Con bellas encuestadoras, con una tablet y con fotos de sus marquillas, las tabacaleras salen a la noche porteña a hacer publicidad indirecta cuando está prohibido desde 2011 toda propaganda o difusión de sus productos en medios masivos de comunicación o espacios públicos. Grandes empresas multinacionales violan la ley.
Un informe de C5N reveló que en boliches se realiza esta práctica prohibida por la Ley Nacional Antitabaco que se reglamentó en 2013. La modalidad es poner una promotora y preguntar qué marca consumen. Las opciones son las más vendidas: Marlboro, Lucky Strike, Philip Morris y Camel.
Massalin Particulares es la licenciataria de Philip Morris y Marlboro. La tabacalera con sede en la localidad bonaerense de Merlo y en la ciudad correntina de Goya fue fundada en 1900 por socios argentinos pero es controlada por Philip Morris International, una empresa estadounidense. En ese país de norteamérica, las publicidades de las fábricas de cigarrillos son obligatorias y costosas pero tienen un objetivo: alertar a la población del mal que pueden sufrir fumando.
British American Tobacco es, como se desprende de su nombre, británica y vende en Argentina las marcas Lucky Strike y Camel. En los ‘90 supieron tener hasta un equipo oficial de Fórmula Uno. Cuando la veda al cigarrillo llegó al automovilismo lo dejaron. La BAT es la dueña de lo que era Nobleza Piccardo, la fábrica que estaba en San Martín. Es otra de las dos grandes empresas que aparecen en la propaganda disfrazada de sondeo en los boliches.
En los ‘60, ‘70 y ‘80, las publicidades de cigarrillos eran moneda corriente en los medios masivos de comunicación y en la vía pública. Se veían a parejas y grupos de amigos sonrientes fumando. Incluso actores y hasta deportistas prestaban su imagen.
En Argentina, no hay datos oficiales pero se estima que uno de cada cuatro adultos fuma. El tabaquismo causa unas 100 muertes por día. El gasto por año en salud pública para tratar enfermedades causadas por el cigarrillo es de 4.300 millones de pesos y la recaudación de impuestos al tabaco es de 3.500 millones. Además de ser nocivo y letal, es deficitario para el erario público
