Dónde estaba el kirchnerismo, el peronismo, la izquierda. Dónde estaban los que replicaron las imágenes de prensa desde algún celular, con el aire en dieciocho. Parece que hizo demasiado calor para salir a bancarla con los que no tienen nada.
Dónde estaban los militantes que jugaban a ser mártires solidarios cuando el conflicto quedaba bien lejos de Junín, cuando los palazos por plantarse de verdad los recibían otros. Los que le ponen el pecho siempre y casi nunca aparecen en una lista electoral, ni reciben un puestito en la administración.
A muchos de los que no movieron ni un dedo este martes, en pleno desalojo de los asentamientos ubicados en calle Chile, al costado de la vía, los he mirado a la cara. Los he escuchado decir que desde la política llegaban a cambiar la realidad, que hay que involucrarse. Les creí. Pero hoy no estaban.
Dónde estaban los periodistas que la juegan de revolucionarios y que apenas tienen los huevos suficientes para exponer los errores de ortografía de algún pibito pasante en un medio enemigo. Ni pensar en tomarse el trabajo de enseñarle, mucho menos en recomendarle que gratis no labura nadie. Es más fácil liquidarlo.
Dónde están los detenidos si lo que ahí funcionaba era «un búnker para la venta de drogas y la prostitución». Qué doctrina es la que indica que lo primero es tumbar, tirar abajo, demoler.
Miserables unos, los que gobiernan. Miserables los otros, que a la revolución nada más la vieron pasar en alguna película de culto.
Por Juani Portiglia