2022 comenzó siendo un gran año para Yanela Tracchia, que en el Nocturno y con el correr de los entrenamientos se ganó la confianza de Agustín Lavagnino no solo para integrar el plantel de Primera División AFA de Sarmiento, sino además para iniciar como titular la que fue la tercera temporada del equipo en Primera B. Las grandes experiencias siguieron llegando para ella en Liga Desarrollo, porque con el equipo Sub-16 tuvo la oportunidad de disputar la gran final nacional ante River y en el predio de Ezeiza. Pero aquel 28 de abril, una durísima lesión le cambió los planes. Los objetivos cambiaron por completo, aunque los asumió con el mismo compromiso. Yanela supo desde el primer día post fractura de peroné que debía empezar a trabajar para volver. Y el próximo lunes, cuando tenga lugar el reencuentro del plantel que volverá a buscar cumplir el sueño del ascenso, esa meta estará cumplida.
-¿Qué niveles de ansiedad estás manejando?
-No se cómo calcularlo ya. No aguanto más. Se hizo muy largo. Yo ya hablé con Agustín (Lavagnino). Ya tengo el alta del traumatólogo y el kinesiólogo, así que nada más le tenía que avisar a él para arrancar. Más que eso no hay. El lunes me presento al entrenamiento.
-¿Cómo fue el paso a paso de la rehabilitación?
-En junio yo ya había arrancado kinesiología. Fueron dos semanas y arranqué con bici, ejercicios y banda de cosas, aún estando quebrada. El 28 de diciembre el traumatólogo ya me dio el alta definitiva, que significa que ya puedo correr, hacer mi vida normal digamos. De todos modos seguí con kinesiología porque estuve ocho meses parada y no quiero estar tan pesada cuando vuelva.
-Entiendo lo largo que se hizo, lo que te tuviste que bancar. Pero el hecho de que la vuelta sea justo en una pretemporada tal vez sea mejor incluso que si hubieras vuelto sobre el final del torneo, porque no existe ese nivel de urgencia…
-Yo la verdad quería que me den el alta antes. Estaba ilusionada con poder jugar los últimos partidos o cosas así. Re intensa, jaja. Pero pensándolo en frío es mucho mejor que haya sido ahora, para volver a arrancar en una pretemporada y prepararme bien. Si hubiese vuelto antes me hubiera jugado mucho en la cabeza la presión que yo misma me pongo de haber querido rendir de la misma manera que antes de lesionarme. Cualquier persona sabe que es imposible que te den el alta y estar enseguida en la mejor forma para jugar.
-Si hacés un balance de 2022, ¿empezó siendo tu mejor año y terminó siendo el más difícil?
-Tal cual. En la pretemporada, cuando arrancó Agustín, yo dije joya porque tuve la oportunidad de jugar en AFA que era lo que más quería. No importa en qué categoría. Y terminé diciendo la puta madre, porque al poco tiempo quebrarme fue un garrón. Si me pongo a pensar, 2022 fue un año lindo porque en realidad es el año que debuté en AFA. Pero fue complicado.
-Y lo que pudiste jugar, demostraste estar a la altura de la competencia…
-Eso no lo sé. Yo con formar parte estaba conforme. No me importaba si iba a ser titular, suplente, si ni siquiera iba a entrar. Ya con estar entrenando con ese equipo para mí era un montón. La verdad que haber podido ser titular en algunos partidos fue muchísimo.
-Nos terminamos acostumbrado tanto a que no estés que ahora vas a ser prácticamente un refuerzo, muy esperado porque la pasada temporada el equipo terminó algo corto de delanteras…
-Sí, fue complicado. Ojalá sea una buena vuelta para mí y para el equipo.
-La confianza del DT la ganaste enseguida…
-Para mí Agustín y Diego (Morosini) fueron súper importantes para el equipo. Lograron muchísimas cosas que por ahí eran inesperadas. Personalmente me aportaron un montón. Yo enseguida sentí su confianza y eso me dio mucha confianza a mí. Nos dio desde el Nocturno la oportunidad de demostrar que podemos, que éramos capaces a pesar de ser las más chiquitas. Yo en el Nocturno estaba re cagada porque pensaba juego mal y no me van a llevar para AFA, jaja.
-¿Qué recuerdo tenés del partido con River y el momento de la lesión en Liga Desarrollo?
