La oferta nacional para las paso quedó marcada por la polarización que insinúan las fórmulas de Mauricio Macri y Miguel Pichetto (Juntos por el Cambio) y Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner (Todos), surgidas ambas de jugadas políticas sorpresivas. La tercera opción quedó encarnada por Roberto Lavagna y Juan Manuel Urtubey (Alternativa Federal) y, al final, surgió una polémica por la candidatura de José Luis Espert (Despertar).
El total son ocho las postulaciones, pero las dos que se llevan la atención, las de Macri y los Fernández, surgieron de jugadas políticas arriesgadas. Cristina optó por bajarse a la vice y, en el mismo movimiento, aupó a Alberto, con quien estaba peleada desde que el exjefe de Gabinete pegó el portazo, luego de la derrota del entonces incipiente gobierno de CFK en la pelea por las retenciones, tras lo cual se convirtió en un duro que llegó a decir que el segundo mandato de su ahora compañera de fórmula no tiene nada rescatable.
Macri, por su parte, apeló a un dirigente del peronismo como Miguel Pichetto, a quien poco antes había puesto de ejemplo del dirigente que estuvo con todas las vertientes de esa fuerza, a la que atribuye buena parte de las frustraciones de argentina, en un recordado video que grabó con un periodista de Rosario para la campaña de 2015. «Ellos gobiernan hace 25 años, cambia el presidente pero los de abajo son todos los mismos. Yo lo ejemplifico con Pichetto». Por eso, colocarlo como su vice fue un golpe de efecto que se devolvió iniciativa.
Según la mayoría de los especialistas, se trató de un movimiento en cierto sentido simétrico de ambos, ideado para captar voto «de centro». Un intento coincidente de ampliar la base del electorado identificado más sólidamente con cada fuerza, incorporando dos dirigentes no «puros». Macri dejó de lado el rechazo al peronismo y Cristina le volvió a abrir la puerta a Alberto Fernández, ambos con el mismo objetivo: seducir a los no convencidos, ese amplio sector sin liderazgos estables que suele definir las elecciones argentinas.
Esa dinámica terminó por dinamitar Alternativa Federal, el espacio que habían creado el gobernador cordobés Juan Schiaretti, Pichetto, Urtubey y Sergio Massa, que terminó implosionando: el tigrense terminó con CFK y el mediterráneo refugiado en su provincia y prescindente en lo formal de la pelea grande. De su naufragio surgió Consenso Federal, con Lavagna que terminó por acercarse a Urtubey, con quien construyó una fórmula sin realizar internas, como pretendió desde un principio. Quedaron como representantes de la tercera vía que aspira a subsistir.
Ninguna de las fórmulas pasará por elecciones internas, lo que llevó a Adrián Pérez, el secretario de Asuntos Políticos e Institucionales del Ministerio del Interior, a plantear no solo que las elecciones de agosto son «una encuesta carísima», sino que debería avanzarse para que las primarias solo sean obligatorias en el caso de que haya más de una lista en competencia. De todos modos, admitió que eso solo es posible «con una ley», por lo que no ocurrirá para estas elecciones ya que no existe el consenso.
Pero cuando parecía que esa sería la polémica del cierre de listas, una movida de Pichetto cambió el eje. El senador cerró un pacto con Alberto Assef, que controla UNIR, el sello que usó el liberal José Luis Espert para constituir Despertar, el frente para competir por la presidencia con el periodista Luis Rosales. La jugada favorece en forma casi objetiva al oficialismo, porque lo más probables es que el electorado que opte por Espert sea el mismo que podría votar a Macri, lo que obviamente perjudicaría su perfomance.
Espert reaccionó con dureza: dijo que la maniobra es un intento de «proscripción light» de su figura, tras lo cual ubicó al propio Macri. El economista dijo que más allá del pase de Assef ?quien argumento que lo hizo porque la candidatura de Espert «era funciona al kirchnerismo»- su frente cumple con los requisitos y seguirá adelante. Al cierre de esta nota, se disponía a incribirlo. «La apuesta del gobierno fracasó, hicieron todo lo posible para que Despertar no se presente» y «no pudieron», lanzó.
El resto
En la izquierda del espectro, sobresale la fórmula presidencial que componen los diputados nacionales Nicolás del Caño y Romina Del Plá, porque es parte de un proceso de síntesis que redujo la tradicional atomización de ese sector. La coalición se llama Frente de Izquierda-Unidad y está integrada por el PTS, el PO, Izquierda Socialista (IS) y el Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST), que se sumó recientemente.
Por fuera de ese frente quedó el «Nuevo Más», con Manuela Castañeira y Eduardo Mulhall, que no aceptaron integrarse al resto y presentarán candidatos en todas las categorías.
En el extremo derecho del espectro quedaron otras propuestas. Una es el frente NOS, que postula al veterano de Malvinas, excarapintada y exfuncionario de Aduanas de la actual administración Juan José Gómez Centurión, que está acompañado por Paola Miers, una abogada pro vida de fuerte discurso anti abortista. Miers es la presidenta de Valores para mi País San Juan y se define como «madre de 4 hijos, uno en el cielo. Abogada. Provida, orgullosamente mujer y esposa». El Frente NOS está integrado por los partidos Fuerza Republicana, Acción Chaqueña, Nueva Unión Ciudadana y el Partido Conservador Popular.
El polémica Alejandro Biondini, identificado con posiciones ultra nacionalistas y filo nazis irá acompañado por Enrique Venturino, por el Frente Patriota.