificaba como parte del cuerpo técnico. Y saltó a la cancha.
El que para muchos no habrá sido más que un jueves cualquiera, para nosotros será un día histórico. 16 de enero de 2020: el día que La Turca volvió a jugar un partido oficial.
«Me sentí espectacular, estaba para un rato más. Falta un montón todavía. Pero la sensación más linda es jugar con chicas que vi crecer. Ver las jugadoras que son, es un orgullo», dijo Sonia Bellome una vez que terminó el partido. Dejó, sin embargo, dos gambetas de esas que la hicieron diferente, un par de pases de los que ella y pocas más son capaces de ver y hasta masticó un poquito de bronca por dos pelotas con destino de gol que le tapó Nico López, a quien se encargó de destacar.
Pudo, incluso, volver con gol. Porque casi toda la cancha la pidió para patear el penal que el árbitro sancionó a favor de Defensa en el segundo tiempo. Ella se lo dejó a su delantera Andrea Foti. Porque La Turca no volvió para ser más que nadie. Volvió para darse un gustito. Gustosos los ojos que la ven.
Por Juani Portiglia