-Muy poco me acuerdo. Fue un re flash. Yo estaba recontra emocionada por el rival. ¡Era River! Era una re oportunidad para todas, algo hermoso. Era en el predio de AFA. Me acuerdo de los nervios. Y después bueno, pasó lo que pasó. La vuelta fue un bajón. Pero ya pasó.
-Con el correr del tiempo, sabiendo que la recuperación iba a ser larga, ¿sentiste que fuiste perdiendo contacto con el grupo de AFA? ¿Llegaste a sentir como si ya no formaras parte o todo lo contrario?
-Yo, por mi personalidad, no soy de hablar mucho, de mandar un mensaje o hablar en el grupo. Medio que yo misma me alejé. Pero cada vez que iba a la cancha me hacían sentir una más, que siempre estuve. No es que me trataban distinto por no compartir el día día. Verlas era como si nunca me hubiese ido.
-¿Quiénes fueron tus principales apoyos emocionales en tu recuperación?
-A nivel familia, todos. Desde mi hermana, mi novio, todos estaban pendientes de si necesitaba algo, si me dolía. Y en el equipo siempre tuve el mensaje de las chicas. Los que también estuvieron todo el tiempo fueron de la subcomisión de padres de Sarmiento. Juan Bermúdez, José González. Ellos me facilitaron un montón de cosas. Me ayudaron un montón y fue algo re importante para mí y mi familia. El trabajo y el acompañamiento que hubo este año, con las que somos de acá y las que son de afuera, fue muchísimo. Eso se reflejó en el último partido con Banfield, en el que estuvimos todos en la cancha. La organización de ese viaje también fue gracias a la subcomisión de padres.
-¿Esperabas cuando iniciaron los entrenamientos con el equipo que pudiera ser tan competitivo a lo largo del año?
-Yo sí, muchísimo. Teníamos banda de buenas jugadoras, desde las chiquitas hasta las que tienen más experiencia. En los entrenamientos se veía que era un equipo que podía llegar lejos.
-¿Y con qué sensación te volviste del último partido en cancha de Banfield?
-Con una sensación horrible. Me acuerdo y me da bronca. Fue muy injusto. Feo para nosotras, feo para el fútbol. Es lamentable que un deporte tan lindo lo terminen arruinando de esa manera. Me acuerdo y me da bronca, me dan ganas de putear. Fue horrible, sobre todo por el partidazo que se jugaron las chicas, que dejaron todo en la cancha. Una lástima lo que pasó.
-A nivel personal y a nivel de grupo, ¿un nuevo torneo se afronta con deseo de revancha?
-A nivel personal lo tomo como un nuevo comienzo y no como una revancha. Quiero volver a empezar sin pensar en la lesión que tuve, pensando que son cosas del deporte que quieras o no te van a pasar. Creo que a nivel de equipo hay que tomarlo de la misma manera, como un nuevo comienzo y una nueva oportunidad.
-¿Ya te jugaste un picadito?
-¡No! Me da cosa y quiero esperar a volver a los entrenamientos que son mi responsabilidad. En mi casa tengo dos sobrinos que están todo el tiempo con la pelota. Yo como cualquiera que le gusta el fútbol me quiero meter, pero no lo hago porque quiero hacer las cosas bien y esperar a volver.
-Primer once contra once que se arme en el entrenamiento va a ser la gloria…
-¡Sí! Sabés cómo voy a estar, jaja. Eso ya va a ser un montón para mí. Creo que hasta que no haga fútbol no voy a terminar de saber cómo estoy. Físicamente sé que me falta porque fueron ocho meses. Y la confianza creo que la voy a ir recuperando con los entrenamientos y los partidos. Yo no dejé de entrenar, pero ese entrenamiento no es nada que ver al entrenamiento de fútbol.
-La sensación que me queda es que desde el día uno te pusiste el chip del regreso…
-Es que fueron ocho meses en los que yo siempre trabajé pensando en la vuelta. Yo podía estar en el kinesiólogo y dejar de hacer una serie pensando que total faltaba una eternidad para poder volver, pero si yo no hacía una serie tal vez iba a volver peor de lo que voy a volver. Ese pensamiento fue el que me motivó a hacer bien las cosas, a entrenar bien y hacer caso a las recomendaciones.
