“Fijate que el de gorra roja te mira todo el tiempo. Yo me bajo en Trenque. Entre nosotras nos cuidamos”. El papel, escrito a mano con una lapicera, fue el modo que encontró una mujer para alertar a una joven cuando viajaban en un micro.
“Siento mucha impotencia, ni siquiera se puede viajar cómoda y tranquila”, dijo Pilar Patek, una joven que vive en la América, ciudad bonaerense perteneciente al partido de Rivadavia, para relatar un inesperado suceso que vivió a bordo de un micro.
En su cuenta de Twitter, la joven narró: “Iba mirando una peli en el micro cuando una chica que estaba sentada atrás mío me pasa un papelito”.
El papel se lo pasó Elina Minghetti, otra joven que viajaba detrás suyo y se dirigía a Trenque Lauquen. Pilar compartió el mensaje en sus redes y en pocas horas la publicación registró miles de interacciones. “Gracias Elina Minghetti por avisarme y poder estar atenta. Entre nosotras nos cuidamos”, indicó.
“Me subí al micro a las 22.50, ya había gente porque comienza el recorrido en General Pico (La Pampa), y subí en América. Yo me dirigía hasta Trenque Lauquen, que es donde actualmente vivo y trabajo. Adelante mío subió Pilar”, contó Elina.
La mujer de 31 años relató que Pilar se sentó delante suyo y enseguida percibió que un hombre, con gorra roja y barbijo oscuro, se daba vuelta constantemente para mirar a la chica.
“Al principio imaginé que la conocía o la quería saludar. Después me di cuenta de que no. Pilar no tenía acompañante y se acostó en las dos butacas. Pensé que estaba dormida, por eso decidí escribirle en un papel, para no despertarla”, agregó Elina.
“Se dio vuelta tras leer la hoja y le dije que no tenía problema en acompañarla, pero me contestó que no, que su bajada era en Pehuajó”, dijo.
“Me quedé hablando con ella porque este hombre no paraba de mirarla. Era constante e incómodo. Cuando el micro que une General Pico con Retiro. En Trenque Lauquen vimos que se bajó. Nos quedamos unos segundos observando dónde iba, pero en la terminal se perdió. Desapareció”, señaló.
“Una vez que se bajó acá le choqué el puño, le dije que no tenía nada que agradecerme. El tema es que somos de pueblos chicos y cuando viajamos a ciudades más grandes nos intranquilizan estas cosas. Yo a Pilar la conocía porque ella es de América y yo vivía ahí. Después me escribió para agradecerme. El hombre de gorra se dio cuenta de que ya lo habíamos detectado y se bajó muy apurado. “Fue un momento de mucha incomodidad y miedo”, agregó.