En 2016, Yamila Merlini vivió una experiencia de esas que no se olvidan, de las que disparan imágenes cada vez que se cierran los ojos convocando la aparición de los recuerdos más hermosos. Un momento de esos que le confirmaron que valió la pena empoderarse, seguir su instinto, hacer oídos sordos a la recomendación de los demás. En 2016, Yamila Merlini se convirtió en la única juninense que disputó un Mundial de Fútbol.
Hija de un multicampeón con Independiente de Avellaneda como Sergio Merlini, que le trasmitió la pasión por el Rey de Copas, La Yami armó el bolsito, se despidió de la familia y emprendió vuelo a Glasgow, Escocia, para disputar con la Selección Argentina la Copa del Mundo de Fútbol Calle.
«Yo estaba jugando futsal en AFA, en Unión de Ezpeleta. En su momento me contactó el que era técnico del equipo de fútbol calle y me dijo si me quería sumar. Era algo diferente a lo que estaba haciendo, si bien no tanto, tiene otras técnicas, otra dinámica. Dije sí, por qué no. Tuve que tomar una decisión, porque el técnico de futsal me dijo que las dos cosas no podía hacer. Dije bueno, le voy a dar una oportunidad. Les dije que sí, me pasaron días y horarios para que fuera a probar. Me dijo que si me gustaba y me sentía cómoda íbamos a ver cómo progresaba todo. Fui, me re gustó el ambiente. Me gustó el técnico. Y ahí arranqué«, le contó a Junín24 Fútbol Femenino.
Y agregó: «El homeless tiene la particularidad de que ayudan a la gente que está en calle a salir de esa situación jugando a la pelota. Me re gustó la idea. Ya en ese momento se sabía que iba a tocar viajar porque se hacen los mundiales en diferentes países. Yo la verdad que ni lo pensaba igual. Decía qué me voy a ir yo a jugar un Mundial a Europa. Lo vi como muy lejos».
Pasaron los días y los entrenamientos. Entonces, lo que parecía tan lejano se materializó en un boleto de avión. Había que defender la celeste y blanca en Escocia, una tierra que le guarda un cariño especial a los argentinos desde que un atrevido como Diego Maradona puso de rodillas al gigante colonizador en México.
«Fue una locura, porque nunca pensé que me iba a pasar a mí. Fuimos a jugar a Glasgow. Una locura estar allá, que la gente nos quisiera tanto. Nunca me saqué tantas fotos en mi vida. Eran personas que te decían Argentina, Argentina para pedirte una foto. Me sentía Messi«, recordó Yamila Merlini.
«Nunca me saqué tantas fotos en mi vida. Eran personas que te decían ‘Argentina, Argentina’ para pedirte una foto. Me sentía Messi»
Ya en plena competencia, la juninense aseguró haber sentido la diferencia de preparación con la que habían llegado otros seleccionados. «Las de Chile jugaban muy bien. Brasil, obviamente, te pasaba por arriba. Ya nacen con la pelota en los pies. No se entiende», dijo.
Aquel Mundial de Glasgow coronó campeón a México, que derrotó 5-0 a Kirguistán, mientras que la medalla de bronce se la colgó Chile después de ganarle 2-1 a Escocia. Argentina, sin embargo, no se volvería con las manos vacías. Se adjudicó la Copa de Plata y Yamila Merlino vivió un momento decisivo en ese camino.
«Definíamos contra India. Llegamos los dos equipos peleando. El que perdía quedaba afuera y el que ganaba clasificaba a la Copa de Plata, que fue la que terminamos ganando. El partido terminó 3-3 y fuimos a penales. Uno cada una. Y me mandaron a mí. Pateó India, lo ataja nuestra arquera. Me toca a mí y fue tremendo. Estaba frente a la pelota y no me acordé de nadie ni de nada. Fue una adrenalina impresionante. Estaban mis compañeras gritándome de todo afuera. Pero viví una sensación que nunca me había pasado. Éramos la pelota y yo. Y mirar el arco. Cuando sonó el pitido fue otro mundo. La clavé en el ángulo. Fueron todas las emociones juntas. Me largué a llorar. Me acordé de mi familia, de todos. No tenía noción de lo que había logrado. Después empezás a procesar que le diste la clasificación a tu país. No podía creerlo. Fue una de las mejores sensaciones que tuve en el fútbol».
EL INICIO DEL CAMINO
Claro que nadie juega un Mundial de un día para el otro. Para Yamila Merlini, el contacto con la pelota arrancó de muy chiquita, haciendo de arquera con su hermano. Después, notó que ella también quería patear, gambetear, incluso ir a trabar, eso que tanto miedo le daba su mamá.
«No creo que sea algo que solo viene de familia. Porque tengo a mi prima, con su papá que también jugó al fútbol con mi viejo, y la verdad que a ella no le interesa en lo más mínimo. En los cumpleaños, me iba a jugar con los varones. Directamente me llamaban ellos y yo me sentía re bien. Sé que a muchas chicas no les pasó o no les pasa así, sobre todo con la discriminación que todavía hay. En ese momento, que encima eran otras épocas, para mi fue bastante bueno. No lo sufrí como sé que hay otras chicas que lo sufren«, contó.
Y agregó: «Cuando me tuve que venir a Buenos Aires a vivir, creo que con 11 o 12 años, me fui a probar a fútbol once en Independiente y me gustó. Pero en ese momento como que no le di mucha importancia y lo dejé. Desde ahí que quería hacer algo que tuviera que ver con el fútbol si o si. Esperé un par de años más y a los 16 o 17 ya había empezado con futsal».
