El presidente Alberto Fernández encabezó la apertura del 141 período de sesiones ordinarias del Congreso, con un discurso en el que cuestionó la «persecución» de la vicepresidenta Cristina Kirchner y lanzó duras críticas al Poder Judicial. Ante la Asamblea Legislativa y junto a la titular del Senado, el jefe de Estado reclamó a la Justicia que esclarezca su intento de asesinato: «Vuelvo a exigir a la Justicia que profundice la investigación. Les pido que actúen con la misma premura con la que se archivan causas contra jueces y empresarios poderosos».
Además, resaltó que la Justicia «coronó su actuación con una condena en primera instancia a la Vicepresidenta de la Nación, tras simular un juicio en el que no se cuidaron las formas mínimas del debido proceso y se formularon imputaciones que rayan con el absurdo jurídico buscando su inhabilitación política». A escasos metros lo escucharon estoicos y con rostros adustos los jueces de la Corte Suprema Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz.El momento de mayor tensión de la Asamblea Legislativa se produjo cuando el Presidente apuntó al máximo tribunal por la cautelar que favoreció a la Ciudad de Buenos Aires por la coparticipación.
«Soy orgullosamente porteño, pero no puedo ser indiferente al ver las asimetrías que separan a esta maravillosa Ciudad de rincones de la Patria en donde se postergan los sueños de argentinos y argentinas que parecen condenados al olvido. Nosotros no queremos perpetuar tanta injusticia», enfatizó. Sus palabras generaron una ola de aplausos de parte de los legisladores del Frente de Todos y los gritos de rechazo y abucheos de Juntos por el Cambio.
«Es un honor que me insulte diputado (Fernando) Iglesias», ironizó Fernández ante los cuestionamientos que lanzó el legislador del PRO por la Ciudad, quien durante los momentos previos a ese pasaje se había sentado de espaldas al Presidente para no verlo. Según remarcó, «los recursos coparticipables se distribuyen de acuerdo a las formas establecidas por una ley convenio que han firmado cada una de las provincias argentinas y el Estado Nacional».
«La intromisión de la Justicia en la ejecución presupuestaria es definitivamente inadmisible. Excede sus facultades, olvida la regla jurisprudencialmente fijada que reconoce ´cuestiones políticas no judiciables´ y pone en riesgo la lógica redistributiva de la Ley de Coparticipación Federal causando un severo daño al equilibrio de las cuentas públicas», agregó el mandatario nacional.
En otro orden, rechazó las críticas de quienes lo tildaron de «moderado», y sostuvo: «Fui yo el que estuvo al lado de Lula (Da Silva) cuando injustamente lo apresaron, el que estuvo al lado de Evo Morales cuando un golpe de Estado le arrancó el poder, el que está al lado de Cristina cuando es perseguida injustamente y el que reclama y hace todo lo repúblicamente posible para que la Justicia vuelva a abrazar el derecho y deje de servir a factores de poder persiguiendo a quienes representan el pensamiento popular».
«No tuve otro propósito que servir a mi pueblo, nadie podrá atribuirme ningún hecho por el cual me haya enriquecido», subrayó Fernández, que también reconoció «errores» durante estos más de tres años de gestión. Al hablar de economía, el Presidente aseguró que ni él ni su ministro de Economía, Sergio Massa, necesitan al Fondo Monetario Internacional (FMI) «para saber que hay que lograr el equilibrio fiscal».