Las cartas han sido una herramienta de ocio muy popular y tradicional en la sociedad argentina, que se ha mantenido durante muchos siglos y ha experimentado un proceso de cambios y adaptación en la etapa más reciente. Del Tute cabrero o el Poto Sucio al poker; los tipos de juegos han ido respondiendo a las diferentes costumbres y tradiciones de la gente, con las consiguientes transformaciones fruto de los cambios generacionales. Éste último es, precisamente, uno de los mejores ejemplos de cómo una modalidad popular, importada de Estados Unidos, ha ido evolucionando y haciéndose un hueco entre la población, ya no por las reglas, pues se han mantenido en su mayoría, sino por las herramientas utilizadas para su práctica.
La evolución del poker en Argentina remonta a principios del Siglo XX, cuando las importaciones estadounidenses, fruto de las relaciones económicas entre estos dos países, dieron un paso más allá del ámbito comercial. Algunas costumbres del país norteño fueron bajando hacia el sur. Primero pasaron por México, después los países de Centro América, Colombia, Brasil y así hasta llegar a territorio argentino. Una de ellas era el póker, un juego de cartas muy popular en el que los jugadores tienen el objetivo de completar una serie de combinaciones y realizar apuestas en torno a ellas. Sigue así una cultura que llegó a Argentina durante el Siglo XVI, procedente de los españoles que se asentaron en el territorio.
Juego global
La particularidad de los juegos de azar, y del poker en particular, dentro de esa combinación entre suerte y conocimientos; es que llega a todos los estratos sociales. Ese factor explica la buena aceptación que esta modalidad de cartas tuvo entre la población argentina. Grupos de edades muy diferentes, tanto jóvenes como mayores, y pertenecientes a etnias y posiciones económicas distintas, disfrutaron con este tipo de ocio. Su carácter global explica, en buena medida, el porqué este juego ha tenido un éxito tan notable en éste y otros países. Es un modelo que puede reunir, en la misma partida, a cuatro personas de generaciones diferentes, unirlas en torno a una acción y provocar interacciones muy positivas.
La entrada del póker en las salas de casinos fue otro paso importante para su asentamiento como un referente de ocio en el país. El primer salón de juegos fue abierto en 1889, originalmente llamado como Casino de Mar de Plata; con una pequeña ruleta que llamó la atención de locales y visitantes. La oferta fue aumentando, con la instalación de más unidades de este juego y la entrada de otros modelos de ocio ligados al casino, como las famosas máquinas tragaperras, el Bingo o las cartas; donde el Póker competía con el Blackjack por liderar los datos de consumo. Esta batalla tuvo una corta duración, ya que el primero venció con solvencia.
Mundo online
El desarrollo de las cartas en los salones fue creciendo, a medida que la práctica también se consolidó en entornos privados. Los argentinos suelen reunirse para comer carne, beber fernet y jugar al póker. Una tradición que se mantuvo durante las décadas de los sesenta, setenta y ochenta, cuando el paso de la Dictadura al régimen demócratico reforzó esa idea de libertad y tradición que se podía asociar a una costumbre de estas características. Hoy en día, todavía se mantienen las partidas clandestinas que tratan de evitar los controles. El siguiente paso, tres décadas después del cambio político, ha sido el de adaptar el juego a un nuevo entorno digitalizado, en el que los jugadores pueden relacionarse a través de un ordenador o teléfono móvil, pese a que están situados a miles de kilómetros de distancia. Es el póker online y su canal, un casino virtual alojado en un servidor en Internet.
Las ventajas de este formato son evidentes y potencian las posibilidades del póker en el territorio argentino, siguiendo así la tendencia de impulso que se vive en todos los países que han decidido abrazar al juego en línea. Las facilidades de acceso son múltiples y esto facilita que los usuarios tengan a su disposición una partida a la que conectarse, durante las veinticuatro horas del día. El usuario, registrado en una plataforma habilitada para esta actividad, se conecta y decide entrar en partidas sueltas o inscribirse en torneos; en los que también compiten personas de muchos rincones del planeta.
A nivel legislativo, Argentina presenta una particularidad muy especial en cuanto a la regulación del juego online. La competencia recae sobre el Gobierno provincial, cuya decisión predomina sobre la opinión que pueda tener la presidencia del país. Cada vez más provincias han decidido legalizar el juego online y una de ellas es Buenos Aires, que alberga a un tercio de la población del país. La Administración ha establecido un sistema de licencias, que habilita a determinadas compañías de la industria del juego a operar en su territorio. Es una fórmula eficaz, importada de Europa, y que busca garantizar un juego limpio, responsable y transparente por parte de todos los actores.