Cacerolas, silbatos, trompetas y carteles ilustraron una manifestación de jubilados y pensionados frente al Congreso Nacional. Pequeña, pero muy ruidosa y con gran adhesión de los vehículos que tocaban bocina en apoyo a las consignas expresadas en sus banderas: «jubilados sin remedios» y «nos matan de hambre, no podemos más» marcaban un claro reclamo. Organizados, aprovechaban los cortes de los semáforos para extender sus banderas y repartir volantes que explicaban que no podían comer, pagar los servicios y medicarse.
La creciente inflación es una constante que no parece detenerse. Desde mayo de 2015 a mayo de este año, los medicamentos se incrementaron un 298% en promedio, con picos de hasta 710% en el caso de algunos remedios utilizados para el tratamiento de enfermedades cardiovasculares. Así lo informó un trabajo sobre la situación de las personas mayores realizado en conjunto por el Centro de Economía Política Argentina (CEPA), el Centro de Estudios Políticos para Personas Mayores (Ceppema) y la Asociación Latinoamericana de Gerontología Comunitaria (ALGEC).
El acceso a la medicación pareció agravarse desde enero de 2017, cuando PAMI suspendió la entrega de medicación crónica de forma gratuita a sus afiliados.Para conseguirlos exigen una serie de requisitos restrictivos que son evaluados por un informe social y la medición de una escala de vulnerabilidad socio-sanitaria. Quienes lo soliciten deberán percibir ingresos inferiores a una jubilación y media mínima, no estar afiliado a una prepaga y no ser propietario de un vehículo con menos de 10 años de antigüedad.
Sin embargo, desde PAMI dicen no entenderlo como una restricción, sino como una medida de «optimización de recursos» en el acceso a quienes la necesiten. Al mismo tiempo, aseguraron que 300 mil afiliados dejaron de percibirla por considerar que tenían “condiciones materiales”. A su vez, resaltaron que en caso del consumo de hasta 4 medicamentos, la renovación será automática y quienes superen esta cantidad, deberán someterse a una auditoría médica en la agencia.
«Hoy estamos abandonados y condenados a muerte. Teníamos la cobertura del 100 por ciento de medicamentos indispensables, ahora solo el 60, varios no los cubre y tenemos que pagar en farmacias drogas que superan hasta los 5 mil pesos», aseguró Eduardo Valentino, integrante de la Mesa de Trabajo de Jubilados y Pensionados. A su vez advirtió que desde hace dos años, los turnos y las prótesis tienen un plazo de espera de 90 días, sumado a los faltantes de medicamentos oncológicos, que en algunos casos fueron reemplazados por drogas de menor calidad.
Laura Jury cuida a su papá, quien debió someterse a una segunda cirugía, luego de que le dispararan en una entradera en su casa en Canning. «Lo volvieron a operar porque se le rompió la prótesis. El médico había pedido a PAMI una prótesis importada, le pusieron una nacional, pero recién me enteré cuando se rompió». La espera de la segunda prótesis tardó 4 meses y como consecuencia su padre volvió a quedar postrado. “Si no hubiéramos conseguido un contacto de alguien que trabaja ahí mi papá hubiera quedado paralítico y tan deprimido como estuvo estos meses”, sostuvo mientras se agarraba la cabeza.
La Defensoría de la Tercera Edad reveló que la canasta básica de los adultos mayores asciende a 30.500 pesos y que los segmentos más significativos son alimentación, vivienda y salud. Sin embargo, el 75 por ciento no logra satisfacer sus necesidades primarias. Eugenio Semino, Defensor de la Tercera Edad y presidente la Sociedad Iberoamericana de Gerontología (SIG), sentenció: «Hay muchos medicamentos e insumos indispensables que no tienen ningún tipo de descuento que tuvieron incrementos de hasta 150 por ciento en un año y el consumo promedio es entre 4 y 8 medicamentos».
Al mismo tiempo, la médica María Teresa Belcev señaló que la calidad de vida de los adultos mayores se degradó en los últimos tres años y que los pacientes solicitan muestras gratis para poder tener acceso a la medicación. «Esta política económica constituye un atentado contra la ancianidad, los llevó al incumplimiento de los tratamientos y a una deficiencia alimentaria que ocasionan nuevas patologías o agudizan las existentes y hasta pueden derivar en la muerte»,advirtió.
Otro fuerte impacto en el empobrecimiento de los haberes jubilatorios fue la Reforma Previsional impulsada por el Gobierno a fines de 2017 que generó un cambio de fórmula y una consecuente pérdida de la capacidad adquisitiva, lo que ocasionó una caída de casi 20 puntos durante el año pasado. El informe económico indicó una mayor pérdida significativa desde marzo de 2015, cuando la mínima representaba 387 dólares, en contraste a los 195 en marzo de este año. La jubilación mínima representará 11.528 pesos a partir de este mes.
Un punto indispensable a destacar es que la gran cantidad de adultos mayores que no estaban en condiciones de autoabastecerse, podían contar con personas del grupo familiar que estaban en actividad para colaborar con su supervivencia. Es sabido que durante la gestión actual se han perdido una gran cantidad de puestos de trabajo (oficialmente la desocupación llegó a los dos dígitos, sólo teniendo en cuenta la pérdida de empleos formales) y quienes aún los mantienen, han disminuido sus ingresos.
Un fenómeno demográfico es que si bien la expectativa de vida aumentó, las mujeres tienen su primer hijo más tardíamente y el promedio de partos disminuyó. Esto implica que las personas viven más tiempo, tienen menos cantidad de hijos y a edades más tardías, lo que se traduce en hijos adultos mayores a cargo del cuidado de sus padres también mayores.
María Rosa Reinoso, presidenta del Colegio de Farmacéuticos de la Provincia de Buenos Aires, ilustró: «Nunca habían caído tanto las ventas, solo en mayo bajaron casi el 12 por ciento y pensamos que empeorará». Al mismo tiempo advirtió que no solo la variable de aumento de precios impactó negativamente en el consumo de medicamentos, sino que la pérdida de trabajo y las bajas de afiliados a las prepagas agudizaron la situación. «Se te parte el alma al ver a gente que si no es por un medicamento fiado no se puede curar, notamos una gran desesperación de los adultos mayores, muchos los toman día por medio para que les dure más o parten las pastillas, es peligroso», se lamentó Reinoso.
Un proyecto como paliativo
La diputada por Unidad Ciudadana, Luana Volnovich, presentó un proyecto de Precios Cuidados de los medicamentos más utilizados por adultos mayores para que el Estado planteé una política de control de precios y así poder detener la pérdida económica producto de la reforma previsional y la inflación. Reconoce que si bien este proyecto no resuelve el problema que sufre la tercera edad, intenta poner un «paño frío» hasta que se supere esta crisis que atenta con especial ferocidad a los sectores más vulnerables, como los adultos mayores.
«La única propuesta del Gobierno nacional para los jubilados es endeudarse con los créditos para pagar medicamentos, alimentos y servicios descontrolados. Hoy, la Anses se transformó en una financiera y utilizan la desgracia ajena para hacer campaña sacando créditos, como ocurrió en 2017, pero con la diferencia que los jubilados ya no pueden más. Su situación es dramática, es una muerte por goteo», sentenció Volnovich.