«Amigo, estoy sin señal y batería, en un rato te llamo». Tal es el último mensaje que salió del teléfono de Facundo Astudillo Castro. Fue enviado en respuesta a los mensajes que le había estado enviando poco antes su amigo Juan, dueño de la cervecería en la que Facundo estuvo trabajando.
El mensaje llegó a las 20.21 del 30 de abril pasado. Después de eso no se supo nunca más de él.
Sin embargo el mensaje genera dudas por la vía en que fue mandado. Juan y Facundo solían comunicarse vía WhatsApp o a través de redes sociales como Instagram o Twitter pero jamás por medio de los ya casi obsoletos mensajes de texto de los celulares.
Por eso los investigadores evalúan que el mensaje podría no haber sido enviado por Astudillo sino por el eventual responsable de su desaparición para desconcertar a los investigadores acerca de la hora de su desaparición.
Tras no recibir el prometido llamado Juan volvió a escribirle al día siguiente a las 13.29, pero para ese entonces Astudillo ya estaba desaparecido y no se sabe nada más de él desde entonces.
Mientras tanto las fuerzas federales de seguridad continúan con los rastrillajes en el distrito de Villarino, en el sur de la provincia de Buenos Aires, luego de que la Policía Bonaerense, algunos de cuyos efectivos están sospechados de estar detrás de la desaparición, fuera apartada de la investigación.
Los operativos son llevados a cabo por efectivos de la Policía Federal Argentina (PFA) de las delegaciones de Bahía Blanca, Mar del Plata, Azul y Dolores, además de personal de la Superintendencia Federal de Bomberos, de la División Canes y de Tecnologías de Información y Comunicaciones, entre otras reparticiones de esa fuerza.
También participan efectivos de la Prefectura Naval Argentina y Gendarmería Nacional.
Astudillo Castro fue visto por última vez el 30 de abril pasado, tras salir de su casa en la localidad de Pedro Luro hacia la ciudad de Bahía Blanca para ir a ver a su novia.
Mientras caminaba por una ruta fue detenido por policías de la subcomisaría de Mayor Buratovich porque estaba violando el aislamiento social, preventivo y obligatorio dispuesto por el coronavirus, a pesar de lo cual -según dijeron- lo dejaron seguir su camino.
Inicialmente se inició una causa por averiguación de paradero ante la Justicia ordinaria hasta que familiares y organizaciones de derechos humanos insistieron en la posible vinculación policial en el hecho, que pasó a ser investigado por la Justicia federal bajo la carátula de desaparición forzada.