Paola, la mamá de Eva, recuperó el teléfono celular que le habían sustraído el sábado por la tarde en el Cementerio Central.
“Ya recuperé el celular. Lo rastree, llegué a la casa donde estaba y lo tengo conmigo”
Pocas cosas pueden contra la fuerza de una mamá, que como en la situación de Paola, vio cómo en segundos no le estaba sacando solamente el celular, con él se llevaban los recuerdos más preciados. Las fotos junto a la hija que ya no está, sus conversaciones vía whatsapp y hasta la última vez que a través de él, se contactó con ella.
Por eso, aun habiendo realizado la denuncia y con la desesperación de perderlo, puso todo, se arriesgó, lo rastreó, llegó hasta el domicilio donde todo indicaba que se encontraba el teléfono y lo recuperó.
A veces, la gente se pregunta por qué, esa tarea que le corresponde a las autoridades policiales y judiciales, la termina resolviendo el ciudadano común. El mismo que recurre a quienes corresponde pero que entre la inacción y la desesperación, hace se arriesgue.
Lo único importante hoy es que Paola recuperó sus recuerdos.