Benito Fernández volvió a inspirarse en tiempos de pandemia, para crear y confeccionar su propia línea de tapabocas, a la que decidió llamar Máscaras Solidarias.
A diferencia de lo que sucedió con muchos empresarios argentinos, que vieron en la crisis la oportunidad de seguir aumentando sus ingresos a costa de los demás, el diseñador destinó la totalidad de su producción a una finalidad benéfica.
Es que todos los ingresos que deriven de las ventas de los barbijos op irán destinados al Hospital Pedro de Elizalde. La colección de barbijos está hecha con las mismas telas que los vestidos de alta costura de Fernández y las encargadas de hacerlos son las modistas que trabajan desde siempre con él, quienes están en sus casas y tienen allí las telas para realizarlos.
Casi al mismo tiempo que pensó en la colección cápsula, donó 400 prendas de chicos de la colección que desarrolló junto a su hija Marina a Mamis Solidarias, una ONG compuesta por un equipo de gente que trabaja solidariamente por una infancia con más posibildades en Misiones y Buenos Aires.
