En los próximos días, el Gobierno publicará una resolución que obligará a los comercios a informar de forma discriminada el precio de los productos en un pago y el valor en cuotas. En el Ejecutivo niegan que esta decisión implique ponerle punto final a los planes de pagos sin interés. Pero, en los hechos, habrá diferencias entre abonar la compra de una vez o dividir la operación en dos o más veces.
La Secretaría de Comercio trabaja en los aspectos finales de la norma. Así se lo anticipó el ministro de Producción, Francisco Cabrera, al diario La Nación en el Foro de Davos. «Lo que haremos este mes es transparentar precios», dijo. «Tiene que ver con la confusión que generan las ofertas y los pagos con tarjeta que supuestamente no tienen interés. Vamos a pedirle al comercio que exprese cuál es el precio de contado y el financiado con tarjeta. Cuando se vean los dos, no van a ser iguales, porque uno tiene un interés implícito», explicó.
La distinción que se exigirá será entre el valor del producto en un pago y el valor en dos o más cuotas. Esto es: saldrá lo mismo pagar en efectivo, con tarjeta de débito, con transferencia electrónica o con tarjeta de crédito de una vez.
Lo que no podrán hacer los comercios es discriminar un precio de pago en efectivo de un precio «de lista». Al recibir el dinero, el comerciante se ahorra las comisiones de la tarjeta de débito (1,5%) o de crédito (3%) y evita las retenciones a cuenta de IVA e Ingresos Brutos. Pero también favorece la informalidad.
Sin embargo, lo que para el Gobierno es «transparencia», para el consumidor sería el fin de las cuotas sin interés.
El Gobierno considera que los comercios transfieren el costo de los planes financiados a las operaciones de contado. Es decir, como la tarjeta de crédito le cobra el interés al comerciante, este encarece la lista de precios general. Por ley, las empresas no pueden diferenciar un precio en efectivo de un precio de pago con tarjeta, aunque en los hechos los pequeños comercios incumplen la norma. ¿Cuál es la consecuencia? Según la cartera que conduce Cabrera, precios inflados.
El jueves, el subsecretario de Comercio, Javier Tizado, recibió a dirigentes de la Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME) y les anticipó algunos lineamientos del plan. «Habrá una diferenciación en el precio del producto, discriminando entre qué es de contado y, si es financiado, cómo se financia y a qué tasa», dijo uno de los participantes del encuentro.
Las tarjetas de crédito le cobran a los comercios un interés superior al 40 por ciento anual para financiar las compras de los consumidores. Cuando los negocios venden en pagos sin interés, absorben ese costo o lo trasladan a los precios de lista. Las grandes tiendas tienen más margen para hacerse cargo del costo de financiamiento. A partir de ahora, podría suceder que vendan en cuotas al mismo precio de contado para liquidar stocks abudantes, por ejemplo. Los pequeños comerciantes tienen menos espaldas para hacerse cargo de esos costos.
La suposición oficial, y que comparten los comerciantes, es doble. Por un lado, que la resolución hará que baje el precio del producto que se abona al contado o en un pago. Por otro lado, al explicitar y discriminar los costos del financiamiento, se generaría una competencia entre las tarjetas de crédito para bajar el interés, lo que achataría los precios de los productos financiados.
Esto está por verse: meses atrás, el Gobierno denunció, a través de la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia, a un grupo de bancos dueños de Visa por considerar que hacen abuso de posición dominante. Estas entidades emiten el 80 por ciento de las tarjetas del país.
«Se termina el Ahora 12 sin interés», dijo, terminante, un partícipe de la reunión entre Comercio y la CAME. «No se va a poder decir más que son doce cuotas sin interés porque, en realidad, hay un interés. Esto es lo que quedó claro, que el programa va a continuar, pero con esa diferenciación del precio», sostuvo.
En el Gobierno, en cambio, ratificaron la vigencia de los planes de financiamiento Ahora 12 y Ahora 18 tal como están. Es una cuestión de perspectiva: como para el Ejecutivo el precio en un pago va a bajar, el precio del producto financiado seguirá igual que hasta ahora. Se pagará un interés, pero que, en los hechos, ya se abona.
Los planes Ahora 12 y Ahora 18 subsidian buena parte del costo financiero, que no recae íntegro en los comercios. Fueron de suma importancia para atenuar la caída del consumo en 2016. Según datos oficiales, los programas acumulan desde su lanzamiento, en septiembre de 2014, ventas por 116.000 millones de pesos distribuidos en 50 millones de operaciones. Más de la mitad de las ventas se concretaron el año pasado.
Ahora 12 palió las ventas de los comercios de indumentaria, calzado y marroquinería, mientras que Ahora 18 fue central para el consumo de teléfonos celulares, electrodomésticos de línea blanca, computadoras y tablets, según el Ejecutivo. En estos rubros, «más del 40% de las ventas se hicieron por Ahora 18» en diciembre último.