La lectura que debería hacerse es la siguiente: si la cotización del dólar cae o se deja alcanzar por la banda inferior (que crece a un ritmo del 2% mensual) en teoría eso sería el equivalente a mayor disposición de dólares en el mercado, lo suficiente para habilitar la compra de divisas por parte de la entidad.
La contrapartida de ese movimiento es la siguiente: si compra dólares, debe vender pesos. Con mayor cantidad de pesos en la plaza, la oferta de pesos aumenta, alivia la falta de moneda producto de la acción del BCRA, y, por ende, el precio de ese dinero debería bajar. Es decir, la tasa de interés debería recortar desde sus niveles actuales, en el 59% aproximadamente para las Leliq.
Huelga decir que, hasta ahora, no hay un historial sobre cómo procedió el BCRA en estos casos. Varias veces, cuando el dólar estuvo a punto de llegar en el límite bajo de la “zona de no intervención», una reacción del mercado terminó generando una renovada demanda de divisas.
Si se lo piensa, sería el mejor desenlace: comprar dólares ayuda al BCRA para sostener la cotización y que esto no genere un nuevo atraso cambiario con respecto a la inflación. Si hay más pesos, hay mayores probabilidades de un recorte en las tasas y eso debería ayudar a reactivar la economía, que yace recesiva y con sectores en terapia intensiva como la construcción y la industria.
La baja del riesgo país ocurrida en los últimos días ayuda. De otra forma, incluso con inyección de pesos, el BCRA podría verse obligado a rescatar esos pesos del mercado, lo que volvería más lejana la posibilidad de un recorte en las tasas de interés. El nerviosismo político y los errores no forzados del Gobierno también podrían ponerle mayor resistencia a la baja de tasas.
Según el acuerdo con el FMI, si el dólar se mantiene fuera de la franja inferior de la banda, el BCRA podrá decidir si comprar hasta US $ 150 millones por día, aunque no está obligado a hacerlo. En el momento de la firma, el documento indicaba que “se espera que todas las ventas y compras de divisas se realicen sin esterilizar. Sin embargo, el propio presidente del BCRA, Sandleris, indicó que iba a evaluar la conveniencia de esterilizar las compras de divisas si estas llegasen a ocurrir.
Una especulación rápida llevaría a pensar que al momento de la firma con el FMI, el BCRA ya mantenía en carpeta la posibilidad de que el tipo de cambio se aprecie a niveles por debajo de la banda para adquirir reservas. Esa “estrategia” estaba pensada para ser utilizada como “válvula de escape” que iba a permitir una expansión de la base monetaria. De esta forma, se iba a “suavizar” el sesgo contractivo de la regla estricta de crecimiento del 0% de la base monetaria. La altísima tasa de inflación que registra la economía también le pone puntos suspensivos al ciclo virtuoso.