La madre de la nena de 11 años violada por el novio de su abuela denunció que fue presionada, mal informada e intimidada para seguir con la gestación.
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Al principio pensé que me podía hacer cargo de esa bebé. Pero después mi hija me dijo que no, que no quería saber nada y yo me terminé de convencer”, dijo la mujer a medios tucumanos y agregó: “Ella en ningún momento lo quiso. Y yo no quería criar una niña en medio del odio y del desprecio”.
La médica titular del servicio de tocoginecología del Hospital del Este le indicó primero que una ley amparaba la interrupción del embarazo, consecuencia de un abuso. Lo mismo le confirmó la fiscal. Pero en vez de proceder inmediatamente, las mandaron a su casa.
El doctor Gustavo Vigliocco, a cargo del sistema provincial de salud y segundo de la cartera en la provincia le aseguró que su hija corría peligro de muerte y que la única responsable en ese caso iba a ser ella, si firmaba el permiso para la intervención. También le dijeron que tenía que denunciar la violación antes del aborto, algo innecesario según la ley.
Cuando la mujer regresó al hospital a pedir que le practicaran el aborto a su hija le agregaron como requisito dos donantes de sangre. Además, no le recibían la autorización para la intervención.
Además la madre dijo que Vigliocco le comunicó que la nena «estaba llena de coágulos, con la matriz a la altura del abdomen y que podía morir desangrada si le hacían una cirugía«. Según él, la única opción para que «no se muriera era esperar cuatro semanas más en el hospital para que el embarazo fuera de siete meses y una semana”.
«Yo le decía que no quería esperar, y él me contestaba que yo iba a llevar un cargo de conciencia con la muerte de mi hija y de mi nieta», relató.
La mujer dice que Vigliocco también le regaló una tablet a la nena y le propuso adoptar al bebé y ordenó retirar los techos de la vivienda de la familia de la nena para mejorarlos, cosa que nunca ocurrió.
Además contó que el capellán del Hospital del Este intentaba hacerle la señal de la cruz a la pequeña y la interrogaba acerca de si iban a criar al bebé o darlo en adopción.
A pesar de todas las barreras, una pareja de médicos practicó la intervención -finalmente una cesárea por las dilaciones innecesarias- pero la beba murió a las pocas horas y fueron denunciados penalmente por sectores autodenominados «provida».