Todo fue parte de un proceso, en el que hubo que convencer a la familia de que no había otro deporte, «más de nena», para ella. El haberlo conseguido, es otra de sus mayores satisfacciones. «Les gané por cansancio. Es lo que siempre le dije a mi mamá: es lo que me hace feliz y ya está. Es lo que me llena. Ya cuando me tocó ir a jugar ese Mundial sentí el apoyo de mi papá y de mi mamá. Fue lo que me terminó de dar ese empujón para decir seguí, Yami«.
Y con papá Sergio ya comprometido de lleno con su carrera futbolística, hubo que empezar a lidiar también con los consejos de la experiencia: «Si te tiene que matar, te mata. Real. Me dice no, Yami. Cómo vas a hacer esto. Vos le tenías que haber pegado así… Si vos sabés. Tenés que practicarlo más. Cosas así», contó haciendo gala de sus dotes para la imitación.
DEL FUTSAL AL ONCE
Si bien se confiesa como amante del fútbol once por sobre todas las cosas, Yamila Merlini explicó que en Buenos Aires se le complicaba mucho con los horarios. Especialmente cuando empezó a trabajar. Fue por eso que en un primer momento se inclinó por el futsal, ya que le permitía entrenar de noche.
Pero cuando se empezaron a repensar los esquemas de entrenamiento, cuando se empezó a considerar que si se contemplaban los horarios de quienes trabajaban y estudiaban iban a ser muchas más las jugadoras que se acercaran a la cancha grande, entendió que era su momento. Defendió la camiseta de Excursionistas y de El Porvenir, dos equipos que militan en la Primera División semiprofesional de AFA, y también la de Comunicaciones, uno de los clubes que actualmente compiten con Sarmiento para conquistar uno de los dos ascensos que otorga la Primera B.
«Me quedé hasta noviembre. Tuve algunos problemas con el tema de los representantes y el club. No me devolvieron el pase y por lo tanto sigo siendo jugadora de Comunicaciones«, manifestó. Y confesó que fue una situación que la hizo querer parar por algún tiempo: «Siempre fui de dejar todo por el fútbol. Cuando entrenaba en Excursio llegaba a las 3 de la mañana a mi casa, con eso te digo todo. Pero me quemó muchísimo la cabeza el año pasado. El tema de los representantes, los manejos de los clubes y fue como que dije Yami, pará un poco. El pase no me lo iban a dar hasta marzo y después pasó todo esto. Entonces empecé a jugar la Liga BAFI de futsal, con Villa Heredia. Es un gran grupo humano, muy familiero. Y yo necesitaba eso».
PENSANDO EN VOLVER
Si hay algo que La Yami entiende bien cada vez que vuelve a visitar a la familia, es que en Junín respira un airecito que no encuentra en Avellaneda, que se mezcla con el olor que llega desde la parrilla cuando se reúnen en ese patio con tanto verde. Que muchos días necesita todo eso. Y que así de decidida como fue siempre, está pensando seriamente en volver a buscarlo.
«Casualmente antes que pase todo esto había hablado con mi hermano y le dije que tenía ganas de irme a vivir para allá. Quiero tener una vida más de mi edad. Acá se sufre mucho el laburo, las presiones, el colectivo. La vida en sí. A veces siento que la cabeza se me satura y digo, pará. Tengo 27 años y estoy viviendo una vida que no me gusta para mi edad. Con todo eso estoy. La verdad que lo pienso», dijo.
Claro que si hay retorno, habrá también pelota. Y no le vamos a cobrar nada a los clubes juninenses por el dato: «Al fútbol voy a jugar si o si. Donde sea. Tengo que arrancar porque si no me muero».
Precisamente hablando del fútbol local, se mostró sorprendida por la movida que hay en Junín, con tantos clubes que tienen una estructura de divisiones inferiores que ni siquiera tienen equipos de Primera División que están en Buenos Aires. Además, destacó lo hecho por Sarmiento en la Primera B.
«Se había armado un boca a boca hablando de Sarmiento que yo pensaba mirá si se les diera un poco más de importancia»
«Es buenísimo todo lo que pasa. Y lo que creció Sarmiento, una locura. Me ha pasado acá que me preguntaban por lo bien que le estaba yendo, porque sabían que yo era de allá. Se había generado un boca a boca hablando de Sarmiento que yo pensaba mirá si se les diera un poco más de importancia, de parte de la ciudad«, expresó.
EN PIE DE GUERRA
Más allá de los avances conseguidos el último año, de la creación del primer torneo de fútbol semiprofesional por parte de AFA, Yamila Merlini sigue siendo muy crítica de las condiciones en las que algunos equipos deben trabajar. Lo sufrió en El Porvenir y Excursionistas, donde opinó que las cosas no habían cambiado demasiado hasta que las jugadoras decidieron alzar la voz.
También consideró que el parate por la propagación de la pandemia de coronavirus no podía haber llegado en peor momento, ya que ni siquiera pudo completarse ese primer torneo que contó con futbolistas profesionales, así como el de las dos categorías de ascenso donde los equipos todavía no saben lo que les deparará el futuro.
Por todo eso, cree que es necesario que las jugadoras se mantengan en alerta para no perder terrenos conquistados: «Siento que con el coronavirus se vuelve 300 pasos atrás. Porque se había logrado algo: las pibas se habían hecho ver, estaban en la tele. Ahora es como un borrón y cuenta nueva. No pasó nada, seguimos adelante. Vos mirás la B y decís quién asciende. Porque quién te dicen que no van a terminar dándole el ascenso a Ferro y Argentinos Juniors. ¿Y Sarmiento? ¿Y Comunicaciones? ¿Y qué va a pasar con la Copa Argentina y los equipos que estaban clasificados? Entonces terminás diciendo, hablando mal y pronto, mirá como a las mujeres en el fútbol siempre nos cagan«.
Por Juani Portiglia