el otro lado del espejo de la violencia de género están esos otros que nos avergüenzan, los misóginos. Es decir, aquellos que se convierten en los brazos ejecutores de las agresiones contra las mujeres, ya sea en forma de acoso, maltrato físico y psicológico y femicidio.
Los misóginos forman parte de un sistema de valores milenario que fue pasando de generación a generación, y que permeó, como una plaga, a todas las instituciones sociales. El machismo, en definitiva, es algo que se aprende. «Misógino no se nace, se hace», se podría subvertir el dicho de la filósofa y escritora francesa, Simone de Beauvoir, que con su libro El segundo sexoconstituyó una pieza fundamental en la historia del feminismo.
La misoginia se construye en base a un modelo de hombre, que en los últimos tiempos se puso bajo la lupa. El psicólogo Claudio Azia, a cargo del área de Masculinidades de la asociación Grupo de Estudios Sociales, considera que este estereotipo de género tiene su origen en la que denomina el «paradigma del soldado». El especialista lo pone en estos términos: «Los soldados en todos los tiempos de la humanidad debían y deben ser racionales fríos, poco afectuosos; tener capacidad de mando, ser dominadores y capaces de urdir planes y estrategias de supervivencia, valientes, exitosos y competitivos… Este paradigma de hombre y su correspondencia con este modelo de varón militarizado explicaría entonces nuestra mal llamada naturaleza, poniéndonos ante la situación forzosa de identificarnos con ese modelo para gozar así del beneficio de ser considerados como hombres hechos y derechos».
La concientización sobre la violencia machista opera en paralelo con un conjunto de leyes que la condenan. Por ejemplo, para Rico, la incorporación de la figura del feminicidio como agravante a la hora de juzgar a los agresores cambió la realidad sobre la problemática. Sin embargo, advierte, aún quedan algunas deudas como la reglamentación de la ley de patrocinio jurídico gratuito para las víctimas de violencia de género.
Entre otras medidas que buscan combatir la misoginia, la semana pasada se conoció que los diputados nacionales que integran la comisión de Legislación Penal dieron dictamen a un proyecto que pena con multas de hasta 25.000 pesos el acoso sexual callejero al considerarlo como un delito contra la integridad sexual. Este tipo de comportamiento, hasta no hace demasiado tiempo naturalizado con el eufemismo de «piropo», lo sufrieron el 93% de las 1300 encuestadas en 11 provincias por la organización Mujeres de la Matria Latinoamericana (MuMaLá). En la Ciudad de Buenos Aires, en diciembre pasado, la Legislatura aprobó una ley que pena estas conductas con multas de hasta 1000 pesos y hasta diez días de trabajo de utilidad pública.
En definitiva, todas estas acciones interpelan a un modelo de hombre, que no sólo empobrece al género, sino que está cada vez más cuestionado y desnaturalizado. Un estereotipo que está en claras vías de extinción. Aunque, a veces, parezca que su desaparición se torna demasiado lenta.
Para pedir ayuda
Instituto Nacional de las Mujeres
Brinda información, orientación, asesoramiento y contención para las mujeres en situación de violencia de todo el país, los 365 días y las 24 horas de forma gratuita. El teléfono es 144
Ministerio Público Fiscal de la Ciudad
El organismo recibe denuncias las 24 horas. La línea telefónica gratuita es 088-333-FISCAL (47225)
Asociación civil contra toda forma de violencia, abuso y discriminación hacia mujeres y niños. Teléfono: 4982-2550. Correo electrónico:lacasadelencuentro@yahoo.com.ar