El fallecido fiscal Alberto Nisman fue homenajeado, a dos años de su muerte, en un acto en Plaza de Mayo, durante el cual donde sobrevoló la acusación a funcionarios de la administración K de «borrar pruebas», además de apuntar que su muerte, también calificada como «magnicidio», se debió a la denuncia que realizó sobre la entonces presidenta, Cristina Kirchner, según el fiscal Germán Moldes.
«Nisman murió por denunciar a Cristina Elisabet Fernández viuda de Kirchner», sostuvo Moldes, ante la ovación de algunos cientos de personas que se congregaron en el lateral de Plaza de Mayo, sobre la avenida Hipólito Yrigoyen.
Moldes agregó que Nisman, al denunciar a la ex presidenta, tuvo «un acto de coraje y dio la vida» por ello.
En un tono enfático y algo coloquial, distinto al de los anteriores oradores -el escritor Federico Andahazi y Luis Czyzewski (padre de una víctima del atentado a la AMIA)-, Moldes cuestionó el accionar de la fiscal Viviana Fein, y especialmente al ex secretario de Seguridad, Sergio Berni, de quien dijo: «en un gesto monárquico, lo primero que hizo fue llamar a la Presidenta para decirle que se quede tranquila que fue un suicidio».
Asimismo, remarcó la supuesta «complicidad de magistrados que no merecen seguir siendo llamados como tales» y sin dar nombres, apuntó contra «un juez, dos camaristas y un fiscal», quienes están «sumergidos hasta el cuello en la ciénaga de la vergüenza», sugiriendo el nombre mella sobre la procuradora general de la Nación, Alejandra Gils Carbó.
Los presentes ovacionaron los puntos álgidos del discurso de Moldes y chiflaron al momento de la mención de Fein, Berni y la ex presidenta.
«La muerte de Nisman fue un asesinato tramado por el gobierno anterior», dijo a Télam Gladys Romano, una de los autoconvocados, quien explicó que la teoría del asesinato proviene del «sentido común», y agregó, mirando a los presentes: «llamó la atención que no haya jóvenes en el acto: se ve que somos los grandes los que salimos a defender al país».
Del acto también fueron parte funcionarios del Gobierno nacional como la vicepresidente Gabriela Michetti, los ministros de Ambiente, Cultura y Seguridad Sergio Bergman, Pablo Avelluto y Patricia Bullrich; además del secretario de Derechos Humanos Claudio Avruj y el titular del Sistema Federal de Medios Públicos, Hernán Lombardi.
Las hijas de Nisman, Iara y Kala, iniciaron el acto prendiendo una vela seguida de un minuto de silencio en pedido de Justicia por el fiscal fallecido; observadas por su madre, Sandra Arroyo Salgado, y su abuela Sara Garfunkel, también parte del público.
Czyzewski, el primer orador, consideró la muerte de Nisman como un «magnicidio», calificó de «absurdo» el Memorándum con Irán firmado por el gobierno anterior -y que le valió a la ex presidenta y otros funcionarios del gobierno la denuncia del fiscal fallecido- y afirmó: «No condenamos: sólo pedimos que se investigue, porque si así se hace será un mensaje de que en Argentina ningún poderoso está por encima de la ley».
Andahazi por su parte, sostuvo que, el día de la muerte de Nisman, entró a su casa «una banda de criminales dispuestos a borrar pruebas» y sugirió que con el hecho «resucitaron los fantasmas más oscuros del terrorismo de Estado».
El «asesinato» de Nisman, agregó, fue «un crimen de lesa humanidad», porque hubo un Estado que puso en marcha un sistema para matar, ocultar, mentir y sugerir» que el fiscal «algo habrá hecho».
El escritor también dijo: «No venimos a construir un héroe, sino a reclamar la verdad en honor a su memoria, y elevarlo por sobre el barrio en el que quisieron hundirlo».
Pasadas las 19, luego de las palabras de Moldes, se entonó el Himno Nacional y se dio por finalizado el acto; la concurrencia se retiró rápidamente, no sin antes reclamar, por última vez, en conjunto y con palmas, «justicia» por Nisman, en el segundo aniversario de su muerte.