La casa donde Ricardo Barreda asesinó a sus hijas, su mujer y su suegra el 15 de noviembre de 1992 está cerrada desde entonces. Pero hoy se abrieron las puertas. Los transeúntes que pasaban frente a la casona de dos plantas ubicada 48 entre 11 y 12, pleno centro de La Plata vieron como con una grúa se retiraban los vehículos que habían quedado en el garage propiedad del femicida.
Según se informó a Cronica.com.ar fue necesario organizar un operativo para que la grúa pueda realizar las maniobras necesarias, claro está que esos autos no funcionan, y contener a los personas que se detenían a ver lo que sucedía en ese domicilio conocido por todos los platenses, que se convertirá en un lugar de ayuda para víctimas de violencia de género.
Un Ford Falcon, color verde y un antiguo DKW, de color blanco, fueron retirados de la propiedad, que si bien no se dio información concreta se supone que serán vendidos en una subasta por la demanda civil realizada por los familiares de las víctimas. Por el estado de los autos solo pueden ser vendidos como chatarra.
La propiedad la estatizó la Legislatura bonaerense. El Ministerio de Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual de la Provincia la propiedad en la que vivió Barreda con su familia fue cedida a la Municipalidad La Plata para convertirse en un centro de atención y prevención para víctimas de violencia de género. Todavía se está en etapa de trámites, según informaron las fuentes consultadas a Cronica.com.ar
«La idea es hacer un espacio tipo de concientizacion y memoria para abordar la problemática», agregó.
Por otro lado hay un reclamo de los herederos, que no se oponen a que sea la casa un ugar de ayuda a las víctimas, pero si que se regularice la situación de ellos con respecto a la herencia.
El cuádruple femicida murió el 25 de mayo del 2020, a los 83 años de un paro cardíaco, en el geriátrico en el que se encontraba internado.
Esa casa, en la que vivía con su familia y tenía su consultorio, quedó tal cual como la dejó después de haber asesinado a escopetazos a su esposa Gladys McDonald, su suegra Elena Arreche, sus hijas Cecilia y Adriana Barreda.
Tras asesinarlas intentó fingir un robo por lo que que hay cosas rotas y desordenadas. Todo quedó paralizado en el tiempo. Cuando recuperó la libertad en 2016 la casa estaba en litigio judicial y él nunca regresó.
Eso si, el frente de la casa durante todos estos años tuvo grafittis, la mayoría de ellos dicen «Asesino». Pero hubo años en que no había la conciemcia que hoy hay sobre la violencia de género, y alguno puso «ídolo».
También hubo un tiempo que circuló por internet una grafica de «San Barreda». Él ntentaba justificar sus crímines diciendo que ellas lo humillaban. Era común en aquella época escuchar en las mesas de cafés de hombres decir que lo que no entendían era que había matado a las hijas, y se reían del asesinato de la suegra.
Los tiempos cambiaron. Y hoy se planifica convertir esa casa donde cuatro mujeres fueron asesinadas, cuando aún no se hablaba de femicidio, en un lugar para la concientización de la violencia de género.